Escambray promueve el debate con la participación de la vanguardia artística y directivos de la Cultura de la provincia.
Las trazas no creen en el ego que le pueda asistir a cierto escritor; no entienden de Cervantes, de Chéjov o de la Avellaneda; permanecen al acecho para engullir, como manjar, metáforas, elipsis… nacidas del rapto creativo del narrador, del ensayista.
Consterna ver cómo obras de reconocidos poetas, editadas por Luminaria, salen de la librería espirituana Julio Antonio Mella, de Sancti Spíritus, con un final casi de tragedia griega: materia prima. Agrada saber que títulos como Luzángela, de Ángel Martínez Niubó, y El reino de la noche, de Yanetsy Pino, se esfuman de los estantes de la red de 12 instituciones de este tipo, supeditadas al Centro Provincial del Libro y la Literatura (CPLL).
En la vida cultural espirituana se instala esta paradoja, a la cual Vitrales no ladea el rostro. ¿Se lee la literatura concebida por nuestros escritores contemporáneos? ¿Qué factores inciden en una menor o mayor recepción de las obras? Las respuestas pudieran desencadenar en una versión libre de la Guerra de Troya; pero ni Sancti Spíritus es la Grecia Antigua ni este reportero busca idear otro casus belli.
A FUEGO LIMPIO
Periodista (P): ¿Hasta qué punto los espirituanos leen actualmente las creaciones literarias de nuestros escritores?
Marco Antonio Calderón, escritor, presidente de la Uneac en Sancti Spíritus: Hay una tendencia a no consumir la literatura escrita no solo por espirituanos; las literaturas regionales se leen poco, o se hace prácticamente en los círculos que estamos muy cercanos al conocimiento.
Jorge Silverio, escritor, presidente de la filial de Literatura de la Uneac: Sí se leen las obras escritas hoy en Sancti Spíritus, y la prueba está en que hay muchos ejemplares que desaparecen de la librería en corto tiempo; aunque no se vende todo lo deseado.
Pedro de Jesús López, escritor: No hay precisamente un boom de la literatura espirituana, como tampoco lo hay de la cubana. En sentido general, los libros de autores de la provincia se mosquean en los estantes de librerías y bibliotecas. Sin embargo, existen obras escritas por espirituanos que son buscadas y leídas por los lectores coterráneos. Son los casos, por ejemplo, de Paletas de chocolate, de María del Rosario Basso, y Luzángela, de Ángel Martínez Niubó. No dudo que haya otros, pero los desconozco.
Juan Eduardo Bernal Echemendía (Juanelo), escritor, presidente de la filial de la Sociedad Cultural José Martí: No pienso que no se lea la literatura escrita por los espirituanos. Sí se lee en menor o mayor medida; siempre habrá cálculos para poder evaluar en qué proporción y quiénes son los autores más leídos.
Antonio Rodríguez Salvador (Chichito), escritor: ¿Dónde está el estudio que se ha hecho para concluir: no se lee? Hay que examinar un grupo de situaciones para llegar a esa conclusión. Ese estudio es una asignatura pendiente en Sancti Spíritus. Se ha asumido la fatalidad de que la gente no quiere leer; la gente sí lee.
Doctora Yanetsy Pino Reina, escritora: Yo sí soy una escritora leída; ello no va tanto en el nombre del escritor, sino en lo que la gente quiere leer. Tengo experiencias con mis dos textos de narrativa: El libro de las ausencias y El reino de la noche, que tuvieron éxito de venta. Cuando tú les dices a las personas que es una narrativa de ficción basada en hechos reales, enseguida muestran interés en comprar ese tipo de literatura.
P: ¿Cómo incide la promoción en la recepción de la literatura?
Julio M. Llanes, escritor: La promoción inadecuada de los textos publicados es un grave problema que afecta la mejor recepción. Hay que promover la obra del autor, ya sea publicada por una editorial nacional o por Luminaria. Una obra desconocida es como si no existiera; entonces, ¿cómo va a ser “consumida”, si no se sabe de sus olores, sabores, de su riqueza interior?
Marco Antonio: Los escritores son desconocidos porque no hay un sistema promocional que los establezca. Nos leemos nosotros mismos; si no hay promoción, no hay fomento del lector. Solo un ejemplo: las bibliotecas escolares no compran las literaturas regionales.
