Pagos a destiempo

Escambray surca los mecanismos que intervienen en el cobro de las producciones agropecuarias, unos de los sinsabores del campo. La demora en el pago de las producciones agropecuarias aflora entre las irregularidades que enturbian el buen funcionamiento de las cooperativas, sobre las cuales descansa el mayor aporte alimentario en Sancti

Escambray surca los mecanismos que intervienen en el cobro de las producciones agropecuarias, unos de los sinsabores del campo.

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La demora en el pago de las producciones agropecuarias enturbia el buen funcionamiento de las cooperativas. (Foto: Vicente Brito)

La demora en el pago de las producciones agropecuarias aflora entre las irregularidades que enturbian el buen funcionamiento de las cooperativas, sobre las cuales descansa el mayor aporte alimentario en Sancti Spíritus.

Aunque en el 2015 exhibe un panorama menos grave comparado con el año precedente, el fenómeno aparece en diversos renglones y genera desánimo, desvío de productos e irrespeto al contrato.

Es tan habitual que ocurran pagos después de las fechas pactadas —hay causas de uno y otro bandos— que ha sido preciso acudir al improductivo sistema de una reunión por municipio y provincia para analizar atrasos financieros que no debieran suceder si cada parte acatara el contrato como la Constitución del campo, no solo a la hora de exigir producción y entrega, sino también para pagar.

La situación no es alarmante, pero existe, y sus consecuencias son todas negativas. A tenor con los elementos recogidos por Escambray puede afirmarse que falta información, entendimiento y previsión entre los eslabones que participan en la cadena; es insuficiente la cultura sobre la contratación y la política crediticia; hay cooperativas rezagadas en la conciliación, empresas acostumbradas a pagar al final del plazo y otras donde “el impago se ha vuelto una tradición”, según define un presidente de cooperativa.

“Cuando al campesino no le pagan en fecha deja de confiar en el Estado, vende hasta productos contratados por fuera porque tiene necesidades diarias en su finca o en su casa; eso provoca evasión fiscal porque no declara el 5 por ciento de la venta, los alimentos no se comercializan por la cooperativa y llegan al pueblo a través de terceros a precios más altos”, manifiesta Alcides Madrigal Álvarez, presidente de la ANAP en Cabaiguán.

LECHE CON PAGO ESTIRADO

Alrededor de la leche prolifera un terremoto en los campos, y es que las propias cooperativas contrataron con la empresa Láctea que después de concluido el mes se proceda a conciliar la producción de todo ese período y, a partir de la fecha del encuentro, la industria dispone de un mes para pagar al productor.

“Sí, el Lácteo paga dentro de ese mes después que concilió, pero casi siempre lo hace en los últimos días y la leche que el guajiro entregó, por ejemplo, en agosto la cobra en octubre, entonces la de los primeros días del ordeño la pagan a los dos meses”, explica Faustino Pérez León, presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Julio Piñeiro, en Cabaiguán.

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La empresa láctea paga la leche, pero en ocasiones hasta con dos meses de atrasos. (Foto: Vicente Brito)

El asesor jurídico de la ANAP espirituana Ramón Carballé, reconoce que hay debilidad por parte de la cooperativa a la hora de hacer la contratación, pues la leche llevaba fijar un día dentro de ese mes conciliado para cobrar y agrega que la base campesina está a la defensiva, no se hacen reclamaciones técnicas y falta cultura sobre los derechos de los productores.

CRITERIOS A PIE DE SURCO

“Tenemos atraso de maíz con Acopio, nos plantean que no tienen dinero y, hasta que Porcino no le pague, no puede pagarnos. Si es una producción planificada, ¿cómo va faltar ese dinero? ¿Qué limita a Acopio a pedir un crédito y evitar atrasar el pago al campesino que es el más sacrificado y perjudicado en esa cadena? ¿Por qué la Empresa de Ganado Menor se pasa tres meses para pagar una compra de animales?”, expresa Eduardo Fumero Delgado, presidente de la CCS Guillermo Moncada, en Yaguajay.

Otra es la mirada que hace Gregni González Pino, económica de la CCS Obdulio Morales, del propio municipio, cuando enuncia que las empresas acopiadoras tienen un mes para pagar; sin embargo, Suministros Agropecuarios solo da 10 días a la cooperativa para que le pague los insumos que allí adquiere.

Luis Rodríguez García, organizador en la CCS Ramón Balboa, expone que el cobro de las producciones es la mayor insatisfacción de los campesinos y subraya que no le ve seriedad a todos los pagos de Acopio. “Cuando hicimos el contrato de maíz nadie dijo que, a partir de octubre, se iba a pagar a menor precio; una variación en medio de la cosecha, sin estar prevista en el contrato”.

Jesús Corrales Sierra, uno de los productores líderes en esa cooperativa cabaiguanense, declara que no puede hacer una buena planificación de las cosechas “porque no sabemos cuándo vamos a cobrar; el día que se le pague rápido al campesino se acaba el merolico y el pueblo va a comer más barato”.

EL TABACO TAPADO SUENA

En un detonante de malestares se ha convertido el atraso del pago del tabaco tapado, luego de que los vegueros y el territorio correspondieron a la petición del país de incrementar el aporte de capas para el torcido de exportación.

