Al finalizar el 2013, la Refinería Sergio Soto, aportó casi 15 000 toneladas de asfalto para la Zona Especial de Desarrollo del Mariel (ZEDM).
Desde Cabaiguán, al centro de Cuba, la refinería Sergio Soto hace su aporte a la Zona Especial de Desarrollo del Mariel (ZEDM) al producir líquido asfáltico AC-30 para la pavimentación de los viales del proyecto, que incluye la más moderna terminal de contenedores del Caribe y significa una apertura económica para toda Latinoamérica.
En el 2013 obtuvimos casi 15 mil toneladas (t) de asfalto para la ZEDM y este año tenemos un volumen grande de crudo proveniente de Matanzas para continuar tributando al megapuerto, pues los estándares de calidad permitieron que sea nuestro producto el preferido para esos trabajos”, comentó Odonis Padilla García, director de Operaciones en la entidad.
Única en el país que refina solo petróleo nacional, la planta cabaiguanense fabrica un promedio anual de unas 1000 t de aceite dieléctrico y provee con él a los transformadores de hasta 13,8 kV existentes en la Isla. Elaborar el mencionado lubricante en predios de la Sergio Soto supone un costo de 950 CUC, precio muy por debajo de la cotización en el mercado internacional.
Sin embargo, ni tecnologías, andamiajes industriales, resultados o bondades del “oro negro” se completan sin las manos trabajadoras que descreen los límites de maquinarias obsoletas o carencias materiales. La fuerza laboral de la refinería compone sus éxitos en cada jornada y hacia su interior late un sindicato activo.
Motivaciones agregadas
Por estos días los aires en la instalación batieron más que los olores típicos. Hasta allí llegó la bandera del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba para señorear en la altura por 24 horas. Cinco fueron los centros seleccionados en el municipio para el recorrido de la enseña, pero la factoría procesadora de crudo resultó anfitriona por un tiempo mayor con respecto a las demás instituciones.
“Fue un gesto honroso por los logros del colectivo, una motivación agregada en esta etapa de Congreso”, afirmó Yaumary Hernández Hernández, analista de producción. La también delegada al magno encuentro como representante de los trabajadores del sector, agregó:
“Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos como segmento determinante de la economía nacional. Enfocamos los esfuerzos a garantizar la sustitución de importaciones y el apoyo a las obras del Mariel. A la gran cita del movimiento obrero llevo inquietudes relacionadas, entre otras, con la ínfima durabilidad de los medios de protección que nos llegan, el funcionamiento sindical y las insatisfacciones salariales”.
La prolongada estadía del estandarte proletario convirtió el reconocimiento en compromiso para una industria que pretende refinar 48 mil t de petróleo durante el año en curso, igual planificación a la del 2013 que sobrecumplieron los cabaiguanenses en ese período. Diésel, fueloil y gasolina devienen producciones tradicionales de la fábrica, así como el sigatoka proveniente de la planta de aceites básicos y empleado en la elaboración del pesticida para contrarrestar la plaga con el mismo nombre que ataca a los sembrados de plátano.
La diversificación productiva y los resultados palpables no solo descansan en el amplio espectro de un combustible que mueve al mundo, sino en el sacrificio común de hombres y mujeres conscientes de que el camino todavía es largo. Así, tienen definido los puntos vulnerables al robo e ilegalidades para aplicar estrategias de contención en pos de preservar los bienes del Estado y los suyos propios.
Manos “todopoderosas”
Constante modernización demandan las infraestructuras encargadas de procesar un recurso que ya ha sido motivo de guerras en el orbe. Las posibilidades reales de Cuba impiden cierta periodicidad en la renovación industrial, sin embargo, quienes están a pie de obra hacen verdadera magia para mantener el funcionamiento del engranaje; pocas problemáticas se resisten a la inventiva.
“La búsqueda de soluciones nos ha permitido adaptar a una empresa obsoleta como esta a condiciones de trabajo más actuales. Antes, toda acción aquí dentro se hacía manualmente; ahora contamos con el autómata, un sistema elaborado por los innovadores para operar desde una sala de control. También los aniristas neutralizamos un mal por el que estuvo penalizada la industria: la excesiva contaminación del ambiente. Implementamos la quema de gases llevándolos a un horno con vapor, para ello creamos los aditamentos pertinentes. Desde entonces, el pueblo de Cabaiguán dejó de sufrir los embates de los olores desagradables y otros daños provocados por la degradación ambiental”, comentó Reinaldo Pridas, innovador que mereció el Sello Conmemorativo 8 de Octubre, distinción otorgada solo dos veces en la historia del centro.
Reducir a límites permisibles la emisión de sustancias como el sulfuro de hidrógeno y otros hidrocarburos fue, sin duda, uno de los mayores productos del ingenio; no obstante, el alcance de las soluciones cabaiguanenses ha llegado a otras refinerías del país, como las de La Habana y Santiago de Cuba.
El director técnico de la industria reconoció que la iniciativa proletaria solidifica el funcionamiento de la fábrica e informó a Trabajadores acerca del presupuesto destinado en el 2014 a reforzar “la tecnología del petróleo”:
“Hemos proyectado este año una inversión de 2.2 millones de pesos para la reparación capital de las plantas de aceites básicos y destilación atmosférica, y al vacío. Con este mantenimiento buscamos garantía operacional, extender la vida útil del equipamiento, obtener mayor rendimiento y, consecuentemente, altos niveles de eficiencia”.
Aunque no tiene grandes extensiones, si la comparamos con sus homólogas diseminadas por el mundo, el quehacer en la refinería Sergio Soto ahorra millones a la Isla. La mayor de sus ventajas radica en las manos que promueven su evolución a pesar de las “amenazas” de una maquinaria ya gastada por el tiempo.
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