Diversidad de estilos y tendencias confluyen en la muestra del Salón de Pequeño Formato que convoca la filial espirituana de la Uneac
El Salón de Pequeño Formato, organizado en su sede por la filial de Artes Plásticas de la Uneac, cumplió en su 15 aniversario las expectativas por la calidad y cantidad de obras expuestas. Esta vez hubo una participación récord de 60 obras enviadas por 36 artistas de distintas generaciones y tendencias.
El público podrá apreciar durante todo el mes obras en las manifestaciones de pintura, escultura, instalación, fotografía, grabado, dibujo y cerámica, lo que demuestra la pujanza de las artes visuales en el territorio espirituano. De nuevo el talento creador apuesta por las dimensiones mínimas, que no excedió los 30 centímetros estipulados en la convocatoria.
Entre las cualidades del pequeño formato resalta el poder de síntesis. No se trata de abundancia, sino más bien de simplificación, del más con menos, aunque pudo surgir la tendencia al exceso explícito que desborde tal concepto. Ofrecer sensaciones, sentimientos e inquietudes con escasos recursos expresivos se hace imprescindible en tales reducidas dimensiones.
Conquistó el primer premio Lisandra López Sotuyo con la instalación Sinapsis, rejuego semántico que significa en términos médicos el contacto entre dos neuronas, pero que en su obra infiere la relación que existe entre el crítico y el artista mediante dos mechones de pelos (rubio y negro) que se entrelazan. Una propuesta que dentro del arte matérico mantiene la relación entre la medicina y el arte cultivado por la artista con significativa capacidad de evocación.
El segundo premio fue para el conjunto de dibujos humorísticos de Ramsés Morales Izquierdo, quien logró a través de una sorprendente economía de medios expresivos abordar temas referentes al ser humano y sus vínculos con la Tierra en peligro (Toy) y la recreación del mito bíblico de Adán y Eva mediante la imagen contemporánea de la computadora con el logo de la manzana (Adán, Eva y la manzana).
El tercer premio compartido recayó en Mildrey Betancourt Rodríguez, quien a través de sus dos obras de fotografía digital (Dimensión I y II) magnifica reducidos espacios a través de la manipulación del lente macro creando sugestivos paisajes abstractos de misteriosas luces y sombras, y en Luis García Hourruitiner porque a través de sus dos obras presentadas (Impacto territorial I y II) logró una excelente composición visual que, desde la abstracción, discursa sobre problemáticas medioambientalistas.
Obtuvieron menciones Ana Reyes Espinosa por su instalación El ombligo del mundo, referencia erótica de la pintura con el mismo título del pintor francés del siglo XIX Gustave Courbet; Emilio Ernesto Valdivia por su obra cinética Y entonces perdió su tiempo, donde dialoga con el público sobre la necesidad de hacer útil la existencia humana, y Luis Enrique Medina por la escultura Cómplices de resistencia, quien logra sintetizar las paradojas absurdas de la sociedad a través de dos pequeñas bicicletas siamesas hechas de alambre, situadas en direcciones opuestas.
En fin, quienes visiten la muestra tienen la posibilidad de transitar por la consecución de propuestas conceptualistas desde posturas minimalistas hasta aquellas otras que demuestran la capacidad del buen oficio o el rejuego compositivo de significativa valía artística. Como expresara mi abuela cuando había abundancia y variedad de cosas, hay de todo como en botica׃ paisaje, abstracción, neofiguración, collage, naif, arte cinético, esto último por primera vez en un salón convocado por la Uneac.
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