El diario The New York Times pidió al presidente Barack Obama canjear al estadounidense Alan Gross, preso en Cuba por acciones encubiertas, por los tres cubanos antiterroristas que guardan prisión injustamente en Estados Unidos desde 1998.
En un editorial publicado la víspera, titulado A Prisoner Swap With Cuba (Un canje de presos con Cuba), el diario neoyorquino reconoció que Alan Gross, el ciudadano estadounidense que cumple una condena de 15 años de cárcel, fue arrestado en La Habana a consecuencia de una estrategia irresponsable del gobierno de Estados Unidos y que éste debe encontrar una solución.
Los editorialistas del The New York Times consideran que Washington y La Habana deben evaluar el caso de Gross y de los cubanos Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino, para dar los primeros pasos hacia una normalización de la relación entre ambos países.
«Un canje podría abrir el camino para reanudar lazos diplomáticos, lo cual permitiría que Estados Unidos tuviera mayores oportunidades de fomentar cambios positivos en la isla mediante la expansión de comercio, turismo y mayor contacto entre cubanos y norteamericanos», subraya el periódico neoyorquino.
«De lo contrario -agrega-, se perpetuará la enemistad que ha reinado durante más de 50 años, continuando así un ciclo de desconfianza entre ambos lados».
El editorial admite que Gross viajó a La Habana cinco veces en 2009, bajo la dirección de Development Alternatives Inc., que tenía un contrato con la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) y que fingiendo ser un turista, transportó furtivamente equipos de comunicación.
Según el The New York Times, funcionarios norteamericanos han concluido que para lograr la libertad de Gross, es necesario repatriar a los tres cubanos que fueron condenados en un juzgado federal en Miami, en 2001.
Para efectuar un canje -destaca el editorial-, el Presidente Obama tendría que suspender el resto de la condena de los reos (cubanos).
«Esa acción sería justificable si se tiene en consideración el largo período que han estado presos, las críticas válidas que han surgido respecto a la integridad del proceso judicial que enfrentaron, y los posibles beneficios que un canje podría representar para lograr un acercamiento bilateral», añade.
El The New York Times resalta además las incongruencias en el proceso legal contra los cinco cubanos arrestados en Estados Unidos el 12 de septiembre de 1998, condenados a largas e injustas penas de cárcel, que son conocidos internacionalmente como Los Cinco, dos de ellos ya en Cuba después de extinguir sus condenas.
Recordó que un panel de tres jueces del Juzgado de Apelación del Distrito 11 revocó los fallos en agosto de 2005, habiendo determinado que un conjunto de factores impidieron que los acusados tuvieran un proceso justo.
Según el editorial de este domingo, los jueces establecieron que, en vista de la enorme hostilidad contra el gobierno cubano en Miami, y de una cobertura periodística vilipendiando a los acusados, el jurado no podía ser imparcial.
Cita además a la jueza Phyllis Kravitch, quien argumentó que la acusación de conspiración para cometer asesinato imputada contra Gerardo Hernández no tenía fundamentos, y a quien los fiscales vinculan con el derribo de dos aeronaves piratas procedentes de Miami, que fueron derribadas después de violar el espacio aéreo cubano en 1996.
Los fiscales, según la jueza, no establecieron que Hernández le proveyó a La Habana información sobre los vuelos, ni había acordado con autoridades en la isla que los aviones serían derribados.
Destaca también que entidades independientes, incluido un panel de Naciones Unidas que evalúa detenciones arbitrarias, y otros organismos no gubernamentales, han sido críticas del proceso judicial contra los cinco cubanos.
El editorial enfatiza que si Alan Gross -quien ha amenazado con atentar contra su vida en prisión-, muere estando en custodia, la posibilidad de establecer una relación más saludable con Cuba desaparecerá por varios años.
«Obama tiene que reconocer que esto es enteramente evitable, pero hay que actuar pronto», concluye.
Los apátridas están a punto de infarto colateralmente a este agradable reporte del new York TIMES el cuál llena de expectativas a no pocos entre las ambas orillas pues este periódico es el oído receptor de la casa Blanca por lo cuál se allanan y conduciendo por el adecuado camino qué dará felicidades a las familias de este memorando pues hace poco dos altos funcionarios norteamericanos elogiaron sorprendentemente o no resaltaron los logros de la revolución cubana hasta entonces un tabú de los neoliberales qué suelen aupar falsas esperanzas qué suelen ser hasta funestas pero está vez lo serán para los apátridas anticubanos qué se encuentran en crisis paranormaticas listos a ser enviados al sanatori mental libertad para antonio guerrero Ramón LABAÑINO y GERALDO Hernández.Lazaro Izquierdo Martínez