Cuando en la noche del lunes La Habana viró el partido a falta de dos outs para que Sancti Spíritus se titulara, todo el mundo sabía lo que sucedió este martes: que los capitalinos eran ya los ganadores del II Campeonato Nacional sub 23 de béisbol.
Lo sabían, creo que hasta los mismos peloteros. Y es que aunque parecía que en el estadio José Antonio Huelga quedaría sepultado el maleficio perdedor de los equipos y atletas espirituanos, los muchachos de Lázaro Martínez revivieron todos los fantasmas que les han granjeado a los atletas de esta tierra el estigma de perdedores y cayeron 7-2 ante los habaneros.
Lo mostraron desde que comenzó el partido y La Habana marcó las dos primeras anotaciones ante un Javier Vázquez que, al parecer, no se repuso de la derrota de la noche anterior, con una inefectividad manifiesta que fue bien aprovechada por los visitantes, quienes salieron al terreno con el estigma de campeones.
El trinitario solo retiró una entrada de 1-2-3, la segunda, y aunque para un juego decisivo pudo haberse ido antes con todo y su experiencia para este tipo de torneo, explotó en el quinto cuando ya había permitido cuatro carreras, con cinco hits, tres ponches, dos boletos, un deadboll y un wild pitch para registrar su segunda derrota en menos de 24 horas.
El derecho Yankiel Mauri no exhibió el hermetismo de toda la campaña, fue también bateado y aceptó las otras tres en el principio del sexto que terminaron por derrumbar anímicamente a los gallitos.
Desde el box azul, un Brando Delgado sereno y seguro los mantuvo en un puño hasta el cuarto capítulo, cuando lograron su primer hit. En el quinto permitió la primera carrera por hit del emergente Yoandri Suárez y en el sexto, la segunda, cuando le abrieron con dos hits y Luis Serrano bateó hits, ya ante el relevista Héctor Ponce, quien en lo adelante solo permitió un hit a los espirituanos.
Como en el segundo partido, las imprecisiones aparecieron en el corrido de bases, sobre todo, de tercera a home; el bateo oportuno, una de sus claves de triunfo, desapareció en las pocas opciones de anotar que tuvieron, mientras el pitcheo no se hacía justicia.
Pero lo que más se extrañó en este Sancti Spíritus fue esa capacidad para no sentirse derrotado hasta el último out y esa garra con la cual enfrentaron a más de un rival, incluido La Habana, al que le ganaron en sus predios el importante partido inicial.
No andan bien las cosas cuando el público hierve en gritos y aplausos si aparece un hit, y en el terreno y el banco los jugadores no son capaces de contagiarse.
Solo por momentos en el “Huelga” los espirituanos mostraron los argumentos que los llevaron a esta final y perdieron con uno de los marcadores más holgados de sus partidos en toda la Serie.
Sancti Spíritus perdió el oro que tenía en las manos y el marcador final, aunque no borró cuanto hicieron estos muchachos por el bien del béisbol, sí dejó ese amargo sabor que dejan los descalabros, sobre todo cuando se tiene el título tan cerca.
Que durante toda la campaña los muchachos mostraron otra manera de jugar, con mucha pasión, mucha entrega y con un juego cohesionado y alegre en el terreno, es verdad. Que da gusto verlos jugar, también, pero igualmente lo es que como otras tantas generaciones de peloteros y otros tantos equipos beisboleros locales, le falta ese extra para ganar el partido clave que hace la diferencia entre una buena actuación y una excelente.
La Habana ganó como equipo en muy buena lid, al estilo de los emblemáticos leones en un torneo donde la provincia espirituana recibió un trofeo dorado simbólico por la organización del evento y por el colorido que logró el espectáculo, tanto en la fase semifinal como en la final, con asistencias récord para este evento que no se ha ganado de manera general el interés de las personas.
Al término del partido, Jorge Heredia, director triunfador tuvo palabras de elogio para los espirituanos: “Jugaron tremando campeonato, y los felicito, pero los muchachos se comportaron a gran altura”, mientras Delgado, el pitcher ganador, dijo que salió “con la mente fría y muy concentrado para que me salieran bien las cosas”.
Lázaro Martínez, por su parte, reconoció que “el campeonato de Sancti Spíritus se fue en el segundo juego, pero el equipo de La Habana jugó muy bien, fue un digno rival y para ellos, felicitaciones”.
Y aunque los fuegos artificiales adornaron la noche, su brillantez se opacó porque a fin de cuentas, una derrota es una derrota y en Cuba, ya se sabe, no suele celebrarse la plata.
De todas maneras esta generación ha venido a revivir los sueños del béisbol en Sancti Spíritus, mostró que hay madera donde esculpir mejores caminos ahora que llama a las puertas la Serie Nacional. Solo que este pestañazo inicial ha llegado con la misma impronta de la pesadilla que vive el Yayabo después de 1979, cuando fuimos campeones de la pelota grande.
raiquel la guaperia es para los boxeadores , esto es pelota y lo que hay que hacer es jugar bien , correr , fildiar y estar en todas , no formar espectaculos y pantallas para que cuba entera te techase , menos tu , claro que te gustan esas cosas , la pelota es un deporte sano donde el aficionado va al estadio para ver a sus ídolos y disfrutar de un buen juego , esas actitudes que tu defiendes no tienen respaldo en casi ningún lugar del mundo.