La presencia de Raúl en Estados Unidos sería ocasión especial para potenciar las relaciones de Cuba con la comunidad internacional.
Presidente cubano Raúl Castro y Barack Obama dialogan en Naciones Unidas (+ Fotos)
Raúl en la ONU: La comunidad internacional podrá contar siempre con la sincera voz de Cuba
Bien lo auguraban muchos observadores aun durante la presencia del Papa Francisco en territorio cubano: el viaje del Presidente Raúl Castro a Estados Unidos para participar en el 70 periodo ordinario de sesiones de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, sería ocasión especial para potenciar las relaciones de Cuba con la comunidad internacional y tendría repercusiones significativas dentro del gran país del norte.
En este sentido, los medios destacaron cada día los acontecimientos que sucedieron y las actividades en que participó la delegación de la isla en la llamada Gran Manzana hasta reseñar el encuentro sostenido por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro en la sede de la ONU, y que sirvió para que ambos intercambiaran puntos de vista en presencia de sus respectivas delegaciones.
De acuerdo con el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, Raúl reiteró a Obama que para que haya relaciones normales entre los dos países “primero tiene que ser eliminado el bloqueo que causa daños y privaciones al pueblo cubano”.
Ello no es más que la reiteración de la idea expuesta durante su medular intervención de la víspera en el plenario de la Asamblea General, donde también se refirió al tema de manera enfática y subrayó la exigencia de que le sea devuelto a Cuba el territorio ilegalmente ocupado de la base aeronaval de Guantánamo y que cesen los programas de subversión dirigidos contra nuestro país.
En este segundo encuentro formal entre ambos dirigentes —el primero fue en Panamá durante la pasada Cumbre de las Américas— Obama se mostró receptivo y de acuerdo con la inviabilidad del bloqueo, cuyo desmontaje su administración ha pedido al Congreso.
Entre tantos acontecimientos sucedidos durante los últimos días en la ONU es difícil precisar cuál resultó el más importante, pues todos, de una forma u otra, lo fueron, pero no cabe duda de que este encuentro con el actual jefe de la superpotencia figura entre los más relevantes. Asimismo, la intervención del mandatario cubano el pasado lunes ante la Asamblea General impactó a los presentes por su coherencia y precisión y por su consecuencia con la línea mantenida por la Revolución cubana de estricta fidelidad a sus principios.
Cuba no ha cedido un ápice en sus reclamos tradicionales, como auguraron algunos cuando se inició el acercamiento con Washington. Allí estuvieron incólumes el apoyo a la República Bolivariana de Venezuela ante los intentos internos y externos de destruirla; a otros países hermanos del continente que también enfrentan presiones e intentos subversivos; a la Argentina en su lucha por la recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur; a los pequeños estados caribeños, para que se les indemnice por los daños que les causó la esclavitud.
Cuba, en voz de Raúl, se oyó alta y clara en el enorme local cuando denunció las guerras de rapiña, la utilización del ciberespacio con fines bélicos, las políticas irresponsables que dañan el medio ambiente, la pobreza, la desigualdad, la injerencia en los asuntos internos de estados soberanos y otras lacras.
En torno a esos y otros graves problemas actuales, el Presidente cubano expresó: “Se niega a la humanidad el derecho a vivir en paz y su derecho al desarrollo. Es en la pobreza y la desigualdad donde deben buscarse las causas de los conflictos generados por el colonialismo y el despojo de las poblaciones autóctonas, primero, y más tarde por el imperialismo y el reparto de esferas de influencia”.
A Nueva York había llegado Raúl con el aval de la exitosa visita del Papa Francisco a Cuba, y la firma en La Habana por el Gobierno de Bogotá y la guerrilla de las FARC-EP de un histórico acuerdo considerado preámbulo de la paz para Colombia.
Su estancia en Estados Unidos estuvo matizada por numerosos contactos con otros jefes de Estado o Gobierno, personalidades norteamericanas, sectores sociales, hombres de negocios, entre otros.
También departió con un grupo de congresistas estadounidenses que apoyan el fin del bloqueo y con representantes de importantes compañías de ese país que quieren establecer vínculos con Cuba.
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