EIDE espirituana: treinta años fabricando atletas

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Directivos y especialistas del deporte en la EIDE Lino Salabarría exponen sus criterios acerca del quehacer de ese centro durante sus tres décadas de existencia.

En el batazo de Frederich Cepeda en cualquiera de sus eventos, en el virtuosismo con que Leyanet González conquistó medallas de todos los colores, o en la puntería certera de Eglys de la Cruz, que la convirtió en la primera tiradora cubana medallista en una Olimpiada, la EIDE Lino Salabarría Pupo valida su existencia de 30 años.

Así lo ve Luis Méndez, quien cierra los ojos y evoca aún las primeras piedras que dieron vida a esta “fábrica de deportistas”, para terminar los eternos viajes hasta Santa Clara o las torturas de las escasas matrículas para la tierra del Yayabo en la EIDE regional.

“He sido secretario docente casi todo el tiempo, comenzamos sin todas las instalaciones y con unos 520 muchachos de cerca de una docena de deportes de los llamados tradicionales. Recuerdo las llamadas “mañanitas”, cuando los entrenadores de boxeo tiraban los muchachos a las cuatro de la mañana para entrenar o iban a un tope y con sus heridas en la cara los veías dando clases.

“Una vez me fui de inspector de Educación Municipal y no duré una semana, viré porque mi vida está atada aquí, por eso me molesta que digan por ahí que los atletas son brutos. A esas personas yo les he dicho: “¿cómo tengo algunos que son médicos, trabajan en Relaciones Internacionales, son biólogos, profesores, representantes de empresas?”.

Mucho trabajo voluntario debió hacer Leidy Valdés Carpio, quien se incorporó a la EIDE en su segundo curso y hoy resume su experiencia desde la psicopedagogía. “En el decurso del tiempo se fueron terminando las instalaciones, como las piscinas; la escuela está hoy mucho más grande, más bonita; al principio había un divorcio entre la parte docente y la deportiva, eso ha cambiado. Una de las cosas que más afectan es la adaptación, por eso se realiza mucho trabajo persuasivo con los atletas y la familia, hacemos un trabajo integrado no solo del psicopedagogo, sino de los docentes, los entrenadores, porque el objetivo es formar a un atleta integral”.

ROMPIENDO ESTIGMAS

Acuñado como un centro de educación especializada, la “Lino Salabarría” concentra en su regia infraestructura todas las enseñanzas desde la primaria hasta el preuniversitario, con un claustro distinguido por la estabilidad y formado por 145 profesores que asumen un proceso docente-educativo casi idéntico al del sistema nacional de educación.

“Por eso los estudiantes de duodécimo grado realizan la misma prueba de ingreso que los del IPVCE —sostiene Odalys Pérez, quien celebró sus 18 años en la escuela y hoy es la subdirectora docente general—; ellos son muy sacrificados, tienen que dedicar el 50 por ciento al ejercicio docente y el otro 50 al deporte.

“El profesor que presta servicio sabe que tiene que trabajar horas extra porque el atleta necesita su ayuda permanente, saber cómo dosificar contenidos para que se motiven y aprendan. Tenemos un plan especial, pero quienes lo decidan pueden optar por una carrera del plan nacional, según su promedio”, añade.

Con experiencia en la dirección de diferentes enseñanzas, Odalys tiene entre los estudiantes la etiqueta de mujer de hierro, quizás una premisa para lidiar con un tipo especial de alumnos. “Hay que diferenciar el tratamiento, los varones son fuertes, pero me resulta más fácil lidiar con ellos, hay que hacer cumplir los reglamentos, formarlos como atletas y seres humanos. Les insisto que hay límites, pero no me falta para ellos el cariño, el consejo. Aquí se forman muchos valores específicos para un deportista como el sacrificio, la valentía, la humildad, la disciplina”.

De esa formación integral dan fe muchos entrenadores que un día fueron matrícula de la escuela y hoy retribuyen con sus conocimientos y garantizan la continuidad “productiva”, como Osleibis Osmani Valdés Blanco, entrenador de judo. “Fue el profesor Pedro Pablo Rodríguez Dreke quien me enseñó aquí todo lo que sé de judo, llegué a los equipos nacionales y es lo que trato de transmitir, pero hay que hacer un trabajo fuerte con los talentos que se buscan en la base. La principal cantera ha sido el colchón de Jaramillo, donde se destaca el profesor Junior, pues el 90 por ciento de los atletas que están hoy aquí fueron alumnos de él”.

MEJORAR LA “PRODUCCIÓN”

En nombres como los descritos aquí y en otros imprescindibles como Yumari González, Serguey Torres, los Gourriel, Eriel Sánchez, Rolando Cepeda… están los índices de sobrecumplimiento de la EIDE, que intenta mejorar sus resultados productivos con 28 deportes inscritos, 137 entrenadores y una infraestructura que se inscribe entre las mejores del país.

“Tenemos ventajas —defiende Lázaro Díaz Martínez, director de la institución hace cuatro años—, como tener dentro del área perimetral un grupo de instalaciones grandes y otras cercanas que apoyan como la sala Yayabo, el tiro con arco, la pista de atletismo, el patinaje, todo eso ayuda a organizar mejor el proceso de entrenamiento deportivo”.

Las matrículas mayúsculas, que llegaron a superar los 1 200 estudiantes, tras el reordenamiento se redujo a unos 900, considerada dentro de las cinco mayores del país, a pesar de ser esta una de las provincias más pequeñas: “Tenemos que tributar más a los resultados deportivos, pero el saldo de los Juegos Escolares no es solo de una EIDE, sino del desarrollo deportivo de una provincia. El mayor problema está en la calidad de la matrícula. Este año han aumentado las competencias provinciales, pero eso ha sido una debilidad; se ha logrado tributar a los centros de alto rendimiento, aunque no es de las provincias que más aportan”.

La opinión es compartida por Ana Emilia Monteagudo Franco, subdirectora deportiva: “Se necesita consolidar ese elemento, se han visitado municipios como Yaguajay y Trinidad y no es lo que esperamos, algunas disciplinas entran en cero y otras como el remo o el canotaje no existen en los territorios. Aquí el 70 por ciento de la fuerza técnica es nueva, pero especializada; estamos incentivando los concentrados, la superación”.

Algunos deportes marchan a la zaga, como las pesas y el taekwondo, y otros han logrado estabilidad, entre ellos la natación, la lucha, el béisbol, el voleibol, el baloncesto, el patinaje y el tiro con arco. Mas, en tres décadas, la provincia no ha logrado rebasar el noveno escaño en los Juegos Escolares, aunque hace dos años logró ubicarse como segunda en medallas

“Hemos coqueteado con un séptimo o un octavo lugar, pero nos falta un empujoncito —enfatiza Lázaro—, hay que concentrar la atención en cómo obtener más puntos, hay dos tablas famosas donde un tercer lugar de un deporte priorizado aporta igual que un primer lugar de otro. De los estratégicos, que son los que dan las medallas en Panamericanos, Olimpiadas, hay seis que retroceden.

“Reforzamos los vínculos con la universidad, fortalecemos el trabajo en la base en la preparación técnico-metodológica, convenimos con la Polivalente Yayabo” para mover el levantamiento de pesas y poner nuestro gimnasio para hacer ejercicios de fuerza en todos los deportes”, explica el director.

La EIDE exhibe buenos niveles de retención, según los requerimientos nacionales para un ciclo de seis años de la matrícula. Como monumento de concreto, confirma la validez de su última reparación capital, aunque la red hidrosanitaria pide otro pase de manos.

Pero nada la avala tanto como cuando Luis Méndez brincó en la sala de su casa al ver a Dayaris Mestre ganar el oro en Toronto: “la vi tan chiquitica aquí, no pensé que llegara a tanto, pero me dije: He cumplido un objetivo importante en mi vida”.