El destacado revolucionario, dirigente político y social de larga trayectoria, fue sepultado en su natal Zaza del Medio, como él mismo había pedido a sus familiares
En la confusión del dolor por su muerte prematura en un accidente de tránsito el pasado miércoles, alguien cercano recordó su llegada al mundo por la finca Santa Mauricia, cercana a Zaza del Medio. Quizás por ese origen campesino tantos guajiros con sombrero llegaron a la funeraria, donde convergieron en la angustia familiares, vecinos, amigos, dirigentes.
Rubén Pérez Rodríguez —bien querido y recordado en Taguasco y toda la provincia, donde asumió diversas responsabilidades políticas y sociales—, trabajó primero la tierra y fue veterinario. Luego, su formación como maestro y Licenciado en Ciencias Sociales le permitió asumir numerosos cargos de dirección en la Unión de Jóvenes Comunistas y el Partido en ese municipio, incluso el nombramiento de primer secretario en ambas organizaciones.
Sus colegas de entonces lo recuerdan sumado como uno más a los contingentes para el cultivo del tabaco, a la zafra y las obras de choque en el ferrocarril central. A su compañera Norma González, también funcionaria del PCC en Taguasco, se le ahogan las palabras: “Rubén era un padre, un esposo, un amigo y un cuadro ejemplar. Aquí sobresalió en las tareas de la defensa y fue buen orador. Muy modesto, siempre se enrojecía cuando alguien lo halagaba. Defendía con pasión la Revolución y en medio del trabajo sacaba tiempo para visitar los enfermos en el hospital. Era como un sol, pero nunca le vi las manchas”.
En 1992 la vida le puso delante otro desafío cuando lo seleccionaron como coordinador provincial de los CDR y en 1996 Sancti Spíritus celebraba el acto nacional por el 28 de septiembre, con la memorable presencia de Fidel y aquel discurso de desagravio que levantó los ánimos al asegurar: “Sancti Spíritus no tuvo el 26, pero ha tenido el 28”.
En la Dirección Nacional de la organización cederista ocupó diversos cargos. Representó a Cuba en varios eventos internacionales, incluida la delegación que acompañó al equipo cubano de béisbol al juego contra los Orioles de Baltimore.
“Rubén siempre fue noble, conversaba, convencía, buscaba soluciones, ayudaba, se preocupaba y andaba pendiente de todo. Nunca lo vi bravo. Vivíamos cerca y si traía tres guayabas las compartíamos. Era un buen hombre”, lo describe Betty Oria, la ideológica en la Dirección Nacional de los CDR.
Durante los últimos tiempos se desempeñó como secretario o vicepresidente de la Comisión Electoral Nacional, donde se le reconoce su seriedad y responsabilidad. Con apenas 65 años había recibido varias medallas y condecoraciones. No por gusto Emilio Aparicio, uno de sus choferes aquí, insiste: “Siempre fue honrado, cumplidor, noble y un trabajador incansable que se llevaba bien con todos y al que la gente quería”.
Acto de Septiembre 1996 con Ruben Perez Rodriguez hablando de su trajectoria social.