El Santiago está en la calle justamente cuando la ciudad no vive su mejor situación higiénico epidemiológica.
– Foro online: El Santiago que se avecina (+ fotos)
Si se cumplen a rajatabla todas las regulaciones higiénico-sanitarias emitidas para el Santiago espirituano, ni habrá cerdos momificados en las esquinas durante tres días y tan brillosos como si estuviesen salidos del horno; ni nadie, que no viva en el municipio cabecera, podrá traer su carpa de ningún lugar a vender ningún alimento aquí; ni se expenderá agua que no sea embotellada y de Los Portales; ni existirá un baño que no tenga, cuanto menos, un pomo de hipoclorito de sodio.
Si se pretende que no se violen tales requisitos habrá que clonar más inspectores sanitarios o, de lo contrario, todo el cuerpo de inspección —de Salud Pública, del Gobierno…— deberá pernoctar de quiosco en quiosco con más talonarios de multas que con ánimos de fiesta.
Al menos, a láser todo está impreso: que solo pueden vender alimentos los residentes en el municipio cabecera; que terminantemente prohibido está la venta de agua; que los vendedores ambulatorios tampoco podrán expender refrescos, dulces en almíbar, señoritas, manzanas, merengues, ensaladas frías; que las carnes ni los platos de comida podrán estar expuestos al aire libre ni durante una hora…
Como nunca antes el Santiago estará en la calle con una ciudad que muestra elevados índices de infestación por Aedes aegypti y como nunca antes se ha reconocido —según informaban el pasado jueves autoridades del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología en un programa especial de la televisión local— que durante el año se han confirmado más de 900 casos de dengue y 41 pacientes con cólera y que hoy existen 22 brotes de esta última enfermedad, algunos de ellos en la ciudad cabecera.
Acaso por eso el control posiblemente será más estricto. Según Kendry Bravo Prado, jefe del Departamento de Alimentos de la Unidad Municipal de Higiene del municipio espirituano, “no se autorizará la venta de alimentos en lugares públicos o vías donde existan condiciones ambientales desfavorables, como es el caso de arterias de alta circulación o de parqueos de coches o en sitios donde haya tragantes, microvertederos o áreas mal saneadas.
“Los refrescos se venderán en vasos desechables de primer uso y la calidad sanitaria del agua para su elaboración deberá superar el 0. 5 partes de cloro por millón; los cárnicos crudos deben recibir tratamiento térmico por encima de los 70 grados Celsius o hervirse antes de ser fritos y en el caso de los alimentos marinos la temperatura de cocción superará los 80 grados Celsius. En los establecimientos estatales los productos presentarán el certificado de calidad, donde conste fecha de producción, vencimiento y lote”.
No son los únicos requerimientos. Para sacar la patente, lo único que se les exige a los trabajadores por cuenta propia es la licencia sanitaria y el certifico de la última visita de inspección sanitaria y, por su parte, quienes se inscriben como vendedores eventuales solo deben mostrar el carné de salud actualizado. El otro aval que deben presentar es jurar y perjurar que sus kioscos están más asépticos que un salón de operaciones.
Pero las medidas, como están escritas, a ratos rozan en lo real maravilloso: exigencia de guantes, gorros y uniformes para los vendedores; abundante agua potable y detergente en los puntos de venta; una persona para dar el bocadito y otra para manipular el dinero; desinfección de los baños públicos tres veces al día por Acueducto y Alcantarillados con hipoclorito de sodio al 3 por ciento; tratamiento —con esa misma sustancia— a los desechos de los servicios móviles antes de su vertimiento en las zonas autorizadas, que no son, precisamente, las alcantarillas…
Nada novedoso. Insólito sería que se cumplieran al pie de la letra, porque iguales disposiciones rigieron los carnavales pasados y del dicho al hecho… Lo único nuevo ahora es que, en pos de la higiene, hasta los sacatripas —y cualquier equipo de recreación infantil— serán fumigados con hipoclorito de sodio antes de echar andar.
Con tantas exigencias delante aún dudo. No obstante, quisiera confiar en que las personas preferirán tener pérdidas antes que vender carne de perro como dicen ha sucedido, que las regulaciones no quedarán engavetadas y que el Santiago será más un espacio de júbilo que un catalizador de epidemias.
