El debate sobre el bloqueo económico impuesto contra Cuba hace más de medio siglo, subió de tono en los últimos días y parece introducirse en las discusiones de los precandidatos demócratas y republicanos para las presidenciales de 2016.
En ese contexto, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, aspirante a la jefatura de la Casa Blanca por el Partido Demócrata, adelantó que durante la visita que realizará mañana a Miami, Florida, pedirá al Congreso derogar las sanciones unilaterales que pesan sobre la mayor de las Antillas y que solo el Legislativo puede eliminar.
La también exprimera dama pronunciará el viernes un discurso en la Universidad Internacional de Florida y participará en un foro de la National Urban League, integrada por líderes afroamericanos, en Fort Lauderdale, donde coincidirá con el precandidato republicano a los comicios del año próximo Jeb Bush, enemigo del acercamiento con Cuba.
Clinton respaldará la decisión del presidente Barack Obama de abrir las relaciones diplomáticas con la nación caribeña, restablecidas el pasado 20 de julio, cuando las respectivas Secciones de Intereses en ambas capitales se convirtieron en embajadas.
La aspirante demócrata reiterará en Florida que los argumentos de los republicanos son parte de políticas fracasadas del pasado, dijeron sus asesores.
El anuncio provocó la reacción inmediata de uno de sus posibles contendientes en los próximos comicios: el senador republicano Marco Rubio, el más activo de los voceros de la política anticubana en el legislativo.
En lo que el diario The Hill califica este jueves de «golpe preventivo contra Clinton», Rubio señaló que el rechazo de la exjefa de la diplomacia estadounidense al bloqueo constituye un «grave error» y reiteró sus posiciones contrarias al nuevo curso de la política de Obama hacia la isla caribeña.
Este legislador de origen cubano, que integra un pelotón de 17 aspirantes a la Casa Blanca por el partido rojo, apenas cuenta con siete por ciento del apoyo de los posibles electores, de acuerdo con encuestas recientes y según expertos pudiera aprovechar el tema para lograr una mayor visibilidad en los medios, en particular en Florida.
Rubio y otras personalidades del partido rojo prometieron que si triunfan en las presidenciales del 8 de noviembre de 2016, cerrarán la embajada en Cuba y romperán las relaciones diplomáticas con la isla caribeña.
Pero especialistas en el tema advierten que esta aseveración dista mucho de lo que revelan encuestas de opinión recientes, según las cuales alrededor de 60 por ciento de los estadounidenses apoyan el restablecimiento de relaciones con Cuba.
Una cifra similar estima correcta la solicitud de Obama al Capitolio para que este levante el bloqueo económico, comercial y financiero, condenado durante 23 años consecutivos por la Asamblea General de la ONU.
En este contexto, los partidarios de la política de Obama hacia Cuba se mantienen a la ofensiva y así lo demostró el legislador republicano por Minnesota, Tom Emmer, quien presentó el 28 de julio en la Cámara de Representantes una iniciativa contra las sanciones unilaterales.
Bajo el nombre de Ley de Comercio con Cuba 2015, la propuesta intenta eliminar las actuales restricciones sobre las empresas estadounidenses para comerciar con la nación caribeña, así como las prohibiciones para que los ciudadanos norteamericanos viajen a la isla.
Además, el pasado 23 de julio, el Comité de Asignaciones del Senado aprobó una enmienda que prevé el levantamiento de la prohibición de viajar a Cuba a los norteamericanos.
Resulta difícil diagnosticar con precisión a qué lado favorece la correlación de fuerzas entre partidarios y oponentes a la política de Obama hacia la mayor de las Antillas, porque existen alrededor de una decena de iniciativas en uno y otro sentido en el Capitolio, cuyos miembros en los próximos días inician su receso de verano hasta septiembre.
Sin embargo, tanto el senador demócrata Patrick Leahy -quien ha estado en La Habana en varias ocasiones este año- como su correlligionaria y líder de la minoría en la Cámara baja, Nancy Pelosi, aseguran que existe un consenso mayoritario en el Congreso a favor del levantamiento de las sanciones unilaterales contra La Habana.
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