Unas 800 obras de decenas de genuinos representantes de la plástica cubana cubren las instalaciones y las galerías del museo en el Complejo de Topes de Collantes.
El coleccionismo institucional de artes plásticas recibe un impulso importante por parte del Grupo de Turismo Gaviota en el complejo de Topes de Collantes, donde 800 obras de decenas de genuinos representantes cubanos de esta manifestación cubren sus instalaciones y las galerías de su museo.
En las palabras al catálogo del Museo de Arte Cubano Contemporáneo (MACC), el licenciado Ibraín Pilar Zada resalta “el pluralismo de estilos que convergen en varias generaciones en los 80”, lo que convierte la muestra, expandida en una gran extensión de bosques y paisajes exuberantes, en uno de los mayores y más variados coleccionismos de su tipo en Cuba.
Esto se logra en virtud de un proyecto de ambientación realizado conjuntamente con el Fondo Cubano de Bienes Culturales, que involucra a una cantidad significativa de los artistas más relevantes del momento, como afirma el colega Jorge Rivas acerca del acontecimiento.
Sobre los orígenes, explica que por iniciativa de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, 64 de estas obras permitieron crear el pequeño museo donde se exhiben piezas medulares -que ni el propio Museo Nacional posee- de los más prestigiosos artistas de la época, en el Complejo de Turismo Topes de Collantes.
Entre los representados sobresalen Tomás Sánchez, Flora Fong, Nelson Domínguez, Pedro Pablo Oliva, Ernesto García Peña, Eduardo Roca, Moisés Finalé, Ever Fonseca, Zaida del Río, Gilberto Frómeta, Manuel Mendive, Rubén Torres Llorca, Antonio Eligio Tonel, Ricardo Rodríguez Brey, Glexis Novoa, Carlos Cárdenas, Flavio Garciandía, Consuelo Castañeda, Eduardo Rubén, Raúl Santos Serpa, Rubén Rodríguez y muchos más.
Al respecto, Ibraín Pilar Zada destaca que “constatamos la presencia de más de 800 obras de unos 130 artistas entre óleos, murales, esculturas, instalaciones, grabados; y aseguramos que ninguna otra institución cuenta con una colección tan completa de serigrafías impresas en el Taller René Portocarrero en los años 80”.
Como parte de las montañas de Guamuhaya, sus obras posibilitan el disfrute a campesinos con ilustración y a profesionales y técnicos vinculados a esta acogedora geografía, a jóvenes estudiantes y a niños y ancianos, a visitantes nacionales o a turistas extranjeros, pues el arte enriquece aunque solo sea con su presencia.
El edificio que acoge el MACC se construyó en 1943 por orden del entonces senador y magnate Alfredo Hornedo Suárez, quien poseía en Topes de Collantes una finca de 12 caballerías, aprovechando sus estrechos vínculos con el dictador Fulgencio Batista, impulsor desde 1936 de la construcción del Sanatorio Antituberculoso de Topes de Collantes, que le aportaría dividendos económicos y beneficios políticos.
El licenciado Ibraín Pilar Zada califica en el catálogo como ideal la posibilidad de un lugar con esculturas de mármol blanco de Carrara -como ninfas representando las estaciones del año- junto con el espacio que se adaptaría para la exhibición del arte.
En la década de los ochentas se iniciaron los trabajos de rediseño del inmueble y se dieron los primeros pasos en 1998 con la conservación de la cubierta para impedir que continuara el deterioro, hasta el inicio de la restauración en septiembre de 2004, al costo de más de 154 mil CUC y 783 CUP, para un total 784 mil unidades en ambas monedas. Mediante Eliover Cruz Pentón, jefe del Grupo Museos en Topes, se supo que el MACC se concibió con dos niveles y seis salas para exposiciones permanentes, una para transitorias, instalación gastronómica, áreas administrativas –incluidas salas protocolar y de restauración y montaje-, almacén, audio centralizado, terraza para servicios generales y proyectos de extensión comunitaria.
Simultáneamente con la reconstrucción del inmueble comenzó la selección de las obras a exponer, en lo que intervino el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología, cuyo grupo de especialistas emitió sus dictámenes y restauró 28 lienzos y 32 técnicas mixtas, para un total de 60 obras.
El diseño museográfico y la colocación de todas ellas en los espacios correspondientes estuvo a cargo de especialistas del Consejo Provincial de Artes Plásticas de Sancti Spíritus, mediante una concepción correspondiente con la contemporaneidad, la representatividad y la importancia de los artistas.
Como refleja Ibraín Pilar Zada en las palabras del catálogo, al atractivo para el disfrute turístico en el sur de Sancti Spíritus, con playa, el centro histórico trinitario -declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad- y montañas, se añadió en su momento la posibilidad de apreciar el “arte de altura en las alturas”.
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