Discografía en Sancti Spíritus, un diferendo bizantino

Escambray retoma el tema de la producción de placas en el territorio a propósito de una carta llegada a su Redacción Música espirituana: ¿Un catálogo para el olvido? Rescatar de las polvaredas del olvido y publicar con intenciones benéficas en las páginas del suplemento cultural Vitrales primero y en este

Escambray retoma el tema de la producción de placas en el territorio.Escambray retoma el tema de la producción de placas en el territorio a propósito de una carta llegada a su Redacción

Música espirituana: ¿Un catálogo para el olvido?

Rescatar de las polvaredas del olvido y publicar con intenciones benéficas en las páginas del suplemento cultural Vitrales primero y en este semanario después un tema como la discografía espirituana —náufraga en los océanos del presupuesto, la promoción y comercialización, entre otros demonios—, ha movido la palabra, el pensamiento y hasta la ofensa impropia.

La grabación de discos en el territorio resulta mínima en proporción con el catálogo de excelencia que exhibe esa manifestación del arte aquí. Hasta ahora, al menos, eso nadie lo discute. Escambray abordó el tema por su demostrado interés editorial a favor de la cultura.

Ahora, regresa sobre el mismo tópico para poner algunos puntos sobre las íes a propósito de una carta entregada a esta Redacción por Saily Alba, profesora de la Universidad de Sancti Spíritus y autora de los proyectos que incluyeron la grabación de dos placas con música tradicional espirituana a través de la disquera Colibrí. La misiva cuestiona con nombres propios el desempeño y los criterios de especialistas y funcionarios de la Empresa de la Música.

Aclaración necesaria para todos los polemistas: el periódico constituye un medio de difusión pública, pero no publica todo tipo de opiniones. Le asiste el derecho al respeto, la objetividad y la edición. Tiene el deber de escuchar, pero se mantiene al margen de querellas personales y no presta letras al chanchullo o la disputa infértil.

Por tanto, el semanario se concentra en dos interrogantes medulares para el debate: ¿resulta o no legal grabar discos con los artistas del catálogo del territorio al margen de la institucionalidad, es decir de la Empresa de la Música y su Consejo Técnico?, ¿resulta o no ético y lógico que la disquera Colibrí, del propio Instituto de la Música, adopte semejante postura?

“Yo no necesito un aval de la Empresa de la Música para mis proyectos, pero no podemos coger al Coro de Clave a espaldas del director de esa empresa y llevarlo para Cienfuegos a grabar como si no tuvieran nada que ver. No es que la Empresa decida si van a grabar o no. Quien decide eso es la historia del Coro, Colibrí, la dirección de la agrupación. Si las agrupaciones están evaluadas, con audición hecha, la Empresa no tiene potestad legal para impedir grabar. Para que las cosas fluyan y salgan bien uno trata de trabajar en conjunto y es lo que se hizo”, sostiene Saily Alba.

Pero el director de la Empresa asegura que ustedes se le acercaron cuando ya los discos estaban pactados y hasta con la fecha de grabación definida, ¿considera ético y lógico actuar al margen de la institución?

El problema es que hay un desconocimiento muy grande en todo esto. Los artistas tienen un contrato con la Empresa para que los comercialicen, pero eso es independiente de la grabación de discos. Lo que no me parece ético es que agrupaciones con la historia del Coro de Clave y la Parranda Típica hayan llegado a la edad que tienen sin que las personas encargadas de proponer y que cobran un salario para eso no hayan hecho los proyectos, no los hayan defendido, no los hayan presentado, no se hayan cuestionado por qué no han salido sus discos.

¿Cuánto cobraron los músicos por esas grabaciones?

A los músicos de la Parranda les pagaron 386 CUC a cada uno y a los del Coro casi 9 000 pesos en moneda nacional.

¿Y a usted como autora del proyecto y de la idea original?

¿Y eso es importante?

Sí, ¿es secreto? No está obligada a responder.

