Confusión mediática y desinformación convierten en comidilla nacional el estado de salud de los peloteros de Granma
La confusión y la desinformación se mezclaron esta semana en Sancti Spíritus y Cuba con un brote diarreico como una estocada más en contra del espectáculo beisbolero cubano.
No ya por la afectación a la salud del equipo de Granma, que impidió el jueves la realización del tercer partido de la subserie ante Sancti Spíritus. Ese es, en definitiva, un acto al margen de la voluntad del hombre, pues cualesquiera que sean las causas, estos eventos pueden suceder y de hecho han sucedido.
La confusión comienza cuando la Comisión Nacional de Béisbol no ofrece al país una información oportuna, veraz y adecuada sobre las causas reales de la suspensión del partido y por la demora de la información de las autoridades deportivas de la provincia ese propio día, aun cuando desde la madrugada se produjo el cuadro diarreico y ya era previsible pues varios granmenses fueron hospitalizados.
Por lo que significa el béisbol y en particular la Serie Nacional se sabe que todo cuanto ocurra en torno a estos tiene una alta connotación, mucho más la suspensión de un partido, como sucedió en este caso.
A los medios locales, en particular la radio, el primer reporte llegó desde Granma a media mañana de ese día. Resulta entonces inconcebible que los distintos medios del país ofrecieran versiones diferentes sobre el porqué de la no realización del partido de pelota, lo cual constituye una falta de respeto a la afición y a la inteligencia misma; desde informar o, mejor dicho, desinformar de que los dos equipos se habían enfermado sin especificar con qué o decir que la suspensión se produjo por agua o simplemente que el partido no se efectuó y punto.
Si en otros momentos hemos criticado el secretismo de las autoridades de salud para informar sobre determinadas situaciones, no seríamos justos si no reconociéramos que en esta oportunidad las direcciones provincial de Salud y del hospital Camilo Cienfuegos ofrecieron toda la información recabada al menos por esta reportera.
Razón de más para que las autoridades deportivas del país y la provincia dieran claramente la información. En tiempos como los que corren, donde las nuevas tecnologías esparcen rápidamente la noticia, es inútil encerrar a esta bajo siete llaves.
Sólo el viernes y por medio del correo electrónico se hizo llegar una pequeña nota sobre la suspensión del juego previsto para el sábado entre Granma y Pinar del Río, algo que era obvio a juzgar por las condiciones de salud del equipo oriental, que incluso mantuvo hospitalizados hasta el sábado a tres de sus regulares más un entrenador.
Pero incluso el propio sábado varios medios informaban sobre la realización de ese partido. Desde que se originó el brote creí prudente la suspensión total de la subserie contra Pinar si tenemos en cuenta que Granma se debilitó en pleno, no solo porque la mitad de sus jugadores estuvieron afectados de una forma u otra con el cuadro diarreico, sino por la debilidad que supone para los jugadores una enfermedad como esta. Además, en tales circunstancias no pudieron entrenar y debían primero recuperarse para luego retomar su forma deportiva.
De hecho, casi todos fueron tratados por dos días por el cuadro de vómitos y diarreas y uno de ellos se mantuvo hasta en terapia intermedia por unas horas.
En esas condiciones, Pinar del Río jugó este domingo contra un Granma diezmado y sin restar méritos al campeón, el equipo oriental soportó con la fuerza de su vergüenza deportiva un marcador de 1-0.
Finalmente al parecer la cordura se impuso y el doble partido pactado para este lunes entre ambas novenas fuera suspendido, tal como preveía la nota de la Dirección Nacional de Béisbol por las condiciones de salud de los jugadores.
Mas, ¿era necesario hacer viajar a los granmenses desde Sancti Spíritus hasta Pinar del Río o, mejor dicho, de un hospital a un terreno de pelota, cuando luego deben recorrer la isla al revés para retornar a su patio y enfrentar a Industriales?
No recuerdo ningún partido que se haya suspendido totalmente como consecuencia de un cuadro diarreico que obligara, incluso, a la hospitalización de los peloteros. Entonces por qué no decir las causas reales con su nombre propio: brote diarreico, tal como lo acuñaran desde el inicio las autoridades de salud del territorio.
La desinformación condiciona la incertidumbre y esta, a su vez, la confusión, el rumor popular y cuantas derivaciones tenga este mal.
Demasiadas heridas ha sufrido ya el espectáculo beisbolero en estos inicios de Serie Nacional como para agregarle otra y gratuita.
El espectáculo es importante, el calendario también, pero por encima de todo está la salud del hombre. Esa, por suerte, sigue siendo en Cuba la divisa fundamental.
Oiga, lo que sucede en nuesta pelota, nada que pifias son pifias pero es que son constantes, gracias por la aclaración, esos peloteros son perosnas y como bien se explica necesitan recuperarse, esperemos y como siempre conoceremos de las acciones que se pretenden, ojala den señas de acciones bien pensadas y razonadas y no continuen improvisando.
Completamente de acuerdo…Verguenza para la comision y la prensa nacional