Yamara fue otra vez la mejor de Cuba en deportes colectivos. Si le faltasen argumentos deportivos, bastaría con su dignidad para defender lo que representa
Para ser la mejor de Cuba por segundo año consecutivo, a Yamara Amargo le sobraron méritos. Con 87 puntos en cinco partidos no le fue nada difícil resultar la jugadora más valiosa en los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz y ser la artífice del oro cubano, una condición y un título que repitió en el Centrobásquet del presente año.
Ya con una exigencia mayor, la muchacha mostró que a los 29 años lo tiene casi todo para disputarse con lo mejor del planeta; en el Campeonato Mundial de Turquía concluyó segunda en puntos por partido, con 16 en 28.3 minutos como promedio y resultó quinta en porcentaje de triples con el 45.5.
Nadie ha conseguido en Sancti Spíritus tal hazaña. Mas, con la misma parsimonia con que consigue sus canastas, la muchacha del Kilo-12, recibe la noticia. Quizás también porque ya no fue la sorpresa del año anterior, cuando su designación como la más distinguida en el FIBA América la catapultó a la nominación.
“No te voy a negar que lo esperaba porque desde la otra vez me preparé para este año volver a ser la mejor atleta, pero igual me puse muy contenta. En lo personal me viene de lo más bien porque es un reto en mi vida deportiva y personal.
“Uno lo espera cuando se prepara durante todo un año, aunque son diferentes rivales, por lo que cada competencia es una experiencia y aprendes más, te esfuerzas más para superarte en todo momento.
¿Te resultaron fáciles los Centroamericanos o en verdad lo fueron?
Cada torneo lo juego con la mayor tranquilidad, así sea la competencia más dura, porque me preparo bien, sé el nivel de la competencia a la que voy y todo me fluye como quiero. En los Centroamericanos pude haber anotado más, pero el baloncesto es un deporte colectivo.
Las puertorriqueñas obligaron a que se esforzaran mucho más.
Anteriormente habíamos jugado con ellas en el Centrobásquet, y se fueron preparando para nosotras. Se nos apretó el partido en algún momento, pero supimos imponernos.
Es tu segunda medalla centroamericana. ¿Cómo la recibes?
Para mí todas las medallas tienen mucho valor, esta es una más para mi status, otra más para mi casa.
Casi sin desempacar sus maletas, Yamara recargó las pilas y ni se acogió al descanso de otras para volver a la cancha del Polideportivo Yayabo. En enero la espera el Campeonato Nacional que despierta aquí la expectativa de que sus canastas lideren el sueño de conquistar una medalla.
No debo perder mi físico ni lo que hago a diario, sino seguir manteniéndome para tener una buena competencia, espero que esta vez podamos obtener la primera medalla.
También debo prepararme para los Juegos Panamericanos en Toronto el año próximo; tenemos la expectativa de quedar entre los tres primeros, no cabe la menor duda de que van a estar equipos más fuertes y hay que seguir entrenando como siempre.
Yamara fue otra vez la mejor de Cuba en deportes colectivos. Si le faltasen argumentos deportivos, bastaría con su dignidad para defender lo que representa. Quizás por eso ni se fijó demasiado en aquel barco que constantemente bordeaba Veracruz con la incitación: “Cubanos, estamos aquí”.
Para la elección también le sobrarían su modestia y su grandeza. A su llegada las muchachitas del equipo le concedieron el primer abrazo y su entrenador espirituano Alexander le dio en la vena del gusto con una tina de helado de chocolate.
“Ese es el mejor premio para mí, compartir en familia con ellos. Luego me sentí conmovida con el reconocimiento que me hicieron las autoridades del Partido, el Gobierno y el Inder tanto por mis resultados en los Centroamericanos como por ser la mejor de Cuba, realmente eso me motiva”.
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