No me gusta decirlo porque como es una cifra alta todo mi trabajo de investigación, todo lo que me gusta la cultura espirituana y se lo digo desde lo más profundo de mi alma, se puede ver como si fuera por la parte económica y la primera vez que firmé un contrato no sabía lo que me iban a pagar. Gané más de 1 000 CUC en cada uno de los dos proyectos.

RAZONES Y SINRAZONES

Alrededor de una mesa ovalada Escambray vuelve a abrir su agenda a los representantes de la Empresa de la Música ya entrevistados: Carlos Manuel Borroto, presidente del Consejo Técnico Asesor; Elienne Fonseca, del Departamento de Patrimonio, y Ángel Luis Chongo, subdirector técnico.

En general, insistieron en que su labor en función de la discografía no ha resultado nula pues en el último quinquenio han realizado varias proposiciones, de las cuales la mayoría no fructificó, incluidas las cinco presentadas por el 500 aniversario de la ciudad que no recibieron respuesta del Gobierno, al parecer por falta de financiamiento. Pero en ese lapso al menos se grabaron dos discos con la Colibrí, uno de septetos y el otro de tríos, realidad que —insistió Carlos Manuel Borroto— pasó por alto este semanario.

Y en verdad lo pasó por alto por un desentendido involuntario: dos de los músicos entrevistados aseguraron que los discos salieron por la gestión personal del propio Borroto, quien comentó sus propuestas como parte del trabajo de la Uneac y no de la Empresa.

“No estoy en desacuerdo con que alguien haga una gestión personal y se le grabe, lo que digo es que si la disquera Colibrí forma parte del Instituto de la Música debiera contar con nosotros. Lo lógico, lo ético, lo profesional es que vengan aquí, pero se hizo a espaldas de la Empresa”, opina Carlos Manuel.

¿Entonces usted no comparte el criterio de los músicos entrevistados de que las gestiones de la Empresa resultan insuficientes, prácticamente nulas en función de la discografía?

“Sí, la comparto pero porque nunca el disco es suficiente. Hay discos, aunque no todos los necesarios. Para hacer un disco lo mínimo que lleva son 70 000 pesos. Es difícil para la empresa erogar esa cantidad. Además, no tenemos un estudio de grabaciones. Se hace poco, es verdad, pero no es nulo. Como músicos sufrimos lo mismo, pero entendemos mejor porque estamos inmersos en las propuestas que es lo que no saben ellos”.

Cuando Escambray intentó conocer los documentos legales, las disposiciones oficiales que rigen la producción discográfica en la Empresa de la Música solo encontró vacío informativo, apenas una Resolución y un Contrato, que nada especifican sobre grabación.

No obstante, Elienne Fonseca insiste en la defensa de la institucionalidad: “No somos detractores de los discos hechos, por el contrario, es un logro que grabaran el Coro y la Parranda porque lo merecen. El punto está en que un disco, quien lo gestione, debe pasar por la Empresa como representante legal de los músicos”.

¿Y, legalmente, existe algún documento donde se establezca que esta empresa tiene que avalar la grabación de su catálogo?, insiste Escambray.

“Legalmente nadie está facultado para venir a hacerle audición a una agrupación mía. Nosotros representamos a los artistas. Somos como los padres de los músicos”, insiste Ángel Luis Chongo.

Hijos, por cierto, que durante la indagación desbarraron con los adjetivos probables de la ineficiente gestión del supuesto progenitor, la Empresa de la Música. Al menos, esa entidad no se quedó de brazos cruzados ante lo que algunos consideran una invasión de su territorio. Ante el desconcierto y la duda Abelardo Olmo, su director, se dirigió hace algún tiempo a Colibrí y al Instituto de la Música, donde no obtuvo respuestas definitorias.

“La empresa dirige la política musical en el territorio y lo que ocurra aquí tiene que ser de pleno conocimiento nuestro. Pero debemos apoyar todo lo que sea para bien de la música, nos pidieron ayuda y nunca nos hemos negado”, aseguró Olmo.

¿Considera que su Empresa ha hecho todo lo que debía y podía a favor de la discografía?

