Buen primer examen para los Gallos

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El equipo espirituano arrancó con el pie derecho en el inicio de la Serie Nacional de Béisbol. Pronóstico de Escambray sobre su clasificación o no en la segunda etapa.

Entre la lluvia, el fin del verano y el inicio del curso escolar, la Serie Nacional de Béisbol arrancó en su versión 55 y

los Gallos lograron llevarse su primer éxito particular 2-1 ante Pinar del Río con una buena demostración, no solo porque ganaron la subserie, sino por la manera de pelear los partidos.

Si bien no enfrentaron a ese Pinar potente y brioso de hace unos años, resulta llamativo que el equipo les bateara con holgura a los tres mejores abridores de su staff, entre ellos a Yosvani Torres, uno de los mejores del país, quien explotó ruidosamente sin completar la mitad del partido.

Echando a un lado lo endeble del pitcheo visitante, quizás el mejor de los rostros del elenco fue reaccionar con marcadores adversos. Ganaron el primero del doble del martes con cuatro carreras en contra en el primer tramo del juego y en el partido del cierre remontaron una diferencia significativa hasta dejar en base la posibilidad de ganar.

La fórmula de poner en acción al banco cuando el sol aconsejaba descanso para algunos y de ir probando piezas en busca de una alineación ganadora rindió sus frutos con los 14 jugadores de cambio empleados en el doble programa.

Aunque pudieron aprovechar mejor el descontrol del box pinareño, irreconocible con sus más de 20 boletos, las 18 carreras fabricadas suenan bien para un comienzo y con tantos hombres en acción, a punto de que el conjunto se dio el lujo de ganar pese a la anemia ofensiva del tercer y cuarto turnos al bate, con un hit cada uno en los tres partidos.

Es muy temprano para hablar de estadísticas que se inflan y desinflan con el curso de los juegos, pero resulta pertinente subrayar la ofensiva en la arrancada de Liván Monteagudo y Yoandi Baguet, ambos por encima de 400.

Y si muchos fueron los jugadores, abundantes resultaron los pitchers, pues 11 de los 14 inscritos actuaron en los tres desafíos para repartirse las 12 limpias permitidas en las 27 entradas y la mejor de las noticias para Yuen Socarrás en su rol de lanzador líder en tiempo de emergencias y llamado a establecer el protagonismo que sus potencialidades hace rato reclaman.

Los Gallos comenzaron su examen con calificación de 4. Cuando concluyan sus presentaciones ante Artemisa este sábado, cruzarán el mar para enfrentar a Isla de la Juventud durante lunes, martes y miércoles. Tiempo sobra para mantener o mejorar las notas o también bajarlas.

Como una subserie o cinco partidos no dicen absolutamente nada sobre los rumbos de la campaña, prefiero girar mis líneas hacia la guerra de los pronósticos. Y aunque para la mayoría de los medios los Gallos no cuentan para la ronda de los ocho, a priori me arriesgo a contarlos en cualquier orden a partir, sobre todo, de la paridad de los conjuntos.

El boleto, si bien no sería una proeza porque en 11 de las últimas 14 temporadas Sancti Spíritus logró acceder a la franja de los clasificados, sí se traduciría en aliciente luego de dos años con el Huelga apagado en la mitad de la serie.

Como pocas veces, la paridad constituye distinción entre todos los conjuntos, mellados por las más de 90 bajas entre una campaña y otra y que en esta ya parece acentuarse con ausencias tempranas.

De ahí, más que una estrategia, es una necesidad que alrededor del 40 por ciento de los peloteros hayan participado en el recién concluido Campeonato Sub-23 y Sancti Spíritus comenzó a usarlos bien rápido, tanto para desperezar al banco como para imponer la competencia necesaria en todo conjunto.

Mas, en la nómina total aún no son mayoría, como no sea en el pitcheo. El comportamiento de la justa dirá hasta dónde pueden asumir roles más protagónicos, sin temor a los años. Son ellos, como todos los de la lid, los llamados a reconstruir las esencias del béisbol sobre la base de una mayor disciplina técnico-táctica y la entrega en tanto aparezcan mejores destellos de calidad. No abogo por decantar a los veteranos, pues defiendo la tesis de mantener en el terreno a quien mejor se muestre.

Solo que ya en el pasado clásico Isla de la Juventud se llevó el subcampeonato, luego de dejar atrás a novenas suculentas como Industriales y Matanzas con una nómina llena de desconocidos y matizada con tres líderes. Así dejó sin pretextos a los que se escudan en la juventud para sostener los pronósticos en una contienda que vuelve a tener a Ciego de Ávila, Industriales y Matanzas como rivales a derrotar.

Para Cuba en general se avizora el renacer de una generación que trae otros atributos y no justamente aquellos que llenaban estadios con la sola mención a los lanzadores abridores o el mejor robador de bases, o el gran jonronero del momento.

Al Huelga, como a otros estadios, le han sobrado espacios en estos inicios. Por eso hace falta que las ardientes temperaturas logren calentar esta campaña, que entre gradas incompletas, páginas digitales desactualizadas, ómnibus con filtraciones y avituallamiento incompleto para los jugadores, ha comenzado algo tibia.

Y de esas pequeñas cosas vive también el béisbol, como de otros atractivos en derredor del espectáculo en los propios estadios y en el entramado publicitario-cultural que rodea la pelota para que esta prenda en nuevos aficionados. También hará falta cuidar la disciplina dentro y fuera de los terrenos y estimular el debate desde la sangre y la mente.

Mientras haya un cubano respirando béisbol, mientras las esquinas se enciendan a pura polémica, mientras los aficionados indaguen por los marcadores del juego anterior, la pelota tendrá la oportunidad de sobrevivir para bien del país.