Después de cuatro años, Cristiano vuelve a alzarse con el Balón de Oro
Cristiano Ronaldo ya había obtenido un Balón de Oro en 2008 cuando jugaba para el Manchester United. Esta vez es reconocido por la máxima organización futbolística FIFA como el mejor jugador del mundo en 2013. El muchacho que sin el fútbol se hubiera dedicado al marketing o a la educación física, ha ganado su segundo premio, y se encumbra junto a nombres impresionantes como Alfredo Di Stefano o el brasileño Ronaldo, ganadores del trofeo en dos ocasiones también.
Pero no vengo a hacerles un recuento de su actuación en 2013, harto reproducida por cientos de medios de comunicación y demostrativa de todas las credenciales para obtener el más importante título individual en el mundo del fútbol, pese a la polémica de no alcanzar título colectivo alguno.
Ha sido una verdad que desde el 2009 el luso ha estado ensombrecido por el excepcional Lionel Messi. Y no hablo precisamente de calidad futbolística, me refiero a balones de oro. Messi ganó el premio cuatro años consecutivos, con mucha polémica en algunos casos, la más recordada a raíz del otorgado en 2010.
Pero es un hecho que durante cuatro años Cristiano ha vivido el fútbol inspirado por el deseo de volver a ser el mejor del mundo, al menos oficialmente. No es un secreto que es uno de los futbolistas más constantes y profesionales del momento. Dicho por entrenadores y preparadores, el entrenamiento de Cristiano es sagrado y no se descuida de trabajar músculo y técnica, dos recursos que lo han llevado a situarse en la cima del fútbol desde hace seis años. Pocos le dedican al fútbol las horas que Cristiano dedica, porque son escasos los que tienen la posibilidad de volver a convertirse en lo mejor del fútbol planetario.
A pesar de que muchas veces haya querido ofrecer la imagen de despreocupación con respecto a la reconquista del premio, Cristiano no nos engañó. En verdad sí le importaba mucho, las lágrimas del lunes lo delataron. Su novia y familia presentes, incluido el hijo (algo que no ocurrió en otras galas de premiaciones), fue el hecho que le expresó al mundo el deseo que mantenía guardado hace cuatro años.
Allá arriba, frente a todos los entendidos del fútbol, dejó a un lado el grado de comandante otorgado por Blatter y nos mostró cuán importante era para él ser de nuevo el 1. Como un niño con un capricho, Cristiano no descansaría aunque dijeran que luchaba contra el mejor de la historia. Como un niño que persigue el sueño que todas las noches tiene, Cristiano vuelve a estar en la cima del fútbol.
Y él, Messi, Ribéry y los demás nos prometen un 2014 que va a ser espectacular, que va a ser de fútbol total: Mundial, Champions y rivalidad individual, todo en el mismo paquete. Mejor imposible.
*Estudiante de Periodismo
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