Me preocupa, de antemano, que Higiene confíe ciegamente en la palabra de quienes acuden a sacar patentes y que luego, cuando el quiosco esté levantado y vendiendo, se verifique si en realidad reúne las condiciones. Me desvela, además, que a lo mejor no se muestreará regularmente el agua de los jugos como tampoco habrá forma humana de saber si los vasos desechables son reciclados o si nadie hará nada ante tanto plato de spaguettis pasmado. Esperar para ver.
Muy bien todas las medidas tomadas tanto por el gobierno como el MINSAP, ahora bien no veo comentario ni regulaciones para la venta de cerveza dispenzada, que no en pocas ocasiones utilizan vasos reciclados, y estoy seguro que sucede, ademas del robo ya organizado del vaso de cerveza de 4 pesos que sino le das los 5 pesos no te lo venden, y cuando reclamas te dicen que es 5 pesos, sino te justifican la venta del vaso en un peso, ademas no tienes a quien reclamar, ese mal sucede desde que implementaron los vasitos desechables de 4, 5 y 6 pesos, (MONEDA NACIONAL), ojalà esta opiniòn la leyera alguna comisiòn que le de curso, todos los puntos de ventas fijos como (Rotuonda, garaita, salida colòn, olivos II, discocentro, todos en Camino a la Habana, Kilo 12, y que decir de los puntos dentro de la feria agropecuaria), bueno sobran los ejemplos, ya son conocidos todos los puntos en areas de carnaval.
La dirección municipal de SSp demostró con las festas del 500 aniversario que si saben y pueden hacer las cosas bien, el asunto es dar espacio a todos los gustos y organizar para todas las edades y tendencias. Las disposiciones sanitarias son correctas pero todo al extremo es perjudicial, (recuerdo como hace unso años acabaron con las dulcerías con que crecimos todos los niños espirituanos con la sacrosanta salud y la higiene), debe haber espacio para los que gustan de los caballos y espacio para los que quieren oír música clásica, PERO «UN SANTIAGO ES UN SANTIAGO» ojo que no digo carnaval, DIGO SANTIAGO, el que no quiere santiago que no salga al santiago y se ponga unos audífonos en su casa. RECORDEMOS TODOS QUE A LOS ESPIRITUANOS LO QUE LES ANIMA, SU TRADICIÓN ES EL SANTIAGO.
POR FAVOR NO NOS LO QUITEN!!!
Es responsabilidad de las autoridades provinciales que las festividades estén tan alejadas del espíritu que las engendró. Es su responsabilidad que las áreas festivas estén feas, sucias, orinadas, con excremento de caballo, con basura sin recoger, sin el mas mínimo adorno alusivo, sin diseño de iluminación, sin la organización para diferenciar gustos y preferencias, sin la mas mínima expresión de atracción, que las agrupaciones artísticas sean de bajo costo y de mal gusto, que los niños corran el riesgo de ser atropellados por un caballo desenfrenado aun mas que su ebrio conductor o por un borracho que se orina delante de ellos, sucio y vomitado, que no exista animación profesional adecuada, que la música difundida por el sistema de audio sea vulgar y dependa de la voluntad de un ignorante. Es responsabilidad de las autoridades que se expendan alimentos en condiciones realmente deprimentes en tiendas de campaña, cobertizos improvisados, mostradores construidos a base de deshechos, que se expenda agua, que el piso sea una madeja de cables y conductores eléctricos mojados por la lluvia; es su responsabilidad que solo se venda cerveza a granel de vergonzoza mala calidad, sin la temperatura aconsejada, manoseada y adulterada sin compasión en los blindados llamados pipas o termos, que no se venda refresco dispensado ni malta en igual proporción, que no exista opción para comprarle confitura a los niños, que no existan juegos y actividades infantiles propios de la festividad que no sean los monstruos rodantes improvisados por la ingeniería popular atrincherados en la carencia de otras opciones mas dignas y ni en el propio dia de los niños que todos pasaron por alto. Es su responsabilidad que los precios sean abusivos y estén fuera de cualquier regulación y control; Es su responsabilidad que el carnaval se haya tornado de un manifestación cultural en barbarie y lo mas grave que no se haga nada por corregir el tiro.
Mañana leeremos en la prensa que el Santiago espirituano fue un éxito porque se cumplieron los planes de recaudación impositiva y las ventas gastronómicas, que los niños tuvieron variadas opciones para divertirse
y que el pueblo disfrutó de variadas ofertas artísticas y de la sobrosa y espumante cerveza y asi seguimos como el avestruz.