Al borde de la mitad de su zafra, el central Melanio Hernández pasa la página de los sinsabores y se integra a la vanguardia azucarera del país.
Más de una insatisfacción se tragaron en silencio los azucareros del central Melanio Hernández cuando en la zafra precedente la dirección de la empresa espirituana decidió parar los molinos de Tuinucú y vincular sus cañas al gigante Uruguay, que para entonces estaba rematando una campaña ejemplar.
La decisión, discutida por algunos y ponderada por otros, tenía, sin embargo, una lógica irrebatible: para asegurar el cumplimiento de los compromisos de la provincia era preciso extraer el máximo de azúcar a la poca caña disponible y tal propósito en ese momento era más viable en el Uruguay que en el Melanio Hernández.
Sacarse la espinita de esa contienda, que a la postre resultó sietemesina para los hombres del Tuinucú, se convirtió entonces en una obsesión no solo para los trabajadores del ingenio y del campo, sino también para los directivos de la Empresa Azucarera Sancti Spíritus y hasta para las autoridades del territorio.
Vencido la mitad del cronograma de la presente zafra, en la fábrica se respira la paz que solo concede el desquite: la industria figura entre las punteras del país, según el “escalafón” de Azcuba; ha ahorrado por eficiencia alrededor de 8 500 toneladas de caña y supera su plan de producción de crudo con azúcar de excelente calidad.
Para Nacho, que es como todos los trabajadores azucareros de Sancti Spíritus nombran al ingeniero Radamés Rodríguez, director del central desde hace solo meses, el resultado tiene más de una interpretación, pero a esta altura del juego nadie se atrevería a negar el papel determinante de una mejor organización del trabajo y de lo que él define como el arte de “aprender a sacar lecciones de cada tropiezo”.
INDUSTRIA ADENTRO
Reparaciones con calidad y en tiempo, realización de la prueba de zafra con todas las de la ley y exigencia por la disciplina tecnológica y las rutinas productivas figuran entre los secretos de la metamorfosis del Melanio Hernández.
A pesar de los problemas con el abasto por ferrocarriles —transporta más del 60 por ciento de la materia prima que se traga el ingenio—, en la industria han sabido capear el temporal, con un 8 por ciento de tiempo perdido por debajo de lo previsto, un rendimiento muy superior al planificado (10.14) y un sobrecumplimiento en la entrega de electricidad al Sistema Electroenergético Nacional.
“Aquí hasta haragán pasamos”, dice el director debutante mientras saluda al empleado que blande el instrumento de limpieza con el que mantiene a raya los derrames en el interior del central, medida que se corresponde con la intención de velar por la inocuidad del azúcar, tal y como exigen las normas y los compradores de nuestras producciones.
Para asegurar la campaña que ahora está a mitad de camino, en Tuinucú trabajaron muy duro en el área de calderas, donde las acciones emprendidas contribuyen notablemente a agilizar el proceso y permiten un aprovechamiento superior de la energía; en la sustitución de un juego de martillos en el basculador; en el mejoramiento del primer molino y en el acondicionamiento de la base de almacenes.
¿Y qué pinta una nave cósmica en medio de un central?, pregunta Escambray a un técnico que, enfundado en traje verde, ajusta los controles en su monitor pantalla plana.
“No es una nave cósmica, periodista, es una centrífuga automatizada”.
DOS SIGLOS DE ABOLENGO
Salvo la gloria de haber visto nacer en el batey a José Antonio Huelga, uno de los más sensacionales peloteros cubanos de todas las épocas, nada enorgullece tanto a la gente de Tuinucú como saberse herederas de una tradición azucarera de siglos.
Las referencias más fieles aseguran que a inicios del XIX (1804) ya el ingenio Tuinucú —tomó su nombre del río más cercano y este, a su vez, de un cacique aborigen de la zona— tenía cierto prestigio económico en la región, una notoriedad que creció hasta nuestros días con el paso del tiempo, la introducción de mejoras tecnológicas, la diversificación de sus producciones y la ampliación de las capacidades industriales.
Don Justo Germán Cantero, Gentilhombre de Cámara de Su Majestad y Alférez Real de Trinidad, no lo incluyó en su imprescindible libro Los ingenios, litografiado por el grabador francés Eduardo Laplante, pero sí lo contó temporalmente entre sus propiedades, cuando hacia 1825 lo compró a don Tomás Padilla.
The Tuinucú Sugar Company fue la rimbombante denominación que recibió el central al formar parte de los dominios de la familia Rionda —norteamericanos de origen español—, que lo mantuvo en su inventario de bienes hasta agosto de 1960, cuando fue intervenido por el gobierno revolucionario y rebautizado como Melanio Hernández en honor al líder de los trabajadores del lugar.
Aunque su producción récord, 87 300 toneladas, fue alcanzada en 1970 a propósito de la llamada Zafra de los Diez Millones, el ingenio espirituano logró su verdadero esplendor productivo en la década del 80, período en el que promedió 64 325 toneladas de azúcar por año, cifra que a la luz de hoy pareciera quimérica.
DE COSTA A COSTA
Por Tayabacoa, a orillas de la costa sur; por Meneses, muy cerca de la norte; o por Quemaditos, a un costado de las lomas del Escambray, se extienden las colonias que abastecen al central Melanio Hernández, una industria que recibe materia prima de 17 unidades —10 UBPC, 5 CPA y 2 CCS—, diseminadas irregularmente por siete de los ocho municipios de la provincia.
Acercar la caña al central, una estrategia que desde hace tiempo viene impulsando el grupo Azcuba, se torna poco menos que imposible en Tuinucú, donde, contrario al modelo deseado, las mejores áreas y por ende los mejores rendimientos se localizan a veces a 60 kilómetros del batey.
Como si estuvieran frente a un complicado tablero de ajedrez, Oscar de la Cruz, director de la UEB Atención a Productores, y su equipo de trabajo intentan “mover las piezas”, pero el paisaje prácticamente se mantiene estático: la distancia promedio entre la colonia y el ingenio es de 47 kilómetros e, incluso, a juzgar por el desarrollo perspectivo de algunas áreas alejadas, pudiera incrementarse.
De momento, el desbroce de marabuzales, la recuperación de sistemas de canales abandonados durante años, la inyección de moderna maquinaria con sus respectivos accesorios y la explotación de equipos de riego móviles, junto a la reposición de las cepas y a una mejor atención a las plantaciones viejas han permitido elevar el rendimiento agrícola promedio y hasta han hecho soñar a los azucareros con aquella década de ensueño a la que todo el mundo quisiera regresar.
Muy bien por mi colega Juan Borrego con este artículo, que resalta los resultados del Central espirituano Melanio Hernández en esta contienda azucarera, que marcha bien, a la Vanguardia del país(ahora en el Segundo lugar de la Emulación y la Empresa también en Segundo), donde alude algunas innovaciones e inversiones importantes: como la sustitución del juego de martllos del basculador, las que se han hecho en el área de calderas, primer molino y adquisición de las dos Centrífugas aseas comerciales(automáticas), que se han acometido para revertir los resultados anteriores y para que no queden sin sabores en la actual contienda, resaltando las convicciones presentes en el colectivo que ahora se hacen más evidentes: una mejor organización laboral, más entusiasmo, entrega, compromisos de los trabajadores y trabajadoras que hacen de cada jornada una trinchera de victorias, trabajan sin descanso para cumplir con el deber y con el llamado de la patria.
Tanbién refiere la importante historia del Central Tuinucú, hoy Melanio Hernández, y sus record de producción en sus años de esplendor revolucionario.
Además no deja de hablar de la UEB Atención al Productor Agropecuario Melanio, que se esfuerza por aumentar sus rendimientos cañeros, acercar las áreas al Central, la reposición de las cepas, una mejor atención cultural a las plantaciones, la recuperación de sistemas de canales viejos, entre otras cosas.
Desde cada familia del batey , desde el más pequeño hata el más viejo, las madres tal como Marianas(mujeres presentes en la obra revolucionaria trabajan, o apoyan a sus esposos, hijos, padres, nietos, hermanos en la zafra del pueblo en el Central Melanio llamado anteriormente Tuinucú, del poblado más entusiasta y fiestero de la región y estas feminas no sólo lo hacen en esta efemérides de hoy: Día del Movimiento Milllonario, ni por el Día de la mujer, sino día a día para mantener los resultados de la Empresa en el Segundo Lugar Nacional y para cumplir con la zafra del país.
Pero, hay que seguir avanzando porque hay muchos territorios y centrales que nos siguen los talones y tenemos la convicción seguiremos a la Vanguardia y superaremos el Segundo lugar Nacional que tenemos para lograr el cumplimiento de esta zafra por octava vez consecutiva y con mejores indicadores fabriles que la pasada y como en el Central Uruguay y Derivados, certificaremos nuestras producciones, en total 8 y con nuestro Central Melanio- 9 . Importantes pasos de la Empresa Azucarera Sancti Spíritus que la hacen ubicar en situación más favorable en la provincia y en el país por lo anteriormente expuesto.
Azucareros espirituanos prosigan a la delantera para continuar aportando con el esfuerzo de Mujeres y Hombres en más toneladas para el cumplimiento de la zafra del país.
Es bueno que los diferentes Medios de comunicación Masiva se hagan eco de estos resultados y sean reflejados también en los Nacioanles para hacerlo en nombres de mujeres y hombres y ya no sean heroínas , ni héroes anónimos.
Si no manipulan las pesas en la produccion del azucar, como se hizo durante muchos años està todo bien.
En el pasado tenían las pesas del azucar desaquilibradas y producian 1000 toneladas y las pesas marcaban 1300.
Engaño en gran estilo.
Revicen los datos entre a partir del 1970 hasta el 2006