En lo que va de año no se han reportado en el Plan Turquino espirituano fallecimientos de menores de un año ni de sus progenitoras. Más de medio centenar de consultorios médicos de la familia se internan loma arriba
Cuando el mulo se arriesga, otra vez, a serpentear aquellas cumbres con esa muchacha menuda encima que la única rienda que lleva es el estetoscopio prendido al cuello, no hay necesidad de cencerro para avisar la llegada. En las casas que se le han regado monte adentro a Polo Viejo, ese pedazo de loma que se empina más allá de Condado, cuando la doctora llega ya las puertas están abiertas, el café colado y la embarazada bañada para el examen de rigor.
Es una práctica cotidiana. En los 52 consultorios médicos de la familia que se hallan en recónditos parajes del Plan Turquino espirituano la rutina es siempre la misma: auscultar palmo a palmo el lomerío.
Y los números ilustran esos desvelos: en lo que va de año se reporta más de medio centenar de nacimientos y hasta hoy no existen ni muertes maternas ni de menores de un año. No es fortuito. Según las autoridades del departamento de Atención Primaria de Salud de la Dirección Provincial de Salud, tales estadísticas se deben al seguimiento especializado que reciben las embarazadas y menores de un año a quienes se ve con cierta periodicidad por distintos especialistas (pediatras, obstetras, sicólogos, clínicos, genetistas…) y a las precauciones que se toman desde la gestación como es el ingreso hospitalario cuando la embarazada cumple las 36 semanas.
Por intrincados que sean, en las comunidades de difícil acceso de la provincia cada consultorio médico atiende como promedio 528 habitantes, lo cual garantiza una atención permanente pues, de acuerdo con las autoridades sanitarias, la reserva médica está garantizada para que no falle consulta alguna.
Mas, no solo se ha pensado en el paciente. Desde hace años se materializa un programa de reparación y mantenimiento que ha rehabilitado los consultorios del lomerío, proyecto que no se ha limitado únicamente al cambio de carpintería y de redes hidráulicas ni al resane de paredes y la pintura, si no que ha concebido también la mejora del mobiliario de cada uno de estos locales.
Cuando el mulo se arriesga a sortear aquellos despeñaderos ya a los serranos no hay que advertirles, lo saben de memoria: aquella figura delgada ataviada de blanco entre tanto verde anuncia sin avisos que llegó la doctora.
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