En plena etapa primaveral la mayor represa de Cuba acumula poco más del 15 por ciento de su capacidad de embalse
Los aguaceros que días atrás mojaron el desfile por el Primero de Mayo y hasta despertaron los pastizales en los potreros espirituanos no llegaron a la presa Zaza, que en vez de incrementar sus niveles de almacenamiento, en las últimas jornadas reportaba apenas el 16 por ciento de su llamada capacidad de aguas normales.
Fuentes de la Delegación Provincial del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) confirmaron a Granma que las medidas restrictivas que han venido adoptándose con la entrega de agua a los principales clientes de la región no han impedido la disminución considerable del volumen total embalsado en la mayor presa del país.
Tanto es así que de los 180 millones de metros cúbicos que la Zaza acumulaba hace una semana, este domingo quedaban en su vaso alrededor de 169 millones, una de las cifras más bajas de las últimas décadas, que según los expertos pudiera seguir en picada a juzgar por los conservadores pronósticos meteorológicos y la permanente evaporación que provocan las elevadas temperaturas.
Tal realidad se ha convertido en alarma para todos los usuarios de la Zaza —tiene una capacidad de llenado de 1 020 millones de metros cúbicos—, pero especialmente para los arroceros de La Sierpe, responsabilizados con uno de los mayores programas de siembra de los últimos años, y para los acuicultores espirituanos que resguardan en el embalse las mayores reservas de peces de agua dulce del país.
De los tres acuatorios que abastecen poblaciones en esta provincia, dos (Tuinucú y Siguaney) presentan una situación favorable, mientras Lebrije, que se mantuvo durante años en prevención hidrológica, no ha podido recuperar su potencial tras la conclusión de los trabajos constructivos que le devolvieron su máxima seguridad y hoy no supera el 20 % de sus capacidades.
Dada la intensidad de la presente sequía en territorio espirituano, las entregas del líquido se encuentran restringidas desde hace algún tiempo en el embalse Higuanojo, con una valiosa fauna acuícola; en Lebrije, excepto el abasto a la población; en Dignorah y La Felicidad, las últimas tres ubicadas en la cuenca del Jatibonico del Sur.
Especialistas del INRH han llamado la atención, por su parte, sobre el comportamiento de las cuencas subterráneas, la mayoría de las cuales también dan señales de los efectos de la escasez de lluvias, con una tendencia a la disminución de sus niveles, excepto en Sur del Jíbaro y Sudeste de Camagüey, con una situación más compleja en Trinidad.
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