Sebastián Piñera utilizó una entrevista con la televisora norteamericana CNN para lanzar groseros ataques contra Cuba.
Cercano a salir de su cargo de mandatario de Chile, Sebastián Piñera utilizó una entrevista con la televisora norteamericana CNN para lanzar groseros ataques contra Cuba.
Así lo reportó el pasado viernes Associated France Press (AFP) desde la capital chilena, donde trató de cubrirse aclarando que respondía si le preguntaban como Sebastian Piñera, o sea, al ciudadano.
No obstante, el escenario al que lo invitaron y el periodista que sirvió de anfitrión, adelantaron el guión trazado y el rumbo que deseaban transitar.
Sucedió en el programa “Oppenheimer Presenta”, de la CNN en español, que más tarde seleccionó y distribuyó sus criterios en la página electrónica de la emisora.
A una interrogante del conductor, Piñera le contestó que en Cuba no existía democracia, respeto a los derechos humanos ni libertades “como las entendemos nosotros”.
El entrevistado recordó que el pasado 29 de enero estuvo en La Habana para asistir a la Segunda Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Pero de inmediato dijo que aprovechó esa oportunidad para reunirse con opositores del gobierno de Raúl Castro, en aras de escuchar “otras voces” sobre la situación en Cuba.
Una es, Berta Soler, administradora de las Damas de Blanco, la cual en su delirio llegó a calificar implícitamente a la “disidente” Yoani Sánchez de ser una agente castrista.
Por algo hasta el mismo Piñera reconoció a la CNN que durante la Segunda Cumbre ningún dignatario, excepto él, se molestó en reunirse con esa figurita carente del más mínimo prestigio.
También criticó a esa comunidad regional, surgida en 2011 con el decisivo impulso, entre otros, de Hugo Chávez, y que excluye a Estados Unidos y Canadá.
“Es verdad que la CELAC no ha sido una experiencia exitosa de integración, es más un foro político”, afirmó.
En contraposición a ello se desbordó en elogios hacia un grupo cortejado por los más altos niveles de Washington, la denominada Alianza del Pacífico.
Integrada por Chile, Colombia, Perú y Méjico, algunos la han bautizado como un moderno caballito de Troya que tratan de hacer llegar contra la CELAC.
Para el saliente mandatario chileno en esa experiencia de la Alianza radica el camino a seguir, porque, dijo a la CNN, en solo tres años ha conseguido un tratado de libre comercio.
Por si restaba alguna duda en lo tocante a la cálida identificación de Sebastián Piñera con la Casa Blanca, el periódico británico Daily Mail la diluyó el 10 de junio de 2013.
En su tirada de ese día, cuando la visita del presidente chileno para reunirse con Obama, el primero estropeó el protocolo al sentarse en el escritorio del mandatario.
Aquel artículo del Mail se tituló: “¿Quién te crees que eres? Y ello empujó al chileno a tratar de justificarse alegando que actuó así “porque su hija nació en Estados Unidos.”.
Tras lo ocurrido, prosiguió la reseña, el canciller de Chile, Alfredo Moreno, le preguntó a Obama si alguien más había hecho lo mismo, a lo que este respondió: “nadie”.
De esa forma terminó en anécdota grotesca lo que, posiblemente, fue ideado como un gesto demostrativo de que el recién llegado “pertenecía a la Casa”.
Un frente particularmente incómodo para Sebastián Piñera ha sido el relacionado al tema de los derechos humanos en su nación. Va una apretada muestra.
El 4 de agosto de 2011, la Confederación de Estudiantes de Chile dio plazo de seis días al gobierno para responder el formulario de peticiones entregado por su Movimiento.
A la vez, en la capital y otras ciudades las movilizaciones relacionadas con esto fueron reprimidas con un saldo inicial de 552 detenidos, más varios jóvenes y policías heridos.
Piñera anunció entonces haber iniciado la aplicación de una ley del general Augusto Pinochet (1973-1979) que establecía a los manifestantes, antes de actuar, solicitar permiso a la policía.
Le respondió el presidente de la Universidad estatal de Lagos, cuya sede principal está en la ciudad de Osorno, Patricio Contreras:
“En su desesperación y desinterés por hacer frente a los problemas sociales, hacemos responsable al gobierno que ataca y reprime autoritariamente a la población, incluso atentando contra la vida de nuestros propios compañeros”.
Meses después, el 13 de febrero de 2012, la vicepresidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Camila Vallejo, denunció ante la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, la grave situación que al respecto se vivía en su nación.
Vallejo lo hizo durante una gira que ella y otros líderes juveniles realizaban por Europa, centrando su acusación en la proyectada ley Hinzpeter, donde establecerían castigos de hasta tres años de cárcel por tomar parte u organizar protestas.
No es posible olvidar la carta que el 7 de enero de 2013 le escribió desde Buenos Aires al mandatario chileno el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
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