Escambray regresa a los senderos de la tercera edad con nuevas interrogantes sobre el amparo legal
La vejez no toca a las puertas. Ya las abrió de par en par, con un evidente adelanto a las respuestas institucionales para asumirla. Por incómodo que parezca, desconocer esa realidad, como no pocas veces sucede, lejos de ayudar, perjudica. Escambray regresa a los senderos de la tercera edad con nuevas interrogantes sobre el amparo legal, la Cátedra del Adulto Mayor, las políticas estatales y la calidad de los servicios de Geriatría.
Todavía Paulina Vidal mantiene impecable su casa. En el patio hasta recoge los cocos para salvar ausencias del monedero. Cada mediodía llega al comedor El Diamante casi arrastrando los tenis desgastados por el ocaso de 76 años cumplidos, con la zaga de la diabetes, el asma, la hipertensión. Trae las cacharras en la mano y la resignación intacta en la mirada. Silenciosa, sin lamentos.
“La comida aquí está bien cocinada y limpia que es lo más importante, con sus días malos y mejores, como en la casa”, responde sin titubear.
¿Y cómo usted vive?
Como se puede. Tengo un hijo de 40 años impedido físico. Vivo con una chequera de 185 pesos y lo otro es lo que plancho. Mi familia me ayuda a veces. El trabajador social viene, me han puesto asistentes, pero como el niño pesa más de 200 libras se van.
¿Qué ayuda recibe del Estado?
Nos dan gratis los medicamentos y su módulo de encamado. Recojo la comida en el comedor, me sale en 90 pesos, dijeron que iban a darme una chequera para pagarla, pero no ha llegado. También pedí un subsidio porque la carpintería de la casa está mala y el techo se filtra, todavía no lo han aprobado.
Escambray regresa, como deber y gratitud, por los senderos de la vejez con la agenda repleta de interrogantes: ¿las leyes actuales amparan a la ancianidad?, ¿qué ventanas abren la Cátedra del Adulto Mayor y los círculos de abuelos?, ¿qué situación presentan los servicios de Geriatría en el territorio?, ¿cuáles medidas acaba de adoptar el Gobierno para enfrentar el envejecimiento?
LA LEY Y LA TRAMPA
Aunque con su actuar algunos ancianos demeriten la tercera edad, la mayoría de los abuelos necesita protección, reconocimiento, comprensión y afecto. Pero, no pocas veces reciben los portazos imperdonables del abandono, el desprecio, la humillación y hasta la violencia. Recientes estudios advierten que, aun bajo el manto del disimulo, situaciones de esta naturaleza suceden con frecuencia en los hogares cubanos. La Subdirección de Prevención y Asistencia Social en el territorio admitió haber detectado algunos casos de esta naturaleza en familias muy disfuncionales.
En emergencias tan delicadas la vejez precisa auxilio legal. Sin embargo, en la Sala Civil del Tribunal Provincial concuerdan en que las leyes no satisfacen las expectativas sobre este particular: “El Código de Familia que está vigente no contempla especificaciones para la vejez, solo regula la obligación de darle alimento, techo y vestido. Hace unos años se introdujo un proyecto con determinados aspectos para ese segmento, pero no se sabe cuándo lo aprobarán. Los ancianos se encuentran relegados por la pérdida de valores. Es inquietante. En algunos procesos encontramos abusos, se aprovechan de su incapacidad, los engañan. La familia es la principal responsable”, considera la jueza Mirian Blanco.
Pero muchos hijos se lavan las manos, ¿cómo entra entonces la ley?
Cuando un anciano no dispone de solvencia económica puede reclamar a los hijos, aunque nunca lo hace. La ley podría condenarlos a ponerle pensión, alimentarlo y salvaguardar su derecho a permanecer en la casa, pero nada los obliga a tratarlo bien. Si el maltrato es físico y causa lesión las leyes actúan como en cualquier caso. No existe forma de penar el desafecto y la desatención.
A veces herederos inescrupulosos extorsionan o estafan para obtener determinados bienes.
Eso es penal, pero nadie lo denuncia. Los CDR, la FMC, el jefe de Sector deben conocer más la comunidad para poder denunciar. A nadie le gusta meterse en problemas de familia. Tenemos algunos casos que están pidiendo anular donaciones, testamentos porque alguien se aprovechó de la incapacidad de un anciano. Es importante el papel del notario como controlador de la legalidad.
VENTANAS ENTREABIERTAS
El envejecimiento poblacional constituye uno de los mayores logros de la humanidad en tiempos actuales. Sin embargo, muchos no saben llegar a la ancianidad. No pocos especialistas aseguran que hoy falta una cultura al respecto y sugieren crear espacios y alternativas en aras de permitir al anciano asumir una posición activa a partir de su potencial y sabiduría.
“Cuando nos jubilamos nos entregan dos trofeos: la jaba y el nieto, y eso tenemos que atenderlo, pero necesitamos otras cosas también para disfrutar lo que nos queda y volcar las experiencias a la sociedad. Es importante que la familia comprenda que debe respetar nuestro espacio. En la Cátedra del Adulto Mayor se puede aprender a pesar de los años, eleva la calidad de vida. Somos como una familia, nos protegemos y apoyamos”, comenta Norma García, presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor en el municipio cabecera.
Esta mujer, reconocida por su diligencia y apasionamiento en defensa de los territorios de la tercera edad, cuenta sobre la utilidad y las satisfacciones de este proyecto: “Sin embargo, a la Cátedra no se le está dando el calor que necesita”.
¿Perciben prioridad y protección para la Cátedra?
“Ha disminuido la matrícula. Empezamos con la CTC como responsable de incorporar a los jubilados, pero ya no se ocupan de esto. Hace unos años eliminaron el sindicato de jubilados y necesitamos atención. Dimos una vida en el trabajo y cuando nos vamos se olvidan de nosotros, es como si estuviéramos muertos y enterrados. Casi nadie nos da la prioridad y atención que debían darnos. La Universidad y el Gobierno pudieran apoyarnos más. Pasamos trabajo para organizar cualquier actividad. Podría existir un aula de la Cátedra en cada Consejo Popular, pero falta ayuda”.
A esta lamentable realidad se le agrega un ingrediente nada despreciable: la ausencia de proyectos de no pocos ancianos, en particular los del sexo masculino, muchas veces reacios a entrar en la propia Cátedra o en un Círculo de Abuelos. Según la Dirección Provincial de Deportes, hoy unos 540 profesores se vinculan con esta última opción, donde atienden alrededor del 30 por ciento de los ancianos en el territorio porque muchos no se incorporan.
En la Tesis de Diploma sobre las necesidades de los adultos mayores de los Círculos de Abuelos en el Consejo Popular Parque, de Sancti Spíritus, la investigadora Yaniris Valle llama la atención sobre las concepciones machistas que existen acerca de la práctica de ejercicios, al ser visto por muchos como una actividad ridícula; y concluye que entre las satisfacciones aparecen un mejor estado de salud e independencia de los medicamentos, integración social y una vida más placentera; mientras que entre las insatisfacciones mencionan la pobre realización de actividades socioculturales.
ENTRE EL PAPEL Y LA REALIDAD
“La vida de nosotros está difícil por la situación del país, con los bajos niveles de producción y los precios elevadísimos. Tenemos la deuda externa del refrigerador, