El artista plástico inaugura su exposición en el marco de la Semana de Cultura que tiene lugar en el municipio espirituano hasta el venidero domingo
La palabra escrita, la que no resulta oportuno llevar al papel, el destino, la comunicación interpersonal, la postura del ser humano ante las encrucijadas de la existencia, los rumbos actuales del lenguaje verbal y no verbal, la preocupación por el futuro… desvelan desde hace un tiempo al dibujante y escultor trinitario Osley Ponce Yznaga, quien recurre una vez más al lápiz como objeto simbólico para traducir sus inquietudes y concebir su más reciente propuesta expositiva Entre signos de interrogación, que abrirá sus puertas este jueves en la noche en la galería de arte Benito Ortiz Borrell de Trinidad.
A través de siete piezas, el público tendrá la oportunidad de descubrir a Osley en una faceta de maduración creativa, tal cual reconoce el autor mismo, al mezclar en la exhibición obras que trasmiten su mensaje sin demasiados rebuscamientos hasta otras de mayor complejidad, concebidas a partir de la relación entre objeto y soporte desde la cinética; aspecto que convierte al artífice en uno de los pocos exponentes del territorio en adentrarse en el universo de la movilidad en una exposición de Artes Plásticas.
“Me pareció interesante incorporar el dinamismo a ciertas obras porque la vida misma es movimiento.Las ideas, las palabras a veces fluyen mejor en ese proceso de traslado de un lugar a otro. Además, crea un atractivo diferente, mejora la visualidad y propicia mayor interacción con los espectadores”, comenta Osley.
A partir del minimalismo, gomas masticadas, lápices en desuso, pedazos de grafito… devienen armas a través de la cuales el egresado de la extinta Escuela Profesional de Artes Plásticas de Nivel Medio Superior Oscar Fernández Morera construye su discurso cuyo afán primero reside en “traer a colación cuánto urge el cambio de perspectiva del hombre respecto a temas actuales vinculados al diálogo y la interacción con sus semejantes como la base para lograr cualquier progreso en el futuro”.
Durante un mes, los interesados podrán acercarse a las dudas de Osley, traducidas ahora desde preceptos escultóricos y del dibujo, para entablar una especie de diálogo donde, si bien no median los códigos convencionales, la finalidad resulta sacudirse la incertidumbre, despejar dudas y romper el estereotipo de vivir condenados a permanecer entre la espada y la pared, entre signos de interrogación.
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