Escambray Periódico de Sancti Spíritus
Escambray indaga en cuestiones que empañan el desempeño de centros gastronómicos y recreativos, en la ciudad cabecera espirituana, específicamente, el coppelia, Los Caballitos, la pizzería Sicilia, la Casa del Perro y el centro recreativo El Recreo
Cuando en el 2011 Escambray publicó el reportaje titulado Renace una manzana para destacar el esfuerzo que durante meses respaldó la reconstrucción de varias unidades gastronómicas y recreativas, en la ciudad cabecera espirituana, específicamente, el coppelia, Los Caballitos, la pizzería Sicilia, la Casa del Perro y el centro recreativo El Recreo, se elogió tan brillante iniciativa que avizoraba un cambio radical en la imagen maltrecha que mostraban dichos establecimientos.
La propia ocasión sirvió para que la máxima dirección del Partido instara a los espirituanos al cuidado y conservación de las obras terminadas, en aras de avanzar con el programa de recuperación de inmuebles, sin descuidar la calidad en los servicios, indicador por el cual el pueblo mediría cada resultado.
Este medio de prensa vuelve sobre el tema con el ánimo de escudriñar en cuestiones que empañan el desempeño de estos centros, en los cuales se invirtieron grandes sumas de dinero en aras de satisfacer también las necesidades recreativas de la población.
Recientemente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros, llamaba a mantener las opciones recreativas todo el año y recalcaba, además, que como parte de este programa se deben reanimar los sitios afines, entre los que se incluyen, claro está, cafeterías, restaurantes y centros recreativos.
¿Acaso visitar con la familia, la pareja o un amigo la pizzería Sicilia no es motivo de distracción? ¿Quién le puede cuestionar a un adolescente que asista al coppelia con el ánimo de recrearse?
Encuestas realizadas en las unidades que componen esta populosa manzana de la ciudad arrojan diversidad de opiniones: “Existe descuido del personal, tienen poco atractivo, entornos deslucidos, mobiliarios maltratados”; “En los alrededores de la Casa del Perro siempre hay basura y a veces el personal está sentado sin hacer nada pudiendo limpiar el lugar”; “Las ofertas en varios centros no tienen calidad, variedad ni presencia”; “No existe venta de productos alimenticios dentro del punto de Los Caballitos”, argumentan usuarios.
El martes 3 de febrero, entre las ocho y las nueve de la noche, en la Casa del Chorizo los clientes se quejaban de que el chorizo utilizado se desgrana, pues ya no se elabora con el mismo producto de cuando se inició el servicio. Tampoco los trabajadores cuentan con un baño, por lo que en ocasiones dejan el salón al cuidado de alguien y salen a realizar sus necesidades fuera del centro.
Tanto aquí como en la Casa del Perro el refresco enlatado, lejos de satisfacer la demanda constituye un problema ya que las cantidades asignadas no alcanzan y cuando disponen de este los dependientes tienen que regularlo para que personas que sirven a paladares y cafeterías particulares no lo adquieran por cajas.
¿Y qué decir de El Recreo? Pocas ofertas gastronómicas, mobiliario maltrecho y falta de actividades distinguen el lugar. Casi nunca funciona por las noches y por el día solo algunos abuelos juegan dominó, pero, según la administración, carecen de recursos destinados al entretenimiento, por lo que la idea de convertirlo en centro recreativo por excelencia, donde confluyeran proyectos culturales y agrupaciones del patio en horario diurno los fines de semana, no perduró.
Tampoco la pizzería escapa a los señalamientos, sobre todo cuando de imagen se trata; ya tiene cristales rotos, en el punto de venta rápida situado en uno de sus laterales las pizzas son de mala calidad… Esa debe ser la razón por la que, de acuerdo con sus trabajadores, han disminuido las ventas del alimento, pero lo cierto es que casi nunca después de las 5:00 p.m. permanece abierto. Otro que deja un sabor de insatisfacción al cliente es el local creado en el portal del inmueble para el expendio de bebidas en CUC, donde los muebles rotos, la chapucería, falta de presencia y la inestabilidad de las ofertas constituyen carta de presentación.
