Sur del Jíbaro sobrepasa el plan reajustado para la cosecha pese al impacto del bajo almacenamiento de agua
Con Juan Caballero y Roberto Tule Rodríguez no camina ese dicho de que “cuando la Zaza está seca, los arroceros están de luto”, pues, a fin de cuentas son operadores acostumbrados a empatar amaneceres y noches en las terrazas de Mapos y Sur del Jíbaro, respectivamente y, si bien este año sus jornadas no alcanzan la estatura de las últimas campañas, las cosechadoras les ocuparon buena parte del calendario.
A lo largo del 2015 nadie en La Sierpe le perdió el hilo a las noticias sobre la presa, fuente hídrica que dicta las coordenadas a la producción del cereal y que ante su bajo volumen obligó a reducir la siembra en unas 14 000 hectáreas comparado con la etapa precedente, hecho que provocó la interrupción de los crecimientos arroceros que por varios años hilvanó la provincia.
De una planificación inicial de entregar 58 000 toneladas de arroz consumo, se reajustó el plan a 34 800 y la Empresa Agroindustrial de Granos (EAIG) Sur del Jíbaro busca sobrepasar esa cifra en unas 3 000 toneladas, a partir del buen rendimiento en las áreas de primavera.
“Como se sembró menos se pudo atender mejor el cultivo y la cosecha promedia a cuatro toneladas por hectárea, un rendimiento de frío”, describe Eddy Santiago Gómez, director Técnico Productivo en la EAIG.
A pesar del acortamiento de la producción, en el inventario de las labores que permitieron encarar un año adverso y cumplir el plan reajustado, la dirección de la entidad enumera la siembra en bloque como alternativa para utilizar mejor la tecnología y el agua, la organización de las fuerzas, el desempeño del equipamiento agrícola e industrial y el respaldo inversionista —ascendente a unos 20 millones de pesos— que mantuvo el país en toda la infraestructura, “porque si importante es invertir, también lo es mantener”, subraya Orlando Linares Morel, director de la EAIG.
En materia de economía el saldo es distintivo porque la empresa no perdió la rentabilidad y según el directivo cierra con ventas totales superiores a los 300 millones de pesos, resultados en los que tuvo un efecto esencial el arroz, así como la prestación de servicios de maquinaria en Sancti Spíritus y Ciego de Ávila y el incremento productivo en los renglones de leche y carne.
Desde hace rato los arroceros de La Sierpe oran por la recuperación de la Zaza y ahora sus anhelos incorporan al canal Magistral, como quiera que es sometido a la mayor reparación de su historia a fin de reducir las pérdidas de líquido y cuya reapertura, fijada para mayo, definiría la fecha de la reanudación de la siembra de arroz.
Para el 2016 se planifica una sola cosecha —la de primavera— que representaría alrededor del 60 por ciento de la de este año, refiere Eddy Santiago Gómez.
El bache productivo en el periodo invernal no lleva consigo desaprovechar el tiempo, de ahí la intención de aplicar desinfección química a las cerca de 13 000 hectáreas previstas a plantarse entre mayo y agosto a fin de reducir la mezcla varietal de arroz rojo y, además, aplicar mejoras de campo con rayos láser.
En lo inmediato la producción arrocera prevé el uso de unos 18 millones de metros cúbicos de agua provenientes del sistema hidráulico Jatibonico, en función de sembrar en la zona de Las Nuevas 1 150 hectáreas de semilla como garantía de la siguiente campaña de plantación.
La agenda por delante contempla además intensificar la atención a la infraestructura interna de riego y darle continuidad al programa de explotar 40 pozos con agua subterránea para la primavera entrante, la mitad de los cuales se encuentran, al cierre de año, en diversas fases de ejecución.
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