Aunque todavía es temprano para cantar victoria, el equipo espirituano de béisbol comienza la Serie Nacional con pie derecho. Autoridades prometen iluminar el “Huelga” de noche
Ningún día se parece al otro. Lo mismo podría aplicarse a los juegos de béisbol. Eso lo tienen bien claro los Gallos desde que pusieron la primera espuela en el estadio José Antonio Huelga contra Ciego de Ávila.
Y no porque salieron airosos en la subserie inaugural ante uno de los elencos a derrotar en su empeño por ubicarse entre los ocho. Aunque el agobiante sol vespertino y los horarios docentes y laborales le descontaron varios aficionados, el astro iluminó el comienzo a un equipo que necesita oxígeno propio para seguir.
“Parecen Gallos diferentes”, diría más de uno, no solo por los dos triunfos convincentes, sino porque, incluso en la derrota, mostraron garra para salir de abajo con cinco en contra y luchar hasta que la oscuridad, la lluvia y la arbitrariedad impusieran el pare con el marcador 6-5 y las opciones de empate en base.
Convencida como está ya la mayoría de que el tiempo para luchar por el título habrá de aplazarse un poco, la afición le pide al equipo al menos jugar béisbol con alegría y combatividad. Debe ser una de las divisas para luchar contracorriente en una campaña en la que no muchos le conceden el beneficio del favoritismo, aunque le resta presión psicológica y eso es bueno.
De esa tendencia me excluyo, no por regionalismo barato, que lo desdeño. Tengo mis argumentos para pensar que los Gallos pueden estar en segunda vuelta. Después de los equipos que en papeles parecen más completos: Matanzas, Pinar del Río e Industriales, el resto muestra paridad, por la presencia de jugadores jóvenes y el éxodo de figuras fundamentales de varios elencos.
Además de la fiebre de entusiasmo que ronda en los Gallos para subir el ego colectivo, hoy la situación es otra, con cuatro piezas clave que fallaron la pasada campaña. Si bien el hueco de Cepeda parece irrellenable, Mendoza y Eriel dejaron atrás las lesiones que les impidieron jugar la otra temporada y este último debe afianzar el liderazgo que le toca como capitán. Lo otro es que Ismel debe superar con creces las únicas dos victorias de la anterior lid y arrastrar otra vez a los Gallos. A este grupo debe sumarse Liván Monteagudo que, con tres jonrones y siete impulsadas, demuestra que años y rendimiento pueden andar de la mano.
Asimismo, la preparación con un concentrado desde enero debe rendir sus frutos, tanto como el torneo Sub-23. Las jugadas de corrido y bateo, los intentos de squeeze play y hasta un toque de Yunier Mendoza en la subserie indican que los Gallos asimilaron una premisa: olvidarse del batazo y suplirlo con nuevas variantes como correr mejor, explotar tácticas y ser vivos en el terreno.
Se impone, además, hacer los cambios pertinentes cuando la situación lo aconseje. Por su talento claman mayor protagonismo hombres como José C. González, justamente incluido como regular; Luis D. Serrano y Yandiel Zayas, estos dos últimos de excelente biotipo; sin olvidar a Daviel Gómez, que el pasado año lució muy bien al bate.
Como el cuadro espirituano ha mostrado fisuras pese a probar con diversos hombres y la mudanza de peloteros se hizo costumbre, esta parece un remedio. Así llegó aquí el exindustrialista Jorge Enrique Alomá, quien exhibió buenas credenciales en el siol, y está por verse si el avileño Yoniel Simón justifica su inclusión de última hora en el desespero de los Gallos por salir del sótano a toda costa.
Hay que estar pendientes de más de un brazo remendado. Ángel Peña hizo gala de recuperación en seis entradas, el lapso que por lo general cumple con eficacia. Lo otro es vigilar a Noelvis Hernández como abridor, no porque haya sido bateado, sino porque las lesiones y los años pueden pasarle factura.
