Vivir sin agua resulta totalmente imposible, ni las personas, ni los animales y mucho menos las plantas pueden sobrevivir si no disponen de ese recurso; sin embargo, a la larga lista de zonas afectadas por la falta de esta en la provincia se suman Jarahueca y Guayos, las que permanecen a la espera de una solución.
En la primera, perteneciente al municipio de Yaguajay, más del 50 por ciento de los 2 536 habitantes que la integran ansían el agua que nunca llega, bien lo sabe Martha Julia Lira, vecina de la calle 4ta. en el barrio Coco Seco cuando refiere que a su casa entró un poquito hace más de 15 días, luego de cinco meses sin verla salir por las tuberías y de nuevo se desapareció.
Tampoco en los establecimientos comerciales o de servicios, ni en la inmensa mayoría de las viviendas de la parte alta del poblado, consiguen tener agua a través de las redes que nacen en las estaciones de bombeo I y II, situación que reconoce Pedro Roberto Brito, uno de los dos operarios, que se encarga no solo de la distribución del líquido, sino también de cobrar el servicio a los consumidores de su área.
¿Acaso es lógico pagar por un producto que nunca llega? ¿Cómo puede Jarahueca resolver tal situación?
El propio Pedro confirma que en lo que va de año le dieron baja del talonario de cobro a más de 200 núcleos por no disponer de agua en sus hogares. Y mientras la situación se agudiza los piperos particulares asumen el suministro del preciado líquido en Jarahueca. ¿A qué precios?, entre 10 y 25 pesos el tanque, según sus dimensiones.
Para nadie es un secreto que transitamos por la sequía más intensa de los últimos 115 años en la provincia, causante de daños muy severos en las fuentes de abasto, algunas de las cuales colapsaron al no tener entrada de agua a las reservas subterráneas.
Aun así, los territorios trabajan en un programa de contingencia contra la sequía, que bajo la tutela gubernamental trata de proteger a los sitios más afectados, por lo que resulta inexplicable trasladar la solución del problema a los particulares que, aunque llevan el líquido casa por casa y están “resolviendo” las carencias actuales, no son trabajadores por cuenta propia, ni pagan impuestos como aguadores, actividad que consta en la Resolución No. 42 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Yoel Santos Andrado, presidente del Consejo Popular de Jarahueca, reconoce que el planteamiento relacionado con el agua lleva casi dos décadas vigentes desde que comenzó su mandato; varias veces lo ha dado a conocer ante las autoridades del territorio, pero hasta el momento solo curitas recibió, tan así es que ni la pipa solicitada para apoyar en estos meses funcionó.
En la Dirección Municipal de Acueducto y Alcantarillado de Yaguajay, Joel Luna, su director, habla de un proyecto en vías de aprobación para el 2016, con el cual deben resolver el caso de Jarahueca utilizando uno de los pozos de Batey Colorado. “Hay que construir una conductora hasta el tanque elevado del pueblo, una caseta y algunas bombas —añade— y en ese mismo proyecto está prevista la solución de Itabo e Iguará, pero a partir de otras fuentes de abasto, incluida la de El Tranque”.
No menos compleja resulta hoy la situación en el barrio La Loma del poblado de Guayos, donde desde finales de julio el agua proveniente de los pozos está contaminada.
Vecinos del lugar aseguran que el líquido sale con un intenso olor a yodo o acetona, situación que fue expuesta de inmediato en el área de salud del territorio.
Ante tales situaciones, ¿cuál fue la respuesta del Policlínico? ¿Cómo se proyectó el Centro Provincial de Higiene? ¿Cuál ha sido la acción gubernamental?
Armando Ulloa Martínez, director del Policlínico de Guayos, aclara que desde que conocieron la queja enviaron técnicos del Departamento de Higiene del centro para que examinaran el líquido con alteraciones organolépticas. Aparecen registrados 36 pozos y de ello se notificó a otras instancias, varias muestras llegaron a la Dirección Provincial de Higiene, en tanto se mantiene vigilancia permanente en el área y en los tanques situados por Acueducto para el depósito de agua potable.
No obstante; a juicio de los propios vecinos, el arribo de pipas estatales para el llenado de estos tanques no ha sido sistemático, primero llegaban los martes y ahora casi nunca. Con ello concuerda también Manuel Guerra, el presidente del Consejo Popular de Guayos, quien reconoce que al existir fallas en la entrega del recurso hídrico, la población se ve obligada a comprarlo a los particulares que llenan sus pipas en el pozo de la zona Las Marías.
“En una ocasión tratamos de organizarlos como trabajadores por cuenta propia —aclara Manuel—, pero no se materializó, hoy la población los apoya porque le resuelven el problema”.
En el Centro Provincial de Higiene, el especialista Eduardo Madurga expone que el estudio realizado en varios pozos del lugar arrojó contaminación orgánica por la presencia de nitritos y nitratos (altas concentraciones de componentes de sales minerales), debido al agotamiento del bolsón subterráneo, por lo que se recomienda no usarlos hasta tanto comience la recuperación del manto.
Mientras, los moradores de Guayos y Jarahueca invocan a San Pedro para que venga la lluvia que salvará a los pozos y la economía familiar, pues al parecer las pipas estatales colapsaron.
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