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Arqueólogos, proyectistas, historiadores y expertos del patrimonio no llegan a acuerdo sobre el futuro del principal  parque espirituano.

Por todas las aguas calientes ha pasado el proyecto de remodelación del parque Serafín Sánchez, de Sancti Spíritus; mas, cuando la polémica parecía haber tomado su nivel, el desenterramiento de evidencias históricas diversas de las edificaciones que existieron allí por los siglos de los siglos ha echado leña a las cenizas de la discrepancia.

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La discusión en torno a la ubicación y el tamaño de la escultura ecuestre del mayor de todos los espirituanos, Serafín Sánchez; el techado o no de la glorieta… cedió espacio al destino de esa riqueza arqueológica encontrada bajo la capa de hormigón, cuando a la cuarta villa le restan prácticamente días para celebrar los 500 años de venir al mundo.

Memoria de su tiempo, Escambray quiere tomar nota de esos encuentros y desencuentros para que quienes decidan revisar  la historia de esta plaza —quizás dentro de 50 años, quizás de aquí a una centuria— no lo cuestionen como al avestruz.

EVIDENCIAS

La noticia primero corrió de boca en boca; pocas horas después del propio 24 de febrero ya daba la vuelta al mundo gracias a la versión digital de nuestra publicación: durante las acciones para la demolición del parque, aparecen restos del convento y de la iglesia de San Francisco.

“No hay oro, no hay oro”, advierten sin cansancio los expertos. El pasado lunes la expectación cobró fuerza a partir del hallazgo de un nicho con osamentas humanas (vértebras y costillas) en el sitio donde se encontraba una de las naves de la iglesia —cercano a la tienda Paraíso Infantil—, cuando una retroexcavadora extraía tierra para agilizar las labores de demolición.

Sin embargo, mientras a algunos se les salen los ojos de las cuencas por la aparición de los restos humanos, otros asimilan el suceso con una naturalidad de película. ¿Por qué? Cuando estas instituciones religiosas prestaban servicios, los enterramientos se realizaban allí mismo, práctica que en Sancti Spíritus se extendió hasta 1806.

Además del apoyo del Gabinete de Arqueología perteneciente a la Oficina del Conservador de Trinidad y el Valle de los Ingenios, los arqueólogos, historiadores y otros especialistas espirituanos que han seguido a pie juntillas cuanto se ha encontrado en el lugar han contado con la asesoría de la Oficina del Historiador de La Habana y del Instituto Cubano de Antropología, mediante el envío de expertos para valorar in situ la magnitud de los hallazgos.

Con excepción de La Habana Vieja, no existe otro lugar en la isla donde hayan aparecido, en pleno corazón de la ciudad, en un parque, los restos de una iglesia y de un convento, declaró a colegas de Escambray Roger Arrazcaeta Delgado, director del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la capital.

CONTROVERSIA

Quienes han hurgado elementalmente en la historia de esta ciudad conocen sobre qué huellas constructivas tomó cuerpo primero la plaza de San Francisco —más tarde renombrada parque de Sancti Spíritus—, cuyos orígenes datan de finales del siglo XVII, cuando fue erigida en el sitio la ermita de la Veracruz, que a partir de 1716 estuvo acompañada del convento de San Francisco, de acuerdo con María Antonieta Jiménez Margolles (Ñeñeca), historiadora de la ciudad.

La aparición gradual de una auténtica evidencia arqueológica desde hace poco más de 10 días en el referido lugar ha puesto en ascuas el proyecto de reconstrucción integral del parque Serafín Sánchez, elaborado por la Empresa de Servicios de Ingeniería y Diseño de Sancti Spíritus, con más de una recomendación venida desde el Centro Provincial de Patrimonio.

Al cierre de esta emisión, se sentaban por primera vez en la mesa de negociaciones la dirección de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, expertos en Arqueología y representantes de la entidad proyectista para analizar una propuesta conceptual de readecuación del diseño ya aprobado para la rehabilitación capital de esa plaza.

A tenor de Roberto Vitlloch, director de la mencionada oficina, la propuesta partió de expertos habaneros en Arqueología, en coordinación con el Instituto Cubano de Antropología y con el Gabinete de Arqueología del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en Sancti Spíritus.

“Se propone mantener los exponentes arqueológicos de manera que se perciba que ese espacio de parque fue ocupado por dos edificios que en realidad llegaron a constituir, según los investigadores, joyas arquitectónicas”, subraya Vitlloch.

¿El proyecto anterior se fue a bolina?

“No diría que se fue a bolina —sostiene—; hay una maduración conceptual del trabajo. Hay que valorar en realidad qué es lo que se queda y qué es lo que se va. Este es un proyecto con un compromiso del lugar ocupado, con una ruina que tú tienes que tratar de destacar”.

En las últimas jornadas, se han hecho frecuentes términos como parque temático y parque arqueológico a la hora de evaluar el destino de este punto de la ciudad, cuya importancia urbana nadie discute; pero sí su futura función social, cuando restan menos de 90 días para celebrar el medio milenio de la fundación de la villa.

Al parecer, los criterios contendientes recuerdan las embestidas entre tirios y troyanos; no obstante, todos desbordan apego a la identidad local. Para Ñeñeca y Carlos Gómez, vicepresidente de la Unión de Historiadores de Cuba en la provincia, la creación de ese parque temático o arqueológico en el pecho de la ciudad sería un regalo sin par en el aniversario por venir.

Ñeñeca, ¿por qué tanto asombro si se sabía que el parque de hoy se levantó sobre esas ruinas?

“Yo no pensaba que allí existieran tantas cosas; tal vez algunos cimientos. En el Archivo está la cuenta de la venta de los materiales que se sacaron de ahí para hacer otras edificaciones”.

Carlos, ¿usted no considera que la creación de un parque con esa otra concepción despojaría a la ciudad del que existía con una función bien diferente?

“Hay que sacrificar algo. Mira lo que sucedió con el bulevar; ese pedazo de la calle Independencia hasta perdió su nombre y el pueblo lo aceptó. Tapar nuevamente lo que estuvo tapado 100 años sería ilógico”.

Desde que la retroexcavadora, el martillo… volvieron añicos el hormigón de esta plaza y dejaron a los robles y framboyanes bailando en una sola raíz, los arquitectos Juan García García y Osvaldo Pérez Ríos, del Instituto de Proyectos Azucareros y del Arquitecto de la Comunidad, respectivamente, han vuelto una y otra vez para hacer “control de autor”; aunque el diseño no lleve su autoría.

Cuando García García entabla una controversia parece no tirar la toalla nunca. Por ello, sugiere preguntarse, ante todo, por qué se asumió el proyecto que buscaba ser más peatonal, ahora en una cuerda floja.

“Sancti Spíritus sin su parque ya no es Sancti Spíritus. ¿Qué se pretende tener ahí, una rotonda con restos de un convento? ¿A quién le importa en estos momentos que allí existió un convento? Lo lógico sería preservar lo encontrado en un área de un 10 o un 15 por ciento, hacer un cercado”, propone Juan García.

Sin dejar de destacar la rigurosa labor de arqueólogos y otros expertos, Osvaldo Pérez considera desacertada la idea de concebir un parque temático en el centro de la villa. “Prescindir como ciudad de la única plaza cívica que tiene no sería atinado; ahí debe dejarse una evidencia de lo encontrado. Eso hay que analizarlo más conceptual que físicamente; no se trata de conservar un lugar porque tenga valor histórico. Tenemos otros sitios dentro del Centro Histórico que pueden ser abordados en función del turismo”, argumenta Pérez Ríos.

Por razones obvias, desde que se reportaron los primeros hallazgos los gobiernos municipal y provincial han tomado cartas en el asunto. “No hay nada decidido con el futuro del parque”, confirmó Yoel Gallardo Silva, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, quien refirió la existencia de una comisión multifactorial para analizar el destino del “Serafín Sánchez”.

¿No se tendrá en cuenta la voz del pueblo?

“Se tendrá en cuenta”, apunta finalmente Gallardo Silva.

“La decisión no la adoptarán ni los proyectistas, ni los arqueólogos, ni dos o tres personas de la Comisión Provincial de Monumentos. La propuesta final se le presentará a la Comisión Nacional de Monumentos, que, en definitiva, avalará el nivel de intervención que se realizará”, indica Roberto Vitlloch.

Salvando distancias, hay quienes piensan que dentro de poco tendremos en el parque un sitio al estilo de El Chorro de Maíta, en Holguín.

“Es posible que piensen eso; pero no será así. Lo que ha sucedido es para bien. El diseño del parque actual tiene sus orígenes en 1914; ya forma parte prácticamente de nuestra cultura, pero también existe una historia de la ciudad que se desconoce. Es un momento crucial para tomar una decisión”, agrega el especialista.

Ahora mismo, nadie tiene bajo la manga el destino final de esta plaza. Escambray saluda las posiciones encontradas e invita a salir de alguna que otra posible trinchera de opiniones por el bien de la identidad. Aquí no se dirime cuál será la función del patio interior de una casona del siglo XIX; se toma una decisión por la cual nuestros herederos podrán levantarnos un monumento o enterrarnos en las propias criptas encontradas en el parque.

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