No, queda mucho por hacer, se han hecho cosas pero no todo lo que se puede. Existen dificultades y limitaciones.

Con la grabadora apagada no pocos entrevistados refieren la posible corrupción que empaña los caminos de la música, ¿algún comentario al respecto?

El mundo de la música es complejo. Hemos tratado que las cosas sean legales, repudiamos todo acto de corrupción e ilegalidad que pueda existir. Al margen de esto, la Empresa está dispuesta a hacer por sus artista todo lo que sea posible por el bien de la música.

LA ÚLTIMA PALABRA

La discografía mueve a su alrededor múltiples intereses, desde promoción para el artista y la posibilidad de que su obra perdure hacia la posteridad hasta un ingrediente económico nada desdeñable en los tiempos que corren.

En la actualidad de la música espirituana no pueden dejarse a un lado realidades como la escasez de empleo, las limitaciones de recursos y con el presupuesto que ese mismo contexto genera, y el desinterés de potenciales empleadores que optan por aficionados.

En lo tocante a la diligencia para la discografía, al parecer las propuestas no se presentaron con toda la formalidad y argumentos posibles en las disqueras, sino de forma verbal o mediante correos electrónicos casi siempre al Instituto de la Música o a un productor en particular. Y esa vía resulta contraproducente cuando los especialistas reconocen como un fenómeno cada vez más evidente la independencia de estas producciones de las redes institucionales.

En busca de luz para la polémica este semanario insistió una y otra vez con el Instituto de la Música hasta que Gloria Ochoa, vicepresidenta del área técnica y comercial, ofreció la última palabra cuando aclaró que las casas discográficas pueden recibir proyectos libremente porque cuentan con un equipo que evalúa y decide a partir de sus prioridades y proyecciones estratégicas; además, de la opción de presentar sus propias propuestas.

Las empresas de la música dentro de su trabajo de promoción también tienen la responsabilidad de hacer llegar proyectos a las disqueras y ellas los aceptan o no —puntualizó Gloria Ochoa—. Anualmente discuten su presupuesto en el Instituto, incluida la grabación de discos. El dinero no alcanza para todos, es necesario priorizar y jerarquizar. Estas entidades precisan una proyección clara para definir las finanzas, prepararse y argumentar “porque los recursos son limitados. Pocas hacen ese trabajo. En Colibrí no se excluyen propuestas, no existe una manera única de presentarlas”.

¿Y Colibrí puede desconocer al Consejo Técnico de Sancti Spíritus considerando los principios del Instituto de la Música que rige a ambas instituciones?

“Ninguna institución del sector de la Cultura puede desconocer los principios éticos. El tema es ver qué trabajo ha hecho la Empresa de la Música con el aval de su Consejo argumentando y presentando las propuestas para que las disqueras se interesen y vayan allá. Colibrí no desconoce los Consejos técnicos, pero cuenta con especialistas de alta calificación y puede tomar decisiones. Se ocupó de hacer algo y la están criticando. Habría que ver qué hace la Empresa allí para promocionar sus talentos, tienen que ser más activos, más profesionales. Nunca el presupuesto va a ser suficiente para todos”.

Más claro ni un mediodía soleado en pleno trópico. Entonces vale la pena poner punto final a este diferendo bizantino donde, esencialmente el periódico mantiene sus opiniones precedentes. La sensatez teclea bien legible: la disputa, en lugar de discos, promueve amarguras, resentimientos y pérdida de tiempo.

Mary Luz Borrego

Texto de Mary Luz Borrego
Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas económicos. Ganadora de importantes premios en concursos nacionales de periodismo.

5 comentarios

  1. Qué decir de esto? Si el sombrero se te cayó por lento, ya llegará otro más rápido y ágil que lo recogerá y no lo dejará tocar el suelo… Este dilema bizantino es sólo otra raya más de un tigre viejo y cansado que es «la cultura espirituana». Sancti Spíritus es, por desgracia, una provincia decadente en casi todos sus aspectos, y ni hablar artísticamente. ¿Cuál es la molestia de los funcionarios espirituanos? Creo que es solo muestra fehaciente de su ineptitud, no les importan los artistas, solo el hecho de haber quedado en ridículo y expuesta su abulia ante el escarnio público.

