Desde el 2014 hasta la fecha en las montañas espirituanas la mortalidad infantil por cada 1 000 nacidos vivos no reporta fallecidos, como tampoco la materna
Allá, en el más inaccesible escondrijo del lomerío espirituano, donde los gallos quizás canten distinto, el nacimiento de una nueva vida está garantizado. Las estadísticas lo revelan: desde el 2014 hasta la fecha, la mortalidad infantil por cada 1 000 nacidos vivos no reporta fallecidos, como tampoco la materna.
El resultado no le sorprende a la doctora Zamira Méndez Reus, funcionaria de la Atención Primaria en la Dirección Provincial de Salud a cargo del Plan Turquino, quien refiere el conjunto de acciones y el programa emergente diseñado para dar respuesta a cualquier anomalía que intente poner en peligro a la madre embarazada y a los recién nacidos.
Cada eslabón ha actuado como debe ser, desde el seguimiento dado por los 52 consultorios médicos, diseminados por la geografía montañosa, sin olvidar los policlínicos, hasta las direcciones municipales y provincial del sector, a juicio de Méndez Reus.
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