Así se define Ramón Conrado, cantinero del bar-restaurante, ubicado en Manaca Iznaga, capaz de materializar no pocas acciones por el bien común.
– Good morning, may I help you?- ofrece su ayuda el mozo, mientras espera respuesta del otro lado de la barra:
– Give me a Mojito, please – pide el interlocutor y espera el auténtico trago cubano, hierba buena y animada conversación mediante. Pero, con el garbo de quien nació para tratar con el público, Ramón Conrado, cantinero del bar-restaurante, ubicado en Manaca Iznaga, lleva la plática más allá: – Do you know the Cuban Five?- inquiere con amabilidad a su cliente y solo recibe un gesto de interesado desconcierto como contestación.
Escucharle interrogar a los visitantes, en varios idiomas, sobre si conocen, o no, el caso de los Cinco es una de las prácticas incorporadas por este trinitario a su accionar cotidiano. El espacio donde ha habitado la mayoría de las horas de sus días, durante 23 años, disiente de sus semejantes al admitir más que vapuleos de cocteleras y exóticos aromas de licores.
Sin favores de vuelta
No ha querido conformarse con desempeñar solo el oficio que le llegó por destino. Ramón Conrado se da a batallas diarias por justos motivos y sus constantes inquietudes responden al afán de tender la mano a quienes lo precisan:
“Camino y observo atentamente a mi alrededor para definir dónde será más útil mi aporte”, reconoce el también delegado al XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y aunque prefirió, por modestia, omitir los detalles; nadie olvida que donó un equipo para atender a los asmáticos al consultorio de Manaca Iznaga, que rehizo la escuela de Vallecito o contribuyó a la rehabilitación del “beisbolito” de Trinidad.
La donación de una computadora a un plantel de San Cristóbal, en Pinar del Río, el tributo de alrededor de 500 CUC anuales de su propina para que el sindicato lo entregue al sistema de salud y el aporte, durante 11 años, del salario correspondiente a sus vacaciones para las Milicias de Tropas Territoriales (MTT) son otras colaboraciones que Trabajadores conoció, a duras penas, por un entrevistado que no busca gloria, ni redenciones:
“Trato, dentro de las posibilidades, de solventar algunas problemáticas que percibo. Mis acciones no buscan “favores” de vuelta, activarme en pos de un bien común ha sido una decisión tomada desde hace mucho tiempo. He recibido críticas por eso, pues, a veces, las personas estigmatizan a quienes trabajamos en el sector del Turismo, sin embargo, esta labor implica esfuerzo y dedicación como cualquier otra”.
Propuesto para recibir la Orden Lázaro Peña de segundo grado que otorga el Consejo de Estado y ya portador de esa misma distinción en tercer grado, así como de la medalla Jesús Menéndez, el barman de Manaca Iznaga ha donado más de 9 mil CUC para los programas de lucha contra el cáncer y el materno infantil.
Sin embargo, el intento de mejorar la realidad del terruño trinitario es solo una parte de cuanto ha hecho Ramón Conrado para jamás olvidar de dónde vino; para vedar los caminos de la ostentación y el individualismo por donde muchos han preferido transitar.
“Además de apasionarme por la labor comunitaria y de plantearme cada año una meta para que podamos convivir en un mejor entorno, el caso de los Cinco Héroes me sensibilizó desde hace mucho tiempo. No se trata de hacer política, sino de apelar a la humanidad de las personas y así dar la batalla por una causa tan noble.
“Todo turista que visite Trinidad incluye a la Torre de Manaca-Iznaga en su recorrido, por ser un icono de la villa ante el mundo. Esa razón me impulsó a divulgar a través de folletos, libros o el intercambio de palabras la situación de esos cubanos sometidos a injustas condenas. Tuve la oportunidad de trabajar en otras naciones y logré crear cuatro comités de solidaridad con los Cinco en Italia, Francia, Noruega y Bulgaria. Cuanto más apoyo recibamos, más cercana estará la libertad de nuestros compatriotas”, afirmó el cantinero antes de concluir con una frase con la que evaporó cualquier duda sobre el compromiso que le es inherente: “Somos los embajadores de Cuba en cada uno de nuestros puestos de trabajo”.
Representatividad siempre
Entre disertaciones que precisaron la existencia de varios tipos de cocteleras y sus funciones específicas para conseguir mixturas deliciosas al paladar, Ramón Conrado hilvanó su discurso sin obviar detalles del quehacer diario, ni olvidar la representatividad que le merecieron sus compañeros en el contexto de la magna cita obrera a la que es delegado:
“Al XX Congreso llevé insatisfacciones colectivas referidas a la falta de logística que incide en el cumplimiento de los planes. Todavía tenemos problemas de abastecimiento de diferentes productos como: la cerveza Bucanero, productos de Ciego Montero, mantequilla y otros. También nos preocupa el mal funcionamiento de la contratación con las diferentes formas productivas, por ejemplo Frutas Selectas es nuestro único proveedor y presenta cierta inestabilidad. En fin, necesitamos un respaldo para garantizar la calidad del servicio, aunque de nuestra parte, también falta extremar las atenciones con los clientes y perfeccionar la atención para continuar atrayéndolos hasta esta mágica locación”, concluyó.
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