Más de una decena de trabajadores afiliados al sector no estatal plantan bandera en playas trinitarias para ofrecer servicios. Sin embargo, en el escenario estival también proliferan ciertas irregularidades
Si el bolsillo lo permite, por estos días en las playas trinitarias usted puede mitigar la sed con piña colada o limonada frapé, comprar algún souvenir y el bebé de la familia tiene la posibilidad de llevarse a casa una foto montado en la ballena inflable que el fotógrafo pasea como una mascota domesticada de un lado a otro de la costa; posibilidades emanadas del sector cuentapropista, que también tiene su espacio en las opciones estivales en distintos puntos del litoral sureño.
Al respecto, Ybrahim del Pozo Placencia, subdirector de Empleo de la Dirección Municipal de Trabajo, explicó que hasta el momento más de 120 afiliados del sector no estatal ofrecen servicios a través de 43 puntos fijos de alimentos (30 localizados en La Boca, dos en Río Caña, ocho en Ancón y tres en María Aguilar), mientras que 31 cuentapropistas prefieren la venta de alimentos ambulatorios y 48 optan por otras actividades como la fotografía o la venta de objetos artesanales.
“Para los establecimientos que expiden comestibles o bebidas, se han extremado las precauciones en aras de evitar la propagación de enfermedades por mala manipulación, así como la contaminación al medio ambiente. Por eso se exige a los propietarios la pintura e higiene de los quioscos, ubicarlos todos a la misma distancia de la costa, disponer de un guacal para la basura y elaborar in situ el alimento ofertado. Ningún cuentapropista está autorizado a vender producciones industriales”, aclara el funcionario.
Mas, pese a las ordenanzas, a la labor de una docena de inspectores distribuidos por las distintas áreas, al refuerzo de la fiscalización los fines de semana, algunos se lanzan a la aventura sin la documentación correspondiente.
Lo afirma Laura Ramírez Pomares, directora de Supervisión integral del Poder Popular. “El mayor problema que enfrentamos es la detección de personas ejerciendo una actividad legalmente autorizada, pero sin la acreditación requerida o la documentación al día. La venta de mamoncillos en la costa y la presencia de transportistas ilegales constituyen las infracciones más frecuentes”, refiere.
Si bien el número de casos no representa cifra alarmante, sería oportuno alertar que las sanciones a aplicar contemplan desde multa de 1 500 pesos —algunas con pagos adicionales—, hasta el decomiso del medio de transporte en caso de reincidencias.
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