El período ha resultado algo menos lluvioso que en el 2013 al no producirse ciclones ni hondonadas
La primavera casi languidece en el territorio —en octubre cierra el período lluvioso del presente año— y las lluvias andan bien escurridizas: al cierre de septiembre el acumulado apenas sumaba alrededor de 1 090 milímetros y cuando concluya la etapa se estima que las precipitaciones anden por debajo del 90 por ciento del promedio histórico.
Fernando Medinilla, especialista del Centro provincial de Meteorología, detalló al semanario que, aunque las diferencias no resultan tan significativas con respecto a igual etapa del 2013, en esta situación inciden particularmente las estadísticas de junio, septiembre y octubre, como norma los meses más mojados de la temporada, que en esta ocasión se quedaron por debajo de su media tradicional.
Mientras, en lo que va del 2014 la temperatura de todos los meses se comportó más cálida que lo habitual, entre 2 y 4 grados Celsius por encima, lo cual incidió en la más rápida evaporación del agua y en el incremento de la sequía agrícola por el estrés hídrico de los cultivos.
“Ha prevalecido la influencia de las altas presiones oceánicas con anomalías positivas en los valores de presión atmosférica. Esta situación impide la cercanía a Cuba de procesos meteorológicos generadores de precipitaciones, sobre todo en los períodos de transición de las estaciones del año. No hemos tenido ciclones ni hondonadas, que son los fenómenos que más lluvias dejan”, comentó el experto.
El panorama se debe a la aparición de formas ligeras de un evento El Niño Oscilación del Sur (ENOS) que, según los pronósticos, resultará más marcado durante el próximo invierno, cuando se prevé un incremento de las precipitaciones por encima del promedio: “Esa lluvia no va a cambiar la tendencia de la actual sequía, pero al menos aliviará la situación de la agricultura”, concluyó Medinilla.
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