Había incertidumbre, miedo o indiferencia, en dependencia del lugar en que se encontraba la gente en Chile durante el violento terremoto que sacudió en la noche del miércoles al país.
Habituados a sentir temblores de tierra, los residentes en esta capital apreciamos cerca de las 20:00 hora local un movimiento telúrico con réplicas en Argentina y Brasil, y con rasgos pintorescos, hasta que fue creciendo a un ritmo endemoniado.
Exactamente a las 19:54 horas comenzó el terremoto, calificado así por la Oficina Nacional de Emergencias, de 8,4 grados en la escala de Richter, localizado en las comunas de Illapel y Canela Baja, en la región central de Coquimbo.
Lámparas, televisores, adornos y cristales de ventanas comenzaron a moverse al ritmo de una licuadora en plena función por alrededor de minuto y medio. Cuando llegó la tregua, se reanudaron los temblores en seguidilla.
De acuerdo con sismólogos de la Universidad de Chile, se dieron réplicas en Santiago de magnitud 5,8,6,1 y 7,8 entre las 20:10 horas hasta las 20:34, lo que provocó el pánico en pasajeros de buses y del Metro.
Igualmente el sismo impactó en el aeropuerto internacional Arturo Merino, donde miles de pasajeros intentaban tomar sus vuelos luego de un paro de 24 horas que congestionó la terminal aérea, vísperas de las Fiestas Patrias de Chile.
No hubo daños ni víctimas que lamentar en esta capital, pero a última hora se dio a conocer la muerte de una persona por un infarto cardíaco en la comuna de Maipú, y otra en Illapel, de acuerdo con fuentes oficiales,
En el Mall Costanera Center, donde se levanta la Torre de Santiago, la más alta de Latinoamérica con 300 metros de elevación, no funcionaron los dispositivos de evacuación ni alarmas contra terremotos, según testigos consultados.
Las ciudades de La Serena, en Coquimbo, Valparaíso y Viña del Mar estaban también conmocionadas por el hecho, mucho más con las seguidillas de réplicas que en estos momentos se mantienen de forma intermitente.
En el norte, Antofagasta e Iquique se sumaban a la Alarma de Tsunami ordenada por el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), que levantó la previsión únicamente para la XII región de Magallanes y la Antártica Chilena.
El Servicio Sismológico de Estados Unidos (USGS) localizó el epicentro a unos 230 kilómetros al norte de esta capital y coincidió con los expertos chilenos en la situación crítica en el litoral de la larga y estrecha nación sudamericana.
La presidenta de la República, Michelle Bachelet, y varios de sus ministros, entre ellos Jorge Burgos, del Interior y Seguridad, se encontraban monitoreando la situación desde el Palacio de La Moneda.
Por otra parte, tanto los servicios de aeropuertos como sectores claves de la economía como el cobre, funcionaban con relativa normalidad y sin afectaciones directas provocadas por el terremoto salvo el susto y las medidas de emergencia.
Codelco, el mayor productor de cobre del mundo, dijo en un comunicado que mantendrá sus sistemas de monitoreo activados ante la alarma sísmica de modo de resguardar la seguridad de las personas y de las instalaciones.
Si bien en las ciudades y comunas que sintieron las sacudidas, que ya suman más de 12, el panorama era mucho más dramático en las zonas costeras por la formación de trenes de olas del tsunami.
La mítica Isla de Pascua y el Archipiélago Juan Fernández, a 3,750 y a 670 kilómetros del área continental, recibieron asimismo la orden de evacuación por la alarma de tsunami del SHOA.
En restaurantes y centros recreativos de varias urbes la estampida de la gente fue significativa y el pavor ganó terreno cuando las comunicaciones de vieron interrumpidas por algunos minutos.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.