En Asamblea Solemne se reconoció a personalidades e instituciones que han contribuido al desarrollo de la localidad
Cuando el 15 de abril de 1915 la junta consistorial y el alcalde liberal Amado Granado tomaban posesión en aquel caserío llamado Jatibonico ya existía un ingenio y muchas plantaciones de cañas; mas, a las luces de la historia esa fecha marcaría otro acto fundacional. Acaso porque desde entonces Jatibonico empezó a existir en los archivos del ayuntamiento de Camagüey bajo el término de municipalidad.
Y justamente hoy cuando han pasado 100 años de aquel acontecimiento los lugareños vuelven a reunirse, esta vez en una sesión de la Asamblea Solemne Municipal que ha devenido necesariamente un constante viaje a la semilla.
Fue un acto simbólico, sobre todo porque no hubo mejor manera de repasar la existencia durante este siglo que a través de aquellos retazos de identidad: la ficha biográfica de Panchito Gómez Toro, el violín utilizado por la parranda Los perejiles, el saco de azúcar de aquel récord histórico alcanzado en la zafra 1990-1991, el acta constitutiva de la municipalidad, la mochila usada por Antonio Darío durante la expedición del Granma, la foto de Genaro Melero, la carta enviada por Fidel Castro luego de aquellos días en que la presa Lebrije amenazó con tragarse la ciudad…
Luego de las remembranzas llegaron los reconocimientos a sus hijos más ilustres, aquellos que han contribuido a la cultura y a la transformación social del municipio. De manos de Teresita Romero, presidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Sancti Spíritus, se le otorgó el escudo de la ciudad a la reconocida escritora Mildre Hernández; al escritor radial y coordinador de proyectos culturales Antonio Abad Sotolongo (Ñico); al doctor Miguel Sacerio y al licenciado en Enfermería Reinaldo Expósito, quienes se enrolaron en el combate al ébola en Sierra Leona; y al doctor Antonio Ledesma, fallecido en el 2010.
Entre los agasajos sobresalió también la distinción centenario de la municipalidad, otorgada por única vez por la Asamblea Municipal, la cual premió a prestigiosas instalaciones vinculadas al sector productivo, así como a personalidades que han influido en el desarrollo del territorio.
En este día de aniversario también se develó una tarja colocada en el lugar donde se constituyó a Jatibonico como municipio y en el Museo Municipal se brindó en nombre de la ciudad con el trago centenario, elaborado para ocasión.
Ha pasado un siglo desde que aquel caserío que comenzó a expandirse a la vera del río Jatibonico del Sur alcanzara la notoriedad de municipio y perturban las mismas esencias: los acordes de la guitarra anunciando el punto de Arroyo Blanco, el pitazo imperturbable de los trenes y ese pegajoso olor a azúcar.
Yo conozco ese pueblo maravillozo como me gustaria vivir ahi.
Oda a mi pueblo de José Ángel Muñoz Juárez
A: Los 100 años de Jatibonico
Vengo de donde lo dulce delira,
donde la primavera converge en un cálido beso,
con aromas de infancia y aguaceros floridos.
Esta mi tierra de bendiciones y mil saludos,
a donde perennemente regreso
en donde siempre soy bienvenido
donde hallo las mismas calles
el árbol donde quedo mi nombre
como eterna cicatriz,
donde bajo su sombra estampe el primer beso.
Mi pueblo tan sereno,
tan inquieto,
arpegios de rostros que se fueron
y quedaron como legibles huellas,
memoria silenciosa,
culto al éxtasis.
Pueblo mío en donde he de reposar,
si te soy ajeno perdóname,
he de hacer por ti mucho más,
quiero toda tu tierra sobre mi ser,
quiero un sepulcro de recuerdos,
aquel charco de gusarapos
donde jugaba a encontrar míticos seres
aquel cañaveral donde descubrí mi sexo
aquellas lecciones de humanidad
el pitazo que quiebra el silencio
el suave néctar del ingenio.
Quiero más de tus recuerdos,
quiero el canto de tus mañanas,
convertido en eterno delirio de poeta.
Pueblo mío por ti me he vuelto un hacedor de versos,
por ti sacaré lo que guardo en mi pecho.
Hoy te nombro y la tierra a mis pies resurge,
soy tu hijo a ti me debo.
Eres cuna de sueños realizados,
promesas y victorias,
leyendas que apenas comienzan.
Comprometido estoy contigo,
por ti he descubierto
la grandeza de una sonrisa
la critica certera
la voz sincera,
cálidos abrazos,
sonrisas imborrables,
despertar nacido en dial.
Pueblo mío por ti estos versos han de apostar
que apenas es solo el comienzo de este peregrinaje.