Aquí se deberán enfrentar criterios anquilosados sobre los roles y apostar por brazos jóvenes. Ya el novel Yankiel Mauri mostró clase cuando con juego nivelado a una retiró a nueve bateadores a ritmo de ponches para lograr su primer éxito en Series Nacionales. Están además Aldo Conrado, Javier Vázquez y Pedro Álvarez, quienes piden más entradas sobre el box, al igual que Yosbel González, justamente designado como abridor.
Ahora que se habla de cambiar de imagen y de ambiente, remarco algunas misceláneas: las gigantografías del “Huelga”, descoloridas como están, opacan no solo la imagen de los cuatro grandes que representan; queda pendiente si los Gallos usan o no la mascota y el mascotero, anunciados por Aragón en estas propias páginas, pero la decisión final suma ya una semana de “negociaciones” por parte de la dirección provincial del Inder; si se quiere animar el estadio, hará falta reforzar las ofertas gastronómicas, limitadas a tres puntos con magras propuestas en las afueras; ya que cobran 3 pesos por las sillas de los palcos, urge mejorarlas, pues varias están rotas.
Otra insatisfacción la aportó el juego del pasado miércoles, matizado por la lluvia y la oscuridad, no tanto la que obligó a detener el partido en el séptimo. Más dura que la propia lluvia fue la dilatada rehabilitación del terreno, que obligó a unas tres horas de pausa. Sucede que, por indicaciones de la Comisión Nacional, antes de cada juego se debe declarar el personal de mantenimiento y como Sancti Spíritus inscribió a cinco, solo esos pudo emplear, so pena de perder por forfeit.
Si ya creyó escuchar el peor de los absurdos, le tengo otro: los árbitros decretaron un balk solo después de que el lanzador avileño se virara nueve veces con el corredor encima de la base, aun cuando las reglas oficiales en su acápite 805, inciso h, dicen que “si hay un corredor o corredores en base, es un balk cuando: el lanzador innecesariamente demora el juego”.
Tras la reanudación de ese encuentro, los avileños apelaron a esa y otras artimañas y protestas para atraer la noche. El Reglamento de la actual serie establece en su artículo No. 9, inciso 4.12: “Un juego reglamentario que no puede ser continuado por el estado del tiempo, incluyendo la oscuridad en estadio sin alumbrado, o por alguna ley que no permita encender las luces y que los mismos tengan decisión, este será un juego terminado”.
¿De qué ley se trata o quién la dictará? El “Huelga”, aunque tiene 204 bombillos, puede quedarse “sin alumbrado”. Según el comisionado provincial Roberto González, en el congresillo técnico se informó que, si los partidos comienzan a la 1:15 p.m., los estadios se consideran “sin alumbrado” y no deben encenderse, aunque situaciones como la descrita lo aconsejen. De acuerdo con la fuente, si se comienza a las 2:15 p.m., se considera “estadio con alumbrado” y puede encenderse, de extenderse el partido. Pero, por el reglamento de la Serie, esa hora solo está prevista para los domingos. En la propia reunión se acordó que el horario de los partidos es decisión de cada provincia, en dependencia de su plan y su consumo energético.
En tal sentido Escambray contactó con Teresita Romero, presidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular, quien explicó que se ha decidido por ahora jugar algunos partidos en horario nocturno: “Aunque de manera general la provincia ha ahorrado energía, las entidades adscritas al Consejo de la Administración Provincial presentan en septiembre un consumo de 1 000 megawatts por encima del plan, de ahí que se hayan adoptado algunas medidas como apagar unas 700 luminarias del alumbrado público y así poder encender el estadio, que consume unos 2 megawatts por noche de juego; sobre la marcha se iría evaluando la situación”.
Volvamos a los Gallos. Esto recién comienza. Por eso un poco de calma y confianza vienen bien para no lanzar voladores aún. Tras concluir mañana con Las Tunas, retornarán a su patio frente a Granma desde el martes.
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