La cumbre de la Liga Arabe (LPA) en curso este sábado en Egipto evidenció acuerdos y disensos sobre la crisis en Yemen y la expansión en Libia de Estado Islámico (EI).
La mayoría de los miembros del ente regional apoyan la decisión del reino de Arabia Saudita de iniciar bombardeos aéreos contra zonas controladas por el movimiento huti Ansar Allah y fuerzas del Ejército leales al expresidente Alí Abdullah Saleh.
El presidente iraquí, Fuad Masum, consideró, sin embargo, que una «resistencia moderada» es la fórmula para solucionar la crisis en Yemen, horas después que su canciller, Ibrahim El Jaafari, se opuso a la intervención de la alianza árabe liderada por Arabia Saudita.
Aunque sin llegar a la confrontación abierta, Argelia se manifestó en la misma dirección.
En la esquina opuesta, Qatar, cuya Fuerza Aérea participa en la coalición que el jueves inició los bombardeos a zonas yemenitas, insistió en su respaldo a la intervención que «puede prolongarse un mes o más», según diplomáticos asistentes al cónclave. El emir catarí, Tamim bin Hamad Al Thani, se expresó contrario a una operación castrense mancomunada en Libia, una crítica implícita al bombardeo aéreo egipcio de enero pasado contra bastiones de ese movimiento en venganza por la decapitación de 20 cristianos egipcios en una playa de Trípoli.
Egipto cabildea para integrar una fuerza militar panárabe con la misión de detener a EI y enfrentar situaciones de emergencia y la diferenciación hecha por el monarca catarí entre el conflicto yemenita y la crisis libia es un avance de las dificultades políticas que encontrará el propuesto contingente militar.
Qatar apoya a la Hermandad Musulmana (HM) cuyos diputados sustentan al gabinete del primer ministro Omar Hassi, en control de la capital libia, contra el Gobierno del primer ministro Abdallah al Thinni, refugiado en la ciudad oriental de Tobruk, que cuenta con el respaldo de Egipto.
En julio de 2013, el presidente egipcio, Abdel Fattah El Sisi, encabezó la deposición del presidente Mohamed Morsi, un cuadro centro de la HM, ilegalizada en septiembre de ese año y calificada de grupo terrorista tres meses después, que contaba con el apoyo catarí.
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