Amén de los inconvenientes con el abastecimiento del helado, el coppelia, últimamente, muestra signos de recuperación al menos con el funcionamiento. Es cierto que faltan sabores, pero hoy aparecen platos que antes no estaban; sin embargo, la población cuestiona los altos precios de la vaca negra y la vaca blanca, a 11pesos cada una, las que están acompañadas del refresco enlatado, que es caro, en lugar de buscar variantes más asequibles con el refresco dispensado o de bolsita. Por lo demás se completó la vajilla con copas de cristal y crearon otras condiciones que mejoran el servicio; pero personas inescrupulosas han roto la cerca del jardín para robarse las plantas.
A juicio de Maikel Barrios Prieto, director de Desarrollo Técnico del Grupo Empresarial del Comercio y la Gastronomía en Sancti Spíritus, sobran razones para mantener una adecuada labor en los centros gastronómicos mencionados: primero, por el desembolso económico que hizo el Estado cuando destinó miles de pesos en ambas monedas para su recuperación, y segundo, por lo que estos representan para mejorar la calidad de vida de los espirituanos.
Pero la falta de cuidado y de estética en muchas unidades obliga a volver sobre ellas con nuevas labores de remozamiento, solo que hoy no se dispone de cuantías económicas grandes como en el 2011, pues el dinero aprobado para esta partida en el 2015 se destinará, en buena medida, a recuperar El Pollito y el restaurante Yang Set, que son los que restan por el beneficio.
Un razonamiento similar le asiste a Rolando Roque Companionis, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial, quien refiere: “Resulta inadmisible aceptar chapucerías como las mencionadas, estamos obligados a reprogramar el servicio, las actividades y el desempeño de cada lugar; pero sucedió que a la vuelta de dos años, a estos centros les entró el mal del cangrejo, para caer en cuestionamientos que dependen más del hombre que del recurso”.
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Escambray / ISSN 9664-1277
Hace falta que se mantenga el servicio y el cuido del local sobre todo, no vaya a suceder como el Rnachon de la Plaza cultural, que a pocos meses de inauguradofaltan la mayoría de los productos, y por si fuera poco el agua es muy escasa los trabajadores que hacen 24 horas no tienen ni donde realizarse el aseo personal durante la jornada de trabajo.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que expresa Miguel Ángel, pues también he sido victima del tamaño de las bolas de helados en el Coppelia, el día que me sucedió hice llamar al administrador quien muy gustosamente accedio a mi llamado y comprobó la veracidad de mi reclamo, se me sirvió nuevamente las bolas de helado con el tamaño requerido, ¿pero que pasó con quien no reclamó su derecho? porque tiene que estar como un policía velando a un bandido el administrador velando a sus dependientes y a quienes despachan las bolas de helado, cuando seguramente tiene otras tareas que cumplir, pues los jefes de turno están en complot con quienes despachan pues las violaciones se cometen delante de sus ojos, creo que ese administrador debe agregar a su gestión la toma de medidas disciplinarias a los causantes de tantas molestias a los clientes y no solo reponer el daño causado a los mismos, pues como se decía Miguel Ángel esas señoras que bolean en el Coppelia llevan montones de años en esa misma tarea cometiendo las mismas violaciones y no pasa nada.
el domingo fui al recreo despues de las 5.30pm, al entrar habia un portero q estaba cobrando 10 pesos por persona, quisiera saber si cuando hay espectaculo como la q habia este domingo o siempre hay q pagar la entrada.
gracias.
Saludos.
Totalmente de acuerdo con la periodista en su artículo. Solo no concuerdo con algo y es en referente al Coppelia. Puede ser que este «últimamente, muestra signos de recuperación al menos con el funcionamiento», segun la periodista. Pero de que me sirve que funcione un «poco» mejor si me roban en el helado. En reiteradas ocasiones voy al coppelia a comprar helados a mis hijos y llevo un termo en el que normalmente despachadas caben no mas de 17 bolas y he tenido que comprar hasta 30 bolas para poder llenarlo. He visto como la mecánica de las que sirven el helado solo le echan 4 bolas en lugar de 5 a los potes y estas 4 no vienen con la medida que tiene que ser. de nada sirve cambiar a cada rato la administracion o las dependientas del salon, cuando por MUCHOS AÑOS siguen siendo las mismas «señoras» las que sirven el helado. Si tienen alguna desconfianza de loq ue digo solo vaya a coppelia y pida 20 o 30 bolas de helado para que vea y compruebe por usted misma.
Muchas gracias