El Coppelia de Sancti Spíritus vuelve a ser noticia por las inconformidades que amargan el paladar de quienes acuden a la instalación en busca de variedades de helados y de prestaciones acordes con las exigencias del cliente.
La noche del martes 9 de junio se convirtió en un calvario para Mairelis Hernández Sorí, vecina de la calle Adolfo del Castillo 68 entre Sobral e Isabel María de Valdivia, en la ciudad cabecera provincial, quien decidió visitar la heladería espirituana, no solo para degustar el preciado alimento, sino también para pasar un rato ameno, fuera del hogar.
“Después de casi dos horas de espera en una cola interminable —dice Mairelis en su misiva a Escambray— a pesar de existir en los dos salones mesas vacías, me encontré con un servicio irregular, carente de toda exigencia que pusiera coto al rosario de anomalías cometidas por el personal que allí sirve”.
Y más adelante relata un sinnúmero de indisciplinas que van desde la presencia de restos de alimentos sobre las mesas, favoritismos reiterados al dejar pasar primero a personas recién llegadas sin respetar la cola, hasta la falta de agua antes de servir y la evidente suciedad en los cubiertos y copas empleados para el expendio del helado.
La lectora añade que no entiende por qué suceden estas cosas cuando se habla constantemente del peligro del cólera y de la higiene que debe prevalecer en centros donde se sirven alimentos, en tanto se cuestiona la permanencia de las indisciplinas sociales y otras irregularidades que afectan la calidad del servicio, del alimento y la imagen del centro.
Mairelis calza su denuncia con los documentos rectores aprobados en el país para el sector de la Gastronomía, entre ellos el Decreto Ley No. 155 del Consejo de Estado y de Ministros, que en su Artículo 2 describe contravenciones como la de mantener desordenadas y en malas condiciones higiénicas las áreas de venta o de servicios, la de impedir el acceso de los consumidores o usuarios al local de venta de productos o para la prestación de servicios, en una cantidad de estos de acuerdo con la capacidad de dicho local y los mantenga en el exterior sin motivos…
La queja de esta lectora por el servicio recibido en el Coppelia espirituano, que ella considera deficiente, ilustra no solo un caso de maltrato puntual, sino sobre todo la exigencia cada vez más creciente de la población que reclama lo que considera su derecho.
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