  2. Le agradecería a cualquier persona que me haga llegar la famosa Resolución 70 del Miniosterio de Cultura, mi dirección electrónica es: barbara@inmobiliaria.tdad.tur.cu

  3. Aplaudimos todas las maneras para promocionar un artista. El disco es solo una arista muy ínfima del problema.
    Realmente no se trata de dueños, ni de manipulaciones, TODO el mundo pertenece a un centro primario que los representa legalmente.
    Pero si eso no bastara, buscar la Gaceta Oficial de Cuba. No 028. 7 de octubre de 2013 DECRETO LEY 312/2013
    Resolución Conjunta 1, Resolución 70 artículo 22 inciso h entre otros:El contrato de Servicios Artísticos es el que se suscribe entre las instituciones y las personas naturales o jurídicas nacionales o extranjeras que requieren el servicio artístico, en el territorio nacional, de las unidades atísticas, pertenecientes al catálogo de estas insttuciones en el que quedan estabelcidas las condiciones especícicas en las que se ejecuta el servicio solicitado. h) términos en el que las partes hacen uso de grabaciones y ediciones musicales, filmaciones, u otros derechos de propiedad intelectual, incluidos la obligación de los pagos que procedan por concepto de derecho de autor.
    Hagan uso de ella que es mucho más amplia, en Cuba, por suerte todo está legislado, sino sería el caos.

  4. Yosmani Cabrera Madrigal

    COMO BIEN DICE LA PERIODISTA, TODO ESTÁ CLARO, INEFICIENCIA DE LA EMPRESA DE LA MÚSICA, MAL POR EL QUE NO PUEDEN PAGAR LOS ARTISTAS, ES CIERTO QUE TODO DEBE ESTAR ORGANIZADO, PERO NADIE PUEDE IMPEDIR EL DESARROLLO DE LOS ARTISTAS MUCHO MENOS SI ES POR INEFICIENCIA. TAMPOCO PORQUE ESTÉN ORGANIZADOS EN ESA INSTITUCIÓN LES DA EL DERECHO DE MANEJAR A LOS ARTISTAS A SU ANTOJO IMPIDIENDO EL DESARROLLO DE LOS MISMOS, NI SON PROPIETARIOS DE ELLOS NI DE SU CAPACIDAD INTELECTUAL, MUCHO MENOS SI NO MEDIAN DOCUMENTOS LEGALES QUE LE DE ESE DERECHO A LA EMPRESA DE LA MÚSICA.

    • La empresa debe representar al artista, defenderlo, promoverle sus obras artísticas, gestionarle trabajo, garantizar se le pague por los clientes precios acordes a la calidad artística, preguntémonos de eso, con qué cumple la Empresa de la Musica y los espectáculos. Claro que fue Carlos Manuel Borroto quien gestionó los dos discos, por supuesto que no fue la empresa. Por eso sean bienvenidas las personas que ayuden a los artistas y que contribuyan a conservar el patrimonio cultural espirituano, aunque por supuesto ganen una comisión, repito ganen trabajando, porque esa muchacha no robó a nadie y de seguro trabajó muy duro e hizo múltiples gestiones para que la música de agrupaciones insignes de nuestra música como la Parranda Espirtuana y el Coro de Clave sean escuchados dentro y fuerra del país. Una vez más personas a título personal hacen el trabajo de nuestras instituciones, no culpemos a esas personas, hagámoslo con el principal responsable que es el Centro Provincial de la Música de Sancti Spíritus que permite con sus grietas que otras personas realicen los que a ellos les corresponde, no por derechos, sino por obligación, una vez más sus directivos quedan mal parados y dejan mucho que deseas. Abramos paso al talento y la inteligencia, que sin dudas también tiene Carlos Manuel Borroto quien logró promosionar a nuestros Septetos y los tríos espirituanos.

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