Sancti Spíritus muestra desde el pasado año un ascenso en las entregas de leche y hasta julio, junto a Pinar del Río, eran las únicas provincias que cumplían el plan.
Al cierre del primer semestre la producción acumulada entre los envíos a la industria y la venta directa superaba los 17 millones de litros, cifra equivalente a un 4 por ciento de crecimiento en comparación con igual etapa del año anterior, aunque con niveles muy lejos de satisfacer las necesidades.
Sin embargo los representantes del sector reconocen que lo realizado hasta ahora es apenas el comienzo porque lo principal está por ejecutarse, sobre todo, en el plano de la alimentación, la genética, la reproducción, el rescate de la infraestructura estatal y el manejo animal.
Alrededor de esa última acción se aglutina una de las labores más significativas de los últimos tiempos, y la apertura a mayor escala de los llamados puntos de frío se inscribe entre los adelantos más palpables de la rama este año.
Datos de la subdelegación de Ganadería indican que el territorio había construido, hasta julio, 73 puntos refrigerados —de un propósito inicial de 44—; en tanto la provincia persigue llegar a 107 y sellar de esa manera este importante programa.
La inversión respaldada por el país tiene entre sus objetivos estratégicos entregar en los años siguientes a la industria láctea el mayor porcentaje de la leche fría.
El impacto de ese programa no se verá mañana; su utilidad tiene actualmente repercusión directa en la leche que produce la provincia para cubrir la distribución prevista y entregar al balance nacional, toda vez que una parte de la producción se destina a otros territorios como La Habana.
La ubicación de los puntos de frío responde a beneficiar rutas que resultaban difíciles para el acopio y, además, se emplazan en zonas de alta potencialidad productiva. El programa, más allá de evitar la pérdida del alimento y el deterioro de la calidad, ha permitido incorporar al acopio a productores que anteriormente no entregaban, al punto que, según estadísticas del sector, hoy se cuantifican unos 30 000 campesinos que aportan el alimento, mientras en el 2008 esa cifra rondaba apenas los 12 000.
“Con esos puntos hemos captado prácticamente a todos los ganaderos; por ejemplo, ahora sale leche de Las Tunitas, al norte de Taguasco, antes no era así; el ubicado en Las Nuevas, en el municipio de La Sierpe, permite la recogida de unos 2 000 litros diarios. Algo muy llamativo es que resulta insignificante el nivel de leche perdida con respecto a otros tiempos”, expresa Ramón Balmaseda, subdelegado de Ganadería en Sancti Spíritus.
La colocación de los termos refrigerados lleva aparejadas las pruebas de aceptación y de laboratorio, a la vez que ha contribuido, según el directivo, al mejoramiento de la higiene y el ordeño.
Pero el programa lechero que se encauza en la provincia no descansa solo en los puntos de frío. Un abanico de acciones está abierto en cada municipio en busca de sostener los niveles productivos actuales y crear las bases con vistas a desarrollar la ganadería desde un soporte nacional, sin depender de recursos importados.
Todas las aspiraciones futuras guardarán relación con las disponibilidades de alimentos, frente que, aunque reporta avances, sobre todo en el sector cooperativo y campesino, tiene mucho terreno por delante si consideramos que las existencias actuales representan alrededor del 70 por ciento de las necesidades de comida para la masa vacuna.
Al decir de entendidos en la actividad, para aumentar la producción de leche y carne el territorio necesita explotar todas las potencialidades y acometer trabajos de mayor envergadura, como ese que concibe recuperar aquel emporio ganadero denominado Ceba Sur, en La Sierpe, para concentrar allí —y en otras zonas de Yaguajay— todos los machos de la provincia y que estos no compitan con la comida de las vacas.
Lejos está el sector de situarse a la par de las posibilidades productivas que atesora; sin embargo, los rumbos que exhibe parecen encaminados a sostener el resultado actual para, al menos, no volver a retroceder.
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