Aun cuando debe superar algunas barreras para años venideros, la séptima edición de la fiesta de las artes plásticas en Trinidad demuestra el potencial creativo del territorio espirituano
Aunque muchos defienden con vehemencia la crisis de originalidad artística que impera en buena parte de la Isla, sobre todo en los sitios vinculados al turismo, basta echar una ojeada a las piezas de la VII Bienal de Artes Plásticas de Trinidad, exhibidas en la Galería de Arte Universal Benito Ortiz Borrell, para aquilatar que la voluntad de los creadores puede poner en tela de juicio dicha sentencia.
Pese a no contar con sesiones teóricas para propiciar el intercambio crítico entre los artistas y enriquecer las jornadas de actividades; pese al caso omiso de algunos participantes al presentar obras que no se ceñían del todo a la temática de la descolonización cultural y la cultura de resistencia propuesta por los organizadores, la bienal conserva el don de matizar de arte la deprimida vida cultural trinitaria, gracias a la confluencia de los gremios artísticos de varias provincias de la región.
El agasajo a las creaciones que expresaron con mayor sagacidad el hilo conductor del certamen dio fin al encuentro, calificado de digno, prolífero y de fortalecimiento para la iniciativa creadora, según el consenso del jurado, integrado por Doctor en Ciencias del Arte Luis Rey Yero, la artista de la plástica Luisa María Serrano (Lichi) y Atner Cadalso, presidente del Consejo Municipal de la Artes Plásticas en el territorio sureño.
El tercer premio se otorgó a la pieza Reciclando, de William Varela, “por la forma sugerente e ingeniosa de expresar el tono de la realidad vivencial de los cubanos; propuesta que conjuga elegancia formal, composición y cuidadosa factura”. El segundo puesto, por su parte, lo alcanzó el trinitario Osley Ponce Yznaga quien, a través de un conjunto escultórico, “logró la precisa combinación de escalas, colores, materiales, sobriedad y precisión en la elaboración de las piezas, que transmiten una multiplicidad de lecturas al espectador”.
Las mayores loas las acaparó % Resistencia, de la autoría de Carlos César Román Pérez; escultura “donde la perspectiva del objeto encuentra la relación exacta entre forma, contenido y título. En su cotidiana simplicidad, la obra nos traslada a una multitud de interpretaciones sobre nuestro presente y devenir como nación, además de cautivar por el impacto visual”.
Mientras, la Asociación Cubana de Artesanos Artistas en la villa premió la obra Evocación, parte del proyecto sociocultural Entre hilos, alas y pinceles, de Yudit Vidal Faife, quien se hizo acompañar de la artesana Lucía Jiménez para dar vida a la obra, que también obtuvo mención y el lauro otorgado por la Benito Ortiz. Dicha institución premio, además, la video-instalación de Yorlin Pimienta Pulido, una de las obras más novedosas dentro de la muestra.
Las menciones las obtuvieron Suite Home Agabama, de Edras Francisco Rodríguez Portales; En calidad de préstamo, de Alejandro López Bastida y Las bañistas, de Armando Portieles.
Luis Rey Yero comentó en las palabras de clausura: “Esta cita cultural demuestra que aunque a Trinidad todavía le duele la ausencia de la Academia de Artes Plásticas Oscar Fernández Morera, sigue siendo una tierra de artistas legítimos”. A su vez, instó a los jóvenes a adentrarse en el binomio nuevas tecnologías-arte para concebir las obras de próximas ediciones, en aras de incursionar en esferas contemporáneas de la creación, sin relegar lo clásico.
La expo quedará a disposición del público hasta finales de mes. En el 2017 regresará esta fiesta de las artes plásticas a la tercera villa cubana.
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