Traslados telefónicos en espiral

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El tema del traslado telefónico en Sancti Spíritus se ha tornado crítico, los usuarios no comprenden por qué deben esperar meses y hasta años para instalar su teléfono en una nueva dirección.

En el año 2011, alrededor de 380 clientes se mantenían pendientes a la espera de un traslado telefónico. En el 2012 esa cifra ascendió a casi 550 y hoy ya suman 864. Las estadísticas en espiral desnudan una realidad complicada: de un tiempo a esta parte el asunto engorda la agenda de temas irresueltos de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) en el territorio. El tema concurre una y otra vez en llamadas telefónicas a la Redacción de Escambray.

El grupo de comercialización de Etecsa reconoce que la situación se ha tornado crítica, pues los reclamos de los afectados se suceden, además de que, a nivel de país, el indicador que se considera aceptable resulta alrededor de la mitad de los casos no solucionados aquí.

Los usuarios no comprenden por qué deben esperar meses y hasta años para instalar su teléfono en una nueva dirección. El asunto se replica en todos los territorios, pero con mayor incidencia en Sancti Spíritus, Trinidad y Cabaiguán.

La situación se ha tornado más compleja a partir del 2012, cuando se flexibilizó la cesión de titularidad en los contratos residenciales de telefonía fija y fija alternativa (TFA) con la Resolución 82 del Ministerio de las Comunicaciones, que permite trasmitir la propiedad de la línea telefónica y, por ende, ha facilitado su compraventa.

“Existe saturación de las redes de telecomunicaciones en casi todos los municipios. Es técnicamente imposible atender la totalidad de las solicitudes de traslados porque las inversiones se concretan en determinadas zonas donde se concentran necesidades y esas peticiones se ubican en direcciones dispersas”, argumenta Nelcy Hernández, jefa del Grupo de Comercialización de Etecsa en la provincia.

Según esta directiva, cuando se instala un gabinete telefónico en un lugar se concede prioridad a la deuda comercial existente en esa zona: traslados pendientes, servicios estatales aplazados, ciudadanos beneficiados con los programas priorizados de la Revolución y cambios tecnológicos de los TFA.

Pero el crecimiento de los traslados resulta superior a las posibilidades técnicas de la entidad para ofrecer soluciones en cada lugar puntual, a pesar de que frecuentemente se desarrollan algunos trabajos de ampliación y mejora de la planta exterior que permiten aliviar esta demanda.

Por ejemplo, en el 2013 se benefició el reparto La Ford, una zona de Garaita y los alrededores de la Sala Yara; próximamente atenderán 27 traslados pendientes de la barriada de Colón, con la instalación allí de un gabinete integral; y en estos momentos se labora en el reparto médico de La Rotonda.

En lo que va de año se han solucionado cerca de 400 transferencias y en el segundo semestre también debe concluir la digitalización de las centrales telefónicas de Arroyo Blanco, FNTA y Guayos, donde se solucionarán todos los casos pendientes de esta naturaleza que se ubiquen en el área de cobertura de la red.

Etecsa insiste en que resolver un caso no depende del tiempo de solicitud, sino de la disponibilidad tecnológica existente en el lugar en cuestión; sin embargo, cuando se libera una capacidad, priorizan el traslado más antiguo.

La saturación de la red de telecomunicaciones igualmente perjudica a más de 200 nuevos servicios que permanecen pendientes y que recibieron la asignación del teléfono por intereses nacionales o profesionales, como los colaboradores de la salud, jueces, fiscales, periodistas, entre otros.

A pesar de los casos puntuales resueltos y de los empeños de Etecsa, las insatisfacciones persisten por la dispersión de las solicitudes. La entidad espirituana ha tomado alguna providencia en aras de que este panorama no empeore.

Antes, cuando se solicitaba un traslado se cortaba la comunicación del equipo. Mientras que, en la actualidad, realizan un trámite para determinar si en el destino pedido existen posibilidades y en dependencia de esa respuesta el usuario decide si mueve o no el teléfono de dirección; un paliativo a todas luces aún insuficiente para detener la espiral de estas transferencias.