Más de 100 millones de pesos ha desembolsado el Turismo en la provincia en el último lustro
Desde la copa de la torre mirador Manaca Iznaga, el Valle de los Ingenios parece una sábana estirada, más verde que ayer, especie de estribo para subir a las lomas del Escambray; disculpen, quise decir, al macizo de Guamuhaya. No hay turista extranjero que pase por la carretera que se resista a vencer los 184 escalones de este pináculo vigía también, de cuánto se ha transformado poco a poco esta porción de tierra gracias a un programa de desarrollo, rectorado por el Ministerio del Turismo (Mintur).
Lo logrado en el valle en materia de rehabilitación de las casas haciendas y de otras locaciones, que dista de lo concebido, constituye apenas una de las líneas de la estrategia inversionista del Mintur en la provincia, que en el último quinquenio ha sacado de sus bolsillos más de 100 millones de pesos, destinados a mejorar y a ampliar las infraestructuras hotelera y extrahotelera.
No existe otra opción si se quiere darle un respiro a la economía cubana: hay que invertir para captar divisa, más en Sancti Spíritus, que cuenta con una obsoleta planta hotelera. Durante la última década, en esta comarca apenas ha nacido el Grand Hotel Iberostar Trinidad en el 2006, sin olvidar la reconstrucción capital de La Ronda y la apertura del Don Florencio; en este último caso tras el reacondicionamiento de un inmueble en el bulevar espirituano.
DON FLORENCIO: REALIDAD A OJOS VISTAS
Administrada por la marca Encanto, esta instalación surgió bajo los soplos renovadores del aniversario 500 de la fundación de la cuarta villa cubana en junio del 2014, con 12 habitaciones y la categoría de Cuatro Estrellas.
De menos a más ha venido el Don Florencio, que desde su fundación hasta hoy ha recaudado alrededor de 100 000 CUC y está apuntalado por adecuados indicadores económicos, según Yuniel Hernández, al frente de los hoteles Encanto en la cabecera provincial (Plaza, Del Rijo y Don Florencio), quien resalta el alto nivel de satisfacción de los clientes, guías y turoperadores.
En TripAdvisor, la mayor web de viajes del mundo, donde se escribe sin pelos en la lengua, los turistas no economizan elogios al referirse a esta pequeña instalación por su ambiente cálido, arquitectura y trato personalizado.
Los viajeros le dan razón a la marca Encanto cuando esta pone sobre la mesa dos condicionantes básicas a la hora de incorporar nuevas edificaciones a sus dominios: el valor patrimonial del inmueble y su localización en una céntrica zona urbana.
PALACIO IZNAGA: REALIDAD POR VER
No mucho ha ido a pedir de boca en la ejecución del Palacio Iznaga, donde los espíritus de don Pedro José Iznaga y Borrell parecen contrariados al ver su mansión patas arriba, en medio de tanta dilación reconstructiva.
En más de un escenario, Reiner Rendón Fernández, al frente del sector turístico en Sancti Spíritus, ha expuesto las razones de los atrasos en la inversión, que anda casi a mitad de camino.
Con una decena de habitaciones en su mansión colonial, el Palacio Iznaga se echará sobre sus espaldas una edificación con algo más de 30, a la cual, y en específico a su cimentación, las rocas le jugaron una mala pasada. Cuando llegó un retromartillo —un equipo moderno que parecía imbatible—, las piedras casi se rieron de este y sobrevinieron las roturas.
A la par de ello, las fuerzas del Grupo Empresarial de la Construcción lidiaban, y lo hacen aún hoy, contra los demonios del deterioro de la vieja casona, donde permanecen varios frentes abiertos, entre estos la consolidación estructural y la deshumificación de las paredes, al decir del ingeniero Pedro Sicilia, de la entidad ejecutora.
No menos laboriosa ha resultado la recuperación de parte de la carpintería de un inmueble donde la majestuosidad tiene la última palabra. “Hasta un tanque de guerra entra por una de esas puertas”, grafica alguien, con voz ancha, al pasar los reporteros de este semanario.
“En todo el Escambray no hay madera de 10 por 10 pulgadas de 8 metros de longitud”, advierte Rendón Fernández, quien confirma la existencia ya de este recurso importado por Cuba, con tardanza en su entrada.
Construido a unos 100 metros de la Plaza Mayor, el centro turístico se las vio negras debido a la rotura de una grúa, cuyas operaciones en el montaje de las losas de prefabricado recuerdan a un elefante dentro de una cristalería al estar en pleno Centro Histórico.
En verdadera carrera con obstáculos se han tornado las acciones allí, en opinión de José Pablo Niebla, inversionista del Mintur, quien le pone asterisco a la calificación no siempre adecuada de la mano de obra, que motivará a contratar otro personal.
Análisis partidistas y gubernamentales coinciden en que el déficit de fuerza de trabajo, dificultades en la organización y la preparación de la obra, así como la falta de exigencia y control por los inversionistas, constructores y suministradores han puesto zancadillas a la terminación del nuevo hotel.
Si cada involucrado actúa, los atrasos ejecutivos serán agua pasada para bien del desarrollo turístico, cuyos ingresos monetarios, si bien no los vemos en nuestra billetera particular, de algún modo alivian el mantenimiento de servicios vitales en Cuba.
SIN EPÍLOGO
Más de un coterráneo ha tildado de soñador a Reiner Rendón, cuando este habla de las nuevas instalaciones turísticas que le nacerán a la provincia. Para no aferrarse a proyectos, sino a realidades, abre un paréntesis a las intervenciones realizadas en el último quinquenio en los hoteles de las cadenas Cubanacán e Islazul y en los establecimientos de Palmares.
El programa del Valle de los Ingenios también va de menos a más, y ahora el Mintur emprende la restauración de la casa hacienda de Buena Vista. La conservación de esta y otras cuatro le demandará a ese ministerio un cuantioso desembolso.
Toda esa grandeza podrá quedar atrapada en los ojos del turista que escale la torre Manaca Iznaga, imantado por la belleza de la planicie y ajeno al desarrollo inversionista del ramo en este pedazo de tierra firme, que semeja un paisaje en movimiento.
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