Lilia Rosa Oliva, directora de la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena: Nosotros sí promocionamos a nuestros autores. Por ejemplo, en el 2013 tuvimos el Encuentro con el escritor, al cual invitamos a varios de ellos. Contamos, además, con el premio anual Senderos de luz, otorgado al espirituano más leído.
Juanelo: Para promover existen muchas vías y que obedecen a una política diseñada; pero la política no se cumple. Se califica de promotores a muchas personas que no tienen la convicción de lo que deben ser. Muchas veces se convierte el acto de promoción en una información dada a la radio, y no se percatan de que debe existir una estrategia más dinámica y amplia para conseguir la promoción.
P: ¿Qué instituciones deben responder por esa promoción?
Juanelo: Toda la responsabilidad es del CPLL; todo lo que se derive a favor de promover el libro, de publicar lo mejor, de que las librerías sean centros atractivos, eso es responsabilidad de esa institución. La inestabilidad en su dirección no ha permitido conseguir allí una planificación estratégica, funcional.
Ángel Martínez Niubó, escritor y director de Ediciones Luminaria: Es un error creer que la editorial o el Centro (CPLL) son los únicos responsables de promover un libro. Una bibliotecaria, un trabajador de librería, los departamentos de promoción de las direcciones de Cultura son también promotores de lectura y allí también hay dificultades. Lo otro es que no debemos buscar, desesperadamente, culpas en todas partes. Me resultaría honesto buscar también “enfermedades” en nuestras obras literarias. Es cierto que hay un problema de promoción; pero, ¿será únicamente un problema de esta índole?
Rolando Alonso Díaz, director del Centro Provincial del Libro y la Literatura: Sí se ha venido trabajando. El Centro de Promoción Literaria Raúl Ferrer comenzó a renacer hace siete u ocho meses. En reunión que tuvimos con dicho centro y con la editorial (Luminaria), dijimos que el libro hay que seguirlo desde que nace hasta que se venda el último ejemplar. ¿Qué estrategia vas a hacer?, ¿dónde lo vas a presentar? Todos los libros que se publicaron en el 2014 se han presentado en diferentes espacios, dígase, la Feria Internacional del Libro y en los creados por el Centro de Promoción. Se ha ido a los diferentes lugares donde sabemos que el libro se vende. Quizás esa cuestión no se había tenido en cuenta.
P: ¿Por qué?
Rolando: Respondo desde que asumí la dirección. Quizás se publicaban los libros y se dormían en las librerías. El libro hay que sacarlo de las librerías, promoverlo.
P: Hay quienes califican de fantasma al Centro de Promoción Raúl Ferrer, de Sancti Spíritus. ¿Discrepa con ello?
Pedro de Jesús: Este centro carece de un local, y eso, en cierta medida, podría hacerlo fantasmal. Pero la mayoría de las lecturas, presentaciones de libros, conferencias o paneles que se organizan en la provincia, son remuneradas monetariamente por ese centro. ¿Desde cuándo los fantasmas tienen y distribuyen dinero?
Yanetsy: Este centro podría hacer mucho más; ante todo, pensar en cómo hacer ese diseño promocional de los libros, que nunca se ha hecho. Desde su creación en Cuba, estos centros han trabajado sobre la base del empirismo y de la falta de estudios sistémicos acerca del consumo y del mercado del libro.
Julio M. Llanes, escritor: El Centro de Promoción necesita cohesionar más su labor con los escritores, proyectarse, en fin, trascender la realización de una presentación o de una simple actividad literaria.
Richard Sorí Cabrera, director del Centro de Promoción Literaria Raúl Ferrer: Nuestro trabajo no es perfecto, pero tampoco somos un fantasma. Para promover la labor de los escritores disponemos de 22 espacios literarios. En el 2014 se ha presentado una gran cantidad de obras, más que en años anteriores. Sí debemos intencionar más la promoción; estamos logrando publicar reseñas sobre autores espirituanos en revistas nacionales. Tenemos buenas relaciones con la radio, la televisión y Escambray.
Se habla de centro, pero nuestro local es esta pequeña oficina —situada en la sede del CPLL— donde trabajamos tres compañeros; no contamos ni siquiera con una computadora.
P: ¿Hasta qué punto el autor es responsable de la promoción de sus creaciones literarias?
