Rusia considera que el lenguaje de sanciones es contraproducente y tendrá un efecto boomerang sobre EE.UU.
Rusia prohibió este jueves la entrada a funcionarios y congresistas estadounidenses, a semejanza del instrumento coercitivo empleado por Washington para castigar la postura irrevocable de reconocer los derechos de Crimea a la libre autodeterminación.
Cada invectiva hostil tendrá respuesta adecuada, advirtió el Ministerio de Asuntos Exteriores al divulgar una lista de unos nueve senadores y consejeros norteamericanos, a quienes negarán el visado, entre otras posibles medidas, aún no reveladas.
Indicó la cancillería que ese lenguaje de sanciones para hablar con Rusia es contraproducente e inadecuado, y tendrá un efecto boomerang sobre Estados Unidos.
Vamos a responder de forma adecuada a todas las acciones inamistosas y hostiles, advirtió el Ministerio.
La respuesta tuvo que ver con una nueva publicación de unos 20 funcionarios rusos sancionados por la Casa Blanca, con la aprobación del presidente Barack Obama, además de otros siete mencionados con anterioridad.
En una atmósfera de confrontación verbal entre Moscú y Washington por la decisión de reunificación a Rusia de Crimea y Sebastopol, el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, llamó este jueves al jefe del Pentágono, Chuck Hagel, a no subir el tono de las tensiones.
Instó en una conversación telefónica a su par norteamericano evaluar con objetividad la actividad militar de Rusia en las regiones próximas a las fronteras ucranianas.
Moscú permitió de nuevo este jueves la presencia de militares ucranianos para hacer observaciones a cielo abierto desde la base de aviación en Kúbinka, en el distrito occidental.
Desde Kiev, al mismo tiempo, el Parlamento adoptó una declaración que califica de territorios ocupados a Crimea y a la ciudad de Sebastopol, que pasaron a formar parte esta semana de la Federación de Rusia tras la rúbrica de un acuerdo de adhesión.
Las autoridades ucranianas confirmaron la salida de ese país de la Comunidad de Estados Independientes, un proceso que llevará al menos un año para oficializarse.
Crimea y la escalada de tensiones entre Rusia y Ucrania centraron también las pláticas celebradas este jueves en Moscú por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon; y el presidente Vladimir Putin.
En un último contacto con la prensa, Ban afirmó que el diálogo con Putin en el Kremlin fue constructivo y fructífero. Dijo admitir que el viaje a Rusia en esta ocasión se diferenció de los anteriores, debido a las dificultades relacionadas con la crisis.
De cualquier manera, mostró satisfacción por la conversación con Putin acerca de las posibilidades de un trabajo conjunto en aras de distender la situación.
Consideró en ese sentido necesario un diálogo entre Moscú y Kiev, y mencionó la necesidad de defender los derechos de las minorías en Ucrania, tema abordado por el canciller ruso, Serguei Lavrov, vinculado a las violaciones de los derechos de los ciudadanos ruso-parlantes en las regiones del este y sur de ese país.
Al final, aseguró que el mandatario ruso es y será un socio importante de la ONU y reconocido líder internacional.
La Duma rusa (Cámara baja) ratificó este jueves casi por unanimidad (solo un voto en contra) el acuerdo de adhesión de Crimea y Sebastopol a la Federación, así como las leyes y normativas que sustentan el proceso de integración de esos territorios. El paquete de documentos pasó a examen y aprobación del Consejo de la Federación (Senado).
En represalia, el gobierno del primer ministro interino de Ucrania, Arseni Yatseniuk, anunció que evaluarían todas las posibilidades para implantar un régimen de visado con Rusia, una medida que afectaría en primer término a los ucranianos que viajan con regularidad en busca de trabajo.
De acuerdo con medios de difusión locales, no existe un consenso dentro del equipo de Yatseniuk ante la iniciativa propuesta por el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, controlado por el partido neonazi Svoboda (Libertad).
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