Robert F. Kennedy, hijo de Robert F. (Bobby) expresó que el bloqueo es un descrédito para la política exterior estadounidense, no solo en América Latina, sino también en Europa y otras regiones
Robert F. Kennedy, hijo de Robert F. (Bobby) Kennedy y sobrino del presidente estadounidense John F. Kennedy (1961-1963), calificó el bloqueo a Cuba como un “fracaso monumental”.
En una columna de opinión divulgada por la Agencia IPS, este abogado de amplia trayectoria y miembro de una de las dinastías más influyentes en la sociedad política de EE.UU., incluso advierte: “Tenemos tanto que aprender de Cuba”.
En su artículo, considera que «parece una tontería que Estados Unidos mantenga una política exterior mediante la repetición de una estrategia que demostró ser un fracaso monumental durante seis décadas. La definición de la locura es la repetición de una misma acción una y otra vez a la espera de resultados diferentes. En este sentido, el embargo es una locura».
Según Kennedy, «a pesar de su pobreza, Cuba consiguió algunos logros impresionantes», y citó el índice de alfabetización más alto de cualquier país del hemisferio, que los cubanos gozan de acceso universal a la atención sanitaria y que la isla posee más médicos por habitante que los demás países del continente americano.
De los galenos cubanos, dijo, tienen «una formación médica de alta calidad».
Más adelante escribió que está claro que el bloqueo «castiga injustamente a los cubanos de a pie. Este impide el desarrollo económico al hacer que prácticamente todos los productos básicos y toda clase de equipos sean astronómicamente caros y difíciles de obtener».
«Quizás el mejor argumento a favor de levantar el embargo sea que no funciona. Nuestro embargo de más de 60 años contra Cuba es el más longevo en la historia», opinó.
A su juicio el bloqueo es un descrédito para la política exterior estadounidense, no solo en América Latina, sino también en Europa y otras regiones, y recordó la votación que durante más de 20 años ha tenido lugar en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en rechazo a esa política hostil.
En su columna, sin embargo, no deja de seguir la misma retórica de repetir que Cuba es una dictadura y que en la isla se violan los derechos humanos, una mentira que se ha refutado en más de una oportunidad por el gobierno y el pueblo cubanos.
Como explicó el presidente cubano Raúl Castro en la sesión de clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, hace solo unos días, «entre los gobiernos de los Estados Unidos y Cuba hay profundas diferencias que incluyen, entre otras, distintas concepciones sobre el ejercicio de la soberanía nacional, la democracia, los modelos políticos y las relaciones internacionales».
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.