Llanes: Tengo la suerte de que mis libros no existan en los estantes de las librerías. No me corresponde juzgar la razón. Los autores, desprejuiciadamente, deben involucrarse en la promoción; no es su tarea esencial, pero sí deben sentirse parte de un proceso y sistema encaminado a que su obra llegue mejor al lector.
Chichito: ¿Cuántas personas de aquí no van a eventos importantes, a eventos de poesía en La Habana, presentaciones, Feria del Libro, y nunca le dan un alijo de sus libros para que los presente. No se aprovechan esas circunstancias y quién mejor para promoverlos que el propio autor.
Yanetsy: El autor no puede sentarse a esperar a que el Centro del Libro le haga la promoción, y que este le gestione las ventas; ello ha proliferado en los ámbitos literarios cubanos. Con esa postura acomodaticia, el intelectual se desentiende del problema. Después que los Centros del Libro y las editoriales les pagan su derecho de autor, ellos se lavan las manos.
Marco Antonio: ¿Qué responsabilidad tiene el autor? Eso es una satanización que se ha usado para culpar al escritor de que su obra no se conozca; él la promueve porque se ve desprotegido. Él no tiene que dedicarse a eso; hay instituciones con esa función. Esto no es Ciudad de México, Bogotá, donde el escritor se lucha su libro. Sí tenemos la responsabilidad con la calidad de la escritura.
P: La falta de rigurosidad ha asomado su cabeza de vez en cuando en la selección del catálogo de Luminaria. ¿Este descrédito conspira contra la recepción de la obra de esos autores e, incluso, de los demás?
Pedro de Jesús: En mi experiencia como parte del Consejo Editorial Provincial puedo asegurarte que ningún libro valioso ha quedado fuera del catálogo en los últimos años. La falta de rigurosidad de este órgano decisor tiene que ver con el hecho contrario: junto con los escasos libros meritorios, se aprueban otros mediocres o malos para cubrir una cantidad pautada de antemano. Esta práctica burocrática da pie a que florezcan el sociolismo, el paternalismo y toda una variopinta gama de manifestaciones inmorales que, a la postre, dañan la credibilidad del Consejo Editorial y de Luminaria.
Rolando: Soy presidente del Consejo Editorial; estuve en la selección de los libros del 2014, y creemos que fue un buen Consejo Editorial y una buena selección de los libros, sin primar el tema comercial. La selección fue bastante difícil; existe un Comité de Lectores integrado por cerca de 40 compañeros que leen todos los libros y proponen al consejo los libros que deben ser publicados.
Juanelo: No podemos obviar que Luminaria no tiene la culpa de lo publicado; existe el Consejo Editorial que lo decide. Nosotros —integro este consejo— somos responsables de que se pierda lo que conocemos como efecto de prestigio. La editorial ha tenido autores que la han prestigiado; pero, a veces, ha habido superficialidad por nuestra parte para decidir qué libros se aprueban.
Marco Antonio: No todo lo que publicamos es bueno. Se publican malos libros y otros inmensos como el de Elvia Rosa Castro (Aterrizaje. Después de la crítica de la razón cínica); no diría más para evitar las excepciones.
Llanes: Ediciones Luminaria cuenta con buenos editores y una calidad sostenida en la edición y publicación de sus libros. Es muy difícil mantener un nivel alto todo el tiempo. Una mayor exigencia en la calidad en toda la cadena editorial, sobre todo, en el proceso selectivo, nos aseguraría mejores resultados en el producto final.
Jorge: La selección de libros es un tema subjetivo, porque las personas votan por el libro que les gusta y por lo que conocen. He participado en varios Consejos Editoriales; no he notado favoritismo, he visto que sus integrantes son bastante honestos.
Niubó: Asumí la dirección de la editorial por un breve tiempo. Había un “vacío de poder” y decidí “cubrir” hasta septiembre. No más. Mi sueño es “armar”, pronto, un plan 2015 digno, y que ese año esté lleno de excelentes libros. Con eso te quiero decir que no puedo hablar de esos favoritismos con la profundidad que quisiera. Pero me temo que esa palabra —como un fantasma— ha rondado la casa editorial desde los primeros tiempos, y te hablo, incluso, de la década del 90; aparece y desaparece como un espíritu.
Rolando: El Consejo Editorial es un ente democrático y está compuesto por escritores de la vanguardia artística espirituana. No pienso que existan fisuras en este; por su parte, el Comité de Lectores ha sufrido cambios, se ha preparado.
Niubó: No hay dudas de que debemos reformar —con urgencia— el Comité de Lectores y el Consejo Editorial. La próxima acción es reformar este consejo; en mi opinión, al Consejo Editorial le faltan y le sobran miembros y al Comité de Lectores solo le sobran.
P: ¿El sistema de bibliotecas públicas de la provincia podría contribuir más a la promoción de la literatura de los autores espirituanos?
Pedro de Jesús: Obviamente. Pero la mayoría de nuestros bibliotecarios no se parecen para nada a los de hace 30 años: los de hoy apenas leen y ni siquiera dominan plenamente los fondos con que cuenta su institución.
Chichito: En las bibliotecas deben crearse círculos de lectores; pero vas allí y ves que no pasan de ser meras tramitadoras. No salen a buscar lectores. No recuerdo que me hayan invitado a presentar un libro o dar una charla en una biblioteca, a no ser en la de Jatibonico y en la de Sancti Spíritus.
Niubó: En Fomento se ha logrado un vínculo entre librería-biblioteca-autor-y-lector. Cuando algún lector entra —dígase a la librería o a la biblioteca— ya los trabajadores saben qué libro o qué temática busca. No sucede así en todas partes, y es una pena.
Lilia Rosa: Es verdad, existen problemas con nuestros recursos humanos y, por tanto, no todo el mundo es lo eficiente que quisiéramos. Por eso, en septiembre, en coordinación con el Centro Provincial de Superación de la Cultura, tenemos concebido abrir un curso de adiestramiento. Sin embargo, no debemos generalizar, en la biblioteca provincial y en otras, como en las de Fomento, Trinidad y Jatibonico, se observa un desempeño más consolidado.
Rolando: La preparación del personal de las librerías está considerada como una debilidad. El Centro Provincial de Superación ha dado cursos en los cuales nuestras libreras han participado; hay libreras que no están preparadas para lograr una conversación con el público y lograr vender el producto.
LETRA VIVA
Más allá de los disensos y coincidencias, una verdad se erige como sólida catedral: la recepción de la literatura espirituana puede y debe ser mayor para que el goce ideoestético de las obras hechas en casa no solo quede en las tertulias entre los propios autores.
Vitrales no busca culpables; apenas recomienda que la promoción literaria se vea como un acto de fe, no como un cumplimiento de planes. En este sentido, mucho más pudiera aportar el Centro Raúl Ferrer, que no pasa de ser una oficina, quizás de 2.5 por 2.5 metros, y cuya indigencia tecnológica debe aliviarse el año venidero, según la dirección del CPLL.
Espacios como La noche de la fuente, de Juanelo, y Gente de palabra, de Rigoberto Rodríguez Entenza (Coco), desafían, por suerte, las formalidades para apuntalarse en sus respectivos públicos, exiguo, prácticamente, en otros escenarios creados.
Hace más de 20 años, la vituperada Ediciones Luminaria, que no ha dejado tampoco de regalar luz, trajo al mundo el cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo, de Senel Paz, hito no solo de egregia literatura; sino de la audacia que le debe asistir a una casa editorial.
De cuando en cuando este ejemplo es retomado por la actual presidencia de la Uneac en Sancti Spíritus, la cual confirmó la existencia de espacios y el nacimiento de otros para que la obra de valía de los escritores locales no esté predestinada al ostracismo; este riesgo lo correrán aquellos textos enanos en el campo de las letras y cuya publicación sabotea subrepticiamente una mayor recepción de la literatura espirituana contemporánea.
El impacto de la acción cultural acontecida en el Reparto Escribano el 4 de junio anterior —auspiciada por el CPLL y el Raúl Ferrer— refrenda que el escepticismo puede ponerse a raya. Lo ilustra, además, el palmario ascenso de las ventas este año de los ejemplares publicados por Luminaria, gracias, entre otras razones, a una mejor estrategia de distribución diseñada por el CPLL.
Enhorabuena, porque duele manosear ejemplares comidos por las trazas en los anaqueles de las librerías e, incluso, observar a cierto escritor entrar de puntillas a la Julio Antonio Mella, en el bulevar, para convertirse en el comprador casi exclusivo de su propio libro, ante la inminente invasión, también, de las polillas.
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