Con las de Topes de Collantes, suman casi 50 las comunidades del Plan Turquino trinitario beneficiadas por acciones de intervención integral
Desde hace semanas Jorge Luis López Extremera no se toma un descanso en serio. Suele vérsele de un caserío a otro por entre veredas y lomas, con su delgadez a cuestas y el entusiasmo dibujado en el rostro. No le ha faltado ayuda, eso es verdad, pero presidente del Consejo Popular de Topes de Collantes-Felicidad al fin se siente responsable de que las cosas salgan bien. Cuando por fin todo está listo, disfruta el regocijo con su gente en una suerte de carnaval que el domingo 24 de mayo estremeció aquellos enclaves del macizo de Guamuhaya, donde los límites de las provincias de Sancti Spíritus, Villa Clara y Cienfuegos resultan casi imperceptibles.
En cada núcleo poblacional comprendido en la demarcación se han experimentado últimamente cambios radicales, que van desde la pintura de las instituciones estatales hasta la rehabilitación general de locales y establecimientos, incluyendo escuelas, bodegas, panaderías y unidades de servicio. Durante esa jornada decisiva, cuyo colofón fue un concierto del cantautor cubano Héctor Téllez en el anfiteatro de Topes de Collantes, rescatado de la mala hierba y casi del olvido, llegaron hasta las cimas de las lomas los más diversos productos de consumo y para el hogar junto a la más auténtica diversión.
“La idea es magnífica, hace falta que esto se repita por los menos una vez al mes o en el trimestre”, manifestaron vecinos de El Chorrito, La Chispa, Vega Grande, La Una y La Felicidad, quienes celebraban la culminación de los trabajos junto a las máximas autoridades del Gobierno y del Partido no solo del municipio, sino también de la provincia. Podía vérseles sonrientes, mientras bebían cerveza, degustaban el helado o adquirían lo mismo cárnicos que viandas y golosinas en las tarimas habilitadas, en tanto la música campesina se dejaba escuchar y más de una pareja se entregaba al baile.
MEDICINA EN LAS ALTURAS
El consultorio del Médico de la Familia No. 26 de Vega Grande, donde laboran la doctora Hilda Julia Reguera y la enfermera Nurys Torres es, de los cinco beneficiados en esta cruzada, quizás el más concurrido en días habituales.
“La gente viene más posiblemente porque tenemos larga experiencia en esto, figúrese que yo trabajo aquí desde que me gradué en 1991 y solo estuve dos años en Trinidad para después volver. Dirigí en el antiguo hospitalito de Topes y aquí estoy”, declara Hilda Julia en medio de la pulcritud de su local, cuidadosamente pintado y ordenado.
En la farmacia de Topes, que presta servicio a la comunidad y al kurhotel, Irelis Consuegra, administradora, declara su orgullo por la labor que se realiza allí. “La unidad estaba en muy malas condiciones, ahora mire qué linda”. Algo más abajo, luego de descender por un trillo, el equipo de Escambray aprecia en el otrora hospital las bondades de un consultorio médico con servicio extendido, lo cual significa que labora las 24 horas y tiene camas para pacientes que requieren observación facultativa. A ello se suman los servicios de ambulancia, sillón estomatológico y laboratorio clínico, según explica la doctora Yailyn Toledo, en tanto dos enfermeras confirman el criterio de que el aire de las alturas oxigena el cuerpo y el espíritu: “Bajo a Trinidad y cuando regreso respiro hondo, pues siento que mis pulmones están intoxicados”, ilustra Odalis.
En Tres Palmas, otro de los asentamientos por donde pasó el “huracán” de beneficios, no solo exhibe sus mejores galas el consultorio, al que acuden con frecuencia miembros del Ejército Juvenil del Trabajo asentados en las cercanías. También luce renovado el caserío mismo, donde la lluvia del día precedente ha formado charcos que no entorpecen el jolgorio popular ni el trasiego de mercancías, salidas de los puestos de venta improvisados para la ocasión.
EN LA CIMA DE LA FELICIDAD
Cuando ya Sancti Spíritus está a punto de extinguirse bajo los pies del transeúnte o en vehículos se llega a La Felicidad, esa suerte de cielo tocado por casas que encaramadas en las lomas se funden con las nubes. En el centro, una planta de beneficio de café en cuyas áreas pavimentadas los niños juegan, cantan, bailan. En derredor, sus adultos, ataviados con sombreros o gorras, embebidos en el ritmo de un grupo de aficionados que desde lejos regala canciones con olor a monte y a pájaros silvestres.
De acuerdo con las autoridades del Poder Popular en Trinidad, suman 311 los planteamientos que se han resuelto desde que comenzaron a reanimar comunidades con esfuerzos conjuntos de los organismos y de los vecinos. Lo mismo el Inder que Educación, Salud Pública, Comunales, Servicios o Vialidad, por solo citar algunos, se han llevado las palmas en esta ronda de mejoras que incluye ya a 45 comunidades de la sureña villa. “Aún nos quedan pendientes 36 demandas más”, subraya Moisés, el presidente del Gobierno local. Antes fueron otros los consejos populares tocados por la “varita mágica”, por lo que la alegría que se respira esta vez en Topes recorrió ya San Pedro, Algarrobo, Condado, Pitajones, FNTA, Caracusey, Manaca Iznaga…
“Lo elegimos porque ya desde antes se veía que era aparente para buscar soluciones. Nos sentíamos como olvidados, pero ahora sí creemos que vamos a seguir progresando; nos falta solucionar lo del agua”, comenta la joven Ariadne Martínez, madre de dos niños. Habla del nuevo delegado de su circunscripción, un hombre de piel cobriza llamado Luis Tamayo, que sonríe entre la confusión y la complacencia.
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