La pionera Yisel Yumar Rodríguez, ganadora a nivel nacional de la más reciente edición del concurso Leer a Martí, encuentra en la obra del más universal de los cubanos la inspiración para recrear su universo de fantasía
Tiene la mirada cándida de Nené, la delicadeza de Pilar, la inteligencia de Meñique, y al escucharla bien pudiera confundirse con un personaje fugitivo de la revista escrita por Martí en 1889 para los niños de América; suerte de manantial de musas donde incontables escritores han sumergido la pluma a la hora de construir historias.
Vestida de uniforme, camina por las polvorientas veredas de Banao rumbo a la escuela Ignacio Agramonte. Tal vez los moradores de la comunidad la consideren una pionera más, sin sospechar que esa pequeña de 11 años llamada Yisel Yumar Rodríguez conquistó el primer lugar a nivel nacional del concurso Leer a Martí.
Con tono inocente, la ganadora insiste en que lo único que hizo fue dar vida “a un cuento llamado Los hombres honrados no necesitan discutir un acto de honor, donde los protagonistas de algunas historias de La Edad de Oro comienzan a discutir para ver quién era el más querido por los niños de acuerdo con su desempeño, hasta que la ardilla de Cada uno a su oficio les hace ver que no era necesaria la disputa utilizando la frase de nuestro Héroe Nacional que da título a la narración”.
Apenas lanzaron la convocatoria, esta joven promesa de las letras espirituanas encontró también en las Cartas de Martí a María Mantilla, los Versos Sencillos y las estrofas de Ismaelillo el sustrato para moldear su obra. De a poco los párrafos aumentaron en la cuartilla vacía, llegaron las enmiendas, el proceso de pulir las palabras, hasta colocar el punto final.
Entonces las noches de desvelo, las consultas bajo la guía de María de los Ángeles Martín Miranda, bibliotecaria del centro y responsable de la preparación de los concursantes, comenzaron a recibir lauros, primero en la escuela, luego en el municipio y la provincia, hasta coronar a la autora en las lides del país.
“Es primera vez que gano a nivel nacional, aunque llevo varios años participando. Cuando estaba en cuarto grado escribí una obra de teatro basada en la protección al medio ambiente, pero solo llegué a la provincia. Ahora me siento muy feliz porque participan niños de toda Cuba y saber que se trata de un premio relacionado con Martí me llena de orgullo”.
Del esfuerzo de Yisel da fe la bibliotecaria del centro al referir: “La niña desde el principio tuvo bien claro su propósito: transmitir el mensaje de que no resultan necesarios los reconocimientos públicos, sino desempeñar bien la labor. Para eso consultamos el libro Aforismos para buscar frases de Martí referidas al honor. Es un trabajo difícil. Lo alumnos tienen que dominar la obra de Martí para después escribir, deben consultar otros textos para enriquecer las redacciones, luego escuchar nuestras sugerencias, perfeccionar los trabajos, y todo esto sin descuidar sus obligaciones docentes”.
Del otro lado está el rol de la familia en la motivación de los pequeños. En este caso Yisel fue afortunada “pues tanto mi mamá y mi papá —yo vivo con ellos— me apoyaron en todo momento. Por eso este reconocimiento también es para ellos”.
Si tuvieras que explicarle a un niño de otro país, que no conoce a Martí, quién es el Apóstol, ¿cómo lo harías?
Primero le diría que fue un hombre único por su capacidad de realizar muchas cosas distintas al mismo tiempo. Ya el calificativo de ‘el más universal de los cubanos’ transmite la idea de su grandeza porque no todo el mundo puede escribir versos, poesía, discursos y preparar una guerra. Martí hizo todo eso. También le hablaría de La Edad de Oro porque nunca pierde vigencia y en sus páginas se pueden encontrar muchas enseñanzas que ayudan a los niños a ser mejores personas.
Y si solo pudieras salvar a un personaje de La Edad de Oro, ¿cuál sería?
“Meñique, porque era el más pequeño de todos y pudo lograr muchas cosas. Es el ejemplo de la perseverancia”.
Mas, el camino continúa. Mientras espera el venidero abril, cuando recogerá en La Habana el diploma y el libro donde publicarán su historia, la pionera entreteje el argumento de otra obra de teatro basada en el entorno comunitario para concursar a través de la dramaturgia en la nueva edición, acaso un capricho por ponderar la dramaturgia en la competición.
Aunque ha confesado su inclinación por la Medicina, específicamente por la Pediatría, Yisel asegura que no dejará de lado la pluma. “En mis ratos libres, cuando sea doctora, pienso escribir. A lo mejor algún día puedo calmar a algún niño intranquilo que llegue a la consulta con una obra de Martí”.
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