Ese pueblo de Yaguajay, liberado por el Comandante Camilo Cienfuegos en 1958, realizó este domingo 22 de febrero el Día Territorial de la Defensa
Un ejercicio táctico llevado a cabo por la Zona de Defensa de Meneses, en el norteño municipio espirituano de Yaguajay este domingo 22 de febrero, estuvo dirigido a modelar y practicar las formas de enfrentamiento de las fuerzas populares bajo el sistema de guerra de todo el pueblo, a las diferentes formas de manifestarse una guerra no convencional del enemigo contra nuestro país.
Quizá en otras partes del mundo no entiendan que después de que los presidentes de los Estados unidos y de Cuba, respectivamente, acordaron trabajar por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y volver a normalizar las relaciones entre ambas naciones, en esta pequeña isla caribeña continuemos preparándonos para la guerra.
Encontrar esa respuesta es fácil, basta con ir al texto de la nueva estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos de Norteamérica a partir del 2015, donde se expresa el derecho a la utilización unilateral de la fuerza contra otros estados, cuando lo considere necesario para preservar sus intereses hegemónicos a nivel global. No olvidemos tampoco que Cuba aún permanece incluida en la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo, cuando en realidad ha sido víctima de ese flagelo promovido por grupos contrarios a la Revolución que han actuado desde y con apoyo de diferentes gobernantes de esa nación, lo cual le ha costado a Cuba cientos de vidas humanas.
Esa es la razón por la que la comunidad de Meneses, realizó una nueva jornada de preparación bajo la doctrina de guerra de todo el pueblo revolucionario, contra quienes desde dentro o desde fuera pretendan destruir la hermosa obra conquistada a costa de mucho sudor y lágrimas, pero no de impotencia, porque como expresó el líder histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz, en la despedida del duelo a las víctimas de la alevosa voladura de un avión civil en pleno vuelo en cuyo atentado perdieron la vida todos los pasajeros y tripulantes: “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla” y Luis Posada Carriles y sus secuaces lo saben bien.
Valdría la pena que nuestros enemigos percibieran cómo procede el pueblo revolucionario ante el supuesto de acciones provocadoras no violentas y con uso de la violencia, con la rápida neutralización de los supuestos grupos contrarrevolucionarios que se atrevan a intentar volver al pasado oprobioso, como se escenificó hoy en Meneses. Los propios ciudadanos y los grupos de respuesta rápida de los centros de trabajo y los Comités de Defensa de la Revolución que están constituidos cuadra por cuadra, se encargaron de reducirlos a la obediencia, con el posterior apoyo de fuerzas populares y profesionales encargadas de mantener todos los días el orden interior en cada pedazo de suelo cubano.
Durante el ejercicio táctico de la Zona de Defensa de Meneses se fueron sucediendo los episodios hasta llegar a la escenificación del aniquilamiento por una emboscada de las Brigadas de producción y Defensa armadas y pequeñas unidades de las Milicias de Tropas Territoriales, que se habían colocado al acecho de un grupo de insurgentes compuesto por contrarrevolucionarios internos, que pretendía ocupar la comunidad y crear una situación que les permitiera solicitar ayuda armada externa, o lo que es igual, una intervención militar foránea.
Mientras exista el imperialismo, como señaló María Elvira, la presidenta del Consejo de Defensa de la Zona de Meneses, no dejaremos de prepararnos para la defensa de la patria. El Che Guevara lo dijo bien claro: “En el imperialismo no se puede confiar ni tantico así”. El presidente Obama fue también muy esclarecedor, cuando tras de reconocer que la estrategia del bloqueo económico, comercial y financiero y de agresiones directas o el apoyo a la contrarrevolución interna, llevada a cabo durante medio siglo, había sido un fracaso pero no propuso al congreso y al pueblo de los estados Unidos restablecer las relaciones con el gobierno y pueblo cubanos, basadas en la amistad y la solidaridad, sino llevar a cabo un cambio de estrategia para influir más directamente en la población cubana, con mayor prioridad en las jóvenes generaciones, y de esta forma desmontar la Revolución sin derramar una gota de sangre ni destruir la superestructura de la sociedad, como sucede en todas las guerras. ¡Más claro, ni el agua!
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