Para atenuar los bajos niveles de disponibilidad de agua el sector delinea estrategias en busca de rebajar los impactos en la producción agropecuaria.
El irregular régimen de precipitaciones y los bajos niveles de almacenamiento de agua en los embalses que tradicionalmente han garantizado el riego de los cultivos agrícolas coloca a la rama agropecuaria en una coyuntura adversa, justo cuando el calendario pone fecha a diversas campañas de siembra en renglones que por ley natural deben plantarse en esta etapa.
Desde hace rato se sabe que el aporte de arroz cosechado en el Sur del Jíbaro es hasta ahora la afectación principal por las limitadas entregas de agua de la presa Zaza, calculadas en un 62 por ciento menos que el volumen balanceado inicialmente; razón que obligó a reducir la siembra de primavera, en tanto la próxima plantación de frío aún depende de lo que puedan suministrar este embalse y los de la cuenca de Jatibonico.
María Vargas, al frente del Departamento de Riego y Abasto en la Delegación Provincial de la Agricultura, informó recientemente que la situación general es crítica, no solo para el arroz, sino también para otros cultivos fundamentales como viandas, granos, frutales y hortalizas. En el tabaco, los pastos y forrajes es menor la incidencia porque las fuentes de agua no están totalmente agotadas, precisó.
Según Vargas, el panorama agrícola se torna complejo por los pobres niveles de los embalses de Recursos Hidráulicos y también porque de las 47 micropresas administradas por el sistema de la Agricultura el 60 por ciento reporta afectaciones en su llenado, lo mismo que sucede prácticamente a la mitad de los tranques y a cerca del 40 por ciento de los pozos inventariados por la rama agrícola.
En medio de tal coyuntura aparecen señales positivas como la reciente mejoría en el acumulado de la presa Higuanojo y, según directivos de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico, puede reanudarse el suministro de agua —estuvo paralizado desde enero— principalmente bombeando a los productores más cercanos y así evitar el uso del canal de entrega.
Refirió María Vargas que, hasta el cierre de agosto, se llevaba agua en pipas a más 14 000 cabezas de ganado y en Yaguajay se trasvasa agua del río Jatibonico del Norte hasta el embalse Aridanes para atender la masa vacuna emplazada cerca de la costa. Además, la Agricultura responde por el abasto de líquido en 59 comunidades rurales con más de 24 000 habitantes, de los cuales unos 14 300 reciben el agua también a través pipas.
Si bien en lo que va de año el sector ha podido encauzar no pocas producciones, el hecho de acercarse el período seco con almacenamientos de agua en niveles atípicos para la etapa obliga al organismo y la provincia a trazar acciones que ayuden a mitigar los impactos futuros en las entregas agropecuarias.
Subrayó la especialista que entre esas medidas aparecen la construcción de pozos para el programa arrocero, los cultivos varios y la ganadería; la adquisición de equipos de bombeo alimentados con paneles solares con destino a las empresas pecuarias, la construcción y reparación de tranques con fines de riego y abasto ganadero e incentivar las siembra de pastos y forrajes de ciclo corto como fuente alternativa de alimento animal.
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