Desde mayo pasado la ESBU 23 de Diciembre, de la villa del Yayabo recibe la inversión más abarcadora en sus 38 cursos, con un respaldo financiero cercano al medio millón de pesos.
A pesar de su corta edad para ocupar la responsabilidad de director —25 años—, Pedro Jiménez Díaz supo definir que la reparación constructiva era casi un asunto de vida o muerte para la Escuela Secundaria Básica Urbana (ESBU) 23 de Diciembre, la primera de los cinco planteles de este tipo edificados en la ciudad espirituana, que no solo acumuló deterioro, sino que cargó durante años con la peor fama que pueda rodear a una instalación educativa.
“Desde que ocupé el cargo en abril del pasado curso escolar siempre pensé que la reparación era una de las vías para cambiar el mal funcionamiento del centro y la mentalidad de los trabajadores y alumnos; aún sin concluir los trabajos, te puedo decir que la 23 de Diciembre es otra”, sostiene Pedro Jiménez.
“Ahora mismo la escuela está llena de muchachos y no se siente una voz, para mí, ese es el éxito mayor, pero le comento otro detalle: allí afuera hay un grupo recibiendo Educación Física y tal parece que no hay nadie en la cancha deportiva, también se acabó el asedio de los bicicleteros, la tiradera de piedras, realmente hoy la comunidad nos apoya”, añade el director.
Tal panorama está lejos de ser ficción, formó parte de la realidad vivida en una escuela que parecía condenada, por su ubicación y mitos de barrios, a no funcionar bien. Sin embargo, el mejoramiento constructivo, la motivación de profesores y alumnos, unidos a la exigencia, mayor sentido de pertenencia y el respaldo de la comunidad hacen posible la evolución del plantel.
ESBU LONGEVA
“La vida de nuestro centro se inicia el primero de septiembre de 1977 en un lugar muy bonito de la calle Ancha del Norte, entre Garaita y Magón…”, reza en un libro que recoge las memorias de la ESBU 23 de Diciembre, guardado como un tesoro en la biblioteca y donde también se relata: “(…) es ubicada en este lugar debido a la necesidad que tenía esta parte de la población de agrupar a gran cantidad de alumnos de esta enseñanza que estaban dispersos en distintas secundarias lejos de sus viviendas”.
Desde mayo pasado la instalación recibe la inversión más abarcadora en sus 38 cursos, con un respaldo financiero cercano al medio millón de pesos.
Apenas quedan espacios fuera de algún tipo de beneficio; sobresalen la reposición del mobiliario escolar, la reparación total del sistema eléctrico y de las redes hidráulicas y sanitarias, el enchape de los baños, la colocación de lavamanos y juegos sanitarios, así como la sustitución de la carpintería, labor que solo falta en el primer nivel.
Ángel Lastayo Rodríguez, jefe del Departamento de Inversiones en la Dirección Municipal de Educación en Sancti Spíritus, manifiesta que entre las acciones por ejecutarse están la pintura, el cambio de los pasamanos de las escaleras, la habilitación de las canchas deportivas, la terminación de los laboratorios y la cerca perimetral.
“Está previsto terminar en diciembre y para ello contamos con los recursos. Aunque tuvimos el apoyo de algunas entidades, la fuerza principal es una brigada de cuentapropistas, lo que ha posibilitado superar problemas que ocurrieron en escuelas reparadas anteriormente, y algo que ha influido mucho es contar con un proyecto profesional realizado por la Empresa de Proyectos Agropecuarios”, subraya Lastayo.
OTRA SECUNDARIA
El impacto del beneficio constructivo ya surte efectos, mientras los inversionistas reconocen el desempeño de la brigada no estatal, la escuela levanta un altar al apoyo brindado por los trabajadores, alumnos y padres, “sin cuya participación no se hubiese avanzado; ahora los padres salen satisfechos, antes se marchaban molestos”, describe Jacqueline Hernández, la administradora.
Melissa Pérez Muhiña, alumna de noveno grado y presidenta del Colectivo de Pioneros, agradece la reconstrucción. “Hay más organización en todo, los alumnos sienten la impresión de que, como cambió la escuela, ellos también tienen que cambiar”.
“Ahora podemos trabajar bien, ya los estudiantes no tienen que escribir con un pedazo de mesa en la mano; el reto está en cuidar todo lo hecho”, expresa Heimi de Castro Barreras, antes alumna, desde hace dos años profesora de Educación Laboral.
Gladys Valle y María Mursulí, vecinas de la calle Ancha del Norte, dan fe de la transformación y relatan que ya no se oyen malas palabras ni se aprecia el constante alboroto que tenía la escuela.
“Cuando me designaron para dirigir tuve temor, era un centro con mala fama, las riñas eran diarias…; nos faltan cosas por mejorar, pero esto, es otra secundaria”, asevera el director.
muchas felicidades a ese director y al colectivo, eso es lo que necesitamos mas en Cuba gente joven con empuje y sin miedo a los retos, un saludo desde Alemania
Es importante reconocer la labor que están realizando los trabajadores y el colectivo en conjunto de dicho centro.Felicidades.
No está mal el chapistaito, ya que los edificios son como las mujeres en el capitalismo:» de vez en cuando necesitan una cirugía plastica».
Mucha felicidades al colectivo de la 23 de Diciembre, lo que falta en lo adelante, que todos en conjunto cuiden todo lo que se ha invertido en ese Centro, muchas felicidades.
Mucha felicidades al colectivo de la 23 de Diciembre, lo qque falta en lo adelante, que todos en conjunto cuiden, todo lo que se ha invertido en ese Centro, muchas felicidades repetidas.