El presidente ruso, Vladimir Putin, instó a su par norteamericano, Barack Obama, a ejercer su influencia para evitar el uso de la fuerza y el derramamiento de sangre en Ucrania.
Tras el vencimiento del ultimátum de Kiev para que los activistas sublevados en el este del país en demanda de la federalización depongan su actitud, el líder ruso advirtió este lunes en diálogo telefónico a Obama sobre el baño de sangre que pueden provocar los golpistas que cuentan con su venia.
Concluido el plazo establecido por el mandatario de facto, Alexánder Turchinóv, las milicias populares mantienen bloqueado el paso de agrupaciones gubernamentales en la ciudad de Slavyansk, región de Donetsk, mientras se preparan ante un eventual ataque de tropas especiales y fascistas.
De acuerdo con informativos, fueron cerrados con barricadas los tres accesos principales a la urbe desde Járkov, la carretera Donetsk-Kramatorsk y en dirección a la localidad de Artemov.
Tenemos información de que en las próximas horas, presumiblemente en la noche, llegarán combatientes de las agrupaciones especiales Jaguar con la tarea de desalojarnos del edificio, declaró a la agencia Ria Novosti, uno de los activistas sin identificarse.
Propuso Turchínov hoy al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, internacionalizar la represión contra manifestantes antigolpistas del este ucraniano a quienes calificó de «terroristas».
Durante una plática telefónica, esgrimió el pretexto del terrorismo para invitar a Ban a enviar fuerzas pacificadoras para intervenir conjuntamente con tropas enviadas a esa zona en la que resaltan destacamentos del bloque neonazi Sector Derecho.
Impuesto también como titular de la Suprema Rada (Parlamento), el mandatario interino de facto acusó a Rusia de invadir con destacamentos especiales como justificación de la operación represiva especial en gran escala ordenada hoy en un decreto.
Justificó Turchínov la posible presencia de fuerzas de paz de la ONU con el argumento de que así la comunidad internacional podrá atestiguar la legalidad de las acciones de los policías y militares de Ucrania durante lo que denominó operación antiterrorista.
Al opinar sobre esta iniciativa, el profesor del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, Yuri Maleev, descartó que progrese debido a la facultad de veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, única estructura de ese foro multilateral facultada para autorizar tales acciones.
En Washington, fue confirmada hoy la visita secreta realizada a Kiev por el jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), John Brennan, quien se entrevistó el fin de semana con Turchínov poco antes de que el presidente golpista lanzara su ultimátum.
Sin embargo, en Donetsk, Jarkov y Lugansk prevalece esta noche el clima de protestas públicas y la toma de edificios gubernamentales por rusoparlantes organizados en autodefensas al estilo de Maidán (epicentro de las movilizaciones que derrocaron a Yanukóvich).
Moradores de esas regiones proclamadas «repúblicas populares» demandan un referendo sobre la federalización del país, el estatus del idioma ruso como cooficial, mayores competencias económicas para estos territorios y una amnistía para los presos acusados de «separatismo».
El canciller ruso, Serguei Lavrov, por su parte, calificó de muy peligrosa la decisión de Kiev de recurrir a la fuerza contra los manifestantes.
Durante una conversación telefónica con su par francés, Laurent Fabius, el jefe de la diplomacia del Kremlin refutó de manera rotunda las intenciones de Estados Unidos y algunos de sus aliados europeos de culpar a Rusia por las protestas en el sureste de Ucrania.
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