Hasta mediados de octubre en la escogida R1D, situada en Santa Lucía y única en la provincia que recibe ese surtido, se reportaba liquidado el pago a 24 de los 47 vegueros de tabaco tapado.

Ante la interrogante: ¿cuál es la causa del atraso?, Célida Pérez Calzada, jefa de Taller, detalla que a la unidad le falta fuerza laboral y entró —para bien de la economía— más tabaco del previsto, de 48 toneladas planificadas se acopiaron 80.

“El proceso es lento, las hojas permanecen un período en la cámara de fermentación antes de transitar, de una en una, por los pasos de clasificado, medición, engavillado y confección del manojo, entonces es que se paga. Una vega de este tipo puede tener más de 300 000 hojas y podemos pasarnos dos semanas con la producción de un solo veguero”, acota Célida Pérez.

¿Conocen los tapaleros —como se identifica a esos productores— las interioridades del proceso? ¿Se preparó la provincia para un incremento de la producción? ¿Se repetirá la anomalía en la actual cosecha donde se aspira a triplicar los niveles de tabaco tapado?

Lo cierto es que los vegueros que aún no han cobrado ese surtido siguen pagando interés por el crédito solicitado al Banco, varios no han podido saldar la deuda ni mucho menos pedir un nuevo préstamo; aun cuando se abrió este año la posibilidad de cobrar un anticipo, solo lo han utilizado seis vegueros, mientras otros prefieren y esperan para cobrar completa dicha producción.

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Jesús Corrales Sierra revela que se estaba preparando para sembrar tabaco tapado, pero ante estos problemas desistió. (Foto: José Luis Camellón)

CRÉDITOS REVOLVENTES

“Le aseguro que con cierre septiembre se pagó todo el maíz de agosto y, hasta el 20 de octubre no se había podido liquidar el de septiembre, tiene cierto atraso, pero el contrato dice que son 30 días de pago. En estos dos meses y medio que llevamos al frente de la empresa no ha salido en ningún municipio un impago por parte de Acopio”, sentencia Clemente Hernández Rojas, director de la Empresa Provincial.

“Acopio pidió un crédito revolvente de 14 millones de pesos para pagar unos dos meses de maíz, pero al no poder Porcino borrar la deuda con nosotros —pues está esperando que le entre el dinero del subsidio que le da el Estado—, la empresa no ha podido revolver ese crédito. Hasta septiembre el precio del maíz era de 280 pesos el quintal, pero por una decisión de país se decidió bajarlo a 250 a partir de octubre, teniendo en cuenta la correlación de precios de los insumos”, argumenta el directivo.

Ante el cambiante e inseguro escenario agrícola, a las bases productivas llegó una alternativa: sacar un crédito de comercialización en su modalidad revolvente, con el objetivo de adelantar el pago al campesino.

Clara Valdés Yanes, subdirectora Comercial del Banco de Crédito y Comercio, precisa que Yaguajay y Cabaiguán son los municipios que despuntan en el uso de ese servicio, estrenado a mediados de año con la producción de maíz.

“Habría que ver qué prefiere el campesino: que le paguen la producción pronto aunque abone una tasa de 0.5 por ciento de interés o que se demore un mes y, a veces más, el cobro de ese dinero. Aclaro que los créditos no tienen límites y los bancarios estamos preparados para que todo lo nuevo tenga rechazo, quizás nos falta divulgar más, explicarlo mejor”.

A nivel de cooperativas los criterios se entrecruzan. En la CCS Juan Darias, de Jarahueca, el productor Roberto González relata que allí el impago era algo crítico y la solución ha sido utilizar ese crédito “porque el campesino no sufre el efecto de la deuda y sigue produciendo”.

Antonio Moya, económico en la misma base, define que, aun cuando está pagando para que le paguen, el crédito revolvente resuelve el problema al campesino, pero no borra el impago a la CCS por parte de la empresa. “Si la cooperativa se pasa de un día en el pago al Estado, enseguida llegan las cartas, las amenazas, las demandas; pero si es al revés, no ocurre nada”.

“La mejor vía sería que las empresas acopiadoras sean las que pidan el crédito y no las cooperativas, lo que pasa que la necesidad ha obligado a acudir a esa alternativa; si se está pidiendo producción al campesino, lo más correcto es que los acopiadores se preparen mejor para recoger y pagar”, manifiesta Yoel Fernández Pérez, económico de la CCS Luis La O, en Meneses.

En la cooperativa Guillermo Moncada, de la misma zona, la asamblea no aprobó acudir a tal mecanismo; igual sucede en la Obdulio Morales, donde al decir de la económica, la mayoría se opuso a solicitar el crédito y alegan que la CCS no es un Banco para estar cobrando un interés al campesino.

No es un caos y las mismas empresas deudoras tienen etapas de normalidad en la ejecución de los pagos, pero tan escabroso y sensible asunto sigue interponiéndose entre el surco y el mercado, a merced de la máxima que promulga la Agricultura: a los productores no se les puede deber.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

Comentario

  1. Si el estado posee el monopolio financiero,imprime la moneda y hace esfuerzo porque el pueblo se alimente mejor,entonces porque no se les paga en tiempo a aquellos que contribuyen con su trabajo a ese empeño?..No veo otra explicacion que desidia o corrupcion o ambos en aquellos que deben pagar

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