La institución espirituana, fundada en 1984, promueve el conocimiento sobre nuestro patrimonio natural
Ruidos propios de labores constructivas, estantería movida de lugar, vestigios de pintura fresca, arena aún en las alfombras y objetos cubiertos con mantas, entre los que se encuentran ejemplares del cocodrilo cubano y una cabeza de alce, despiertan la curiosidad de muchos espirituanos que transitan diariamente por el Museo de Historia Natural y se detienen a contemplar la obra.
La institución radica en una casona colonial de más de 200 años de existencia que todavía sorprende por su majestuosidad y posee valor uno dentro del Centro Histórico urbano de Sancti Spíritus. Declarada museo en el año 1984, recibe desde hace varios meses los beneficios de una remodelación capital.
Las labores habían comenzado antes de que se celebrara el aniversario 500 de la villa del Yayabo, pero el deterioro del inmueble y el atraso de algunos materiales de construcción impidieron que estuviera listo para el 4 de junio.
“El museo lleva más de un año cerrado, presentaba derrumbe en el techo de uno de los salones y otro peligraba también —manifiesta Arián Dartayet Muñoz, especialista en Conservación del centro—. La remodelación capital a la que se somete actualmente ha incluido la reparación de las cubiertas, el saneamiento de paredes, repello en las zonas dañadas, reposición de vitrales, pintura de las áreas exteriores, rejas y también áreas interiores como salones técnicos, generales y almacén”.
Aunque según Larissa Morell Méndez, directora del centro, falta mucho por realizar, los trabajadores y especialistas pretenden reabrir las puertas el próximo 20 de octubre, fecha en que la institución cumple 30 años de fundada.
Las colecciones, que hacen del museo espirituano uno de los cuatro de su tipo que existen en el país, incluyen más de 400 especies de aves, reptiles y mamíferos, además de fósiles, rocas y minerales.
Estos fondos se enriquecerán con la llegada de un tiburón gata y un apache en calidad de préstamo y un oso hormiguero, una nutria, un alce y un ñandú en calidad de donación por parte del Museo Nacional de Historia Natural de La Habana.
Otra de las novedades será la reapertura al público del planetario, uno de los dos que actualmente funcionan en Cuba. “El planetario no se remozaba desde su fundación. Le retiramos las paredes exteriores, pintamos la cúpula central, se arregló la máquina, se cambiaron las sillas que se encontraban en mal estado y ahora solo nos queda pintar la línea que marca el horizonte espirituano”, precisa Dartayet Muñoz.
Una vez reabierto, el centro atraerá a los visitantes con la exhibición de un nuevo guion museológico. Yaritza Cogle Palacios, especialista en Fondo e Inventario, comenta que se pensó en un diseño más funcional, tanto de día como de noche, de ahí que se les incorporaran luminarias a las vitrinas y cambiara la parte visual de la primera sala al introducírsele diferentes gigantografías relacionadas con las rocas, los minerales y los fósiles.
La instalación espirituana ofrecerá diferentes servicios como las conferencias del planetario, visitas dirigidas y especializadas, y actividades fijas del mes, en tanto contribuirá con la realización de tareas extraclase de los estudiantes, con lo cual dará cumplimiento a sus objetivos científicos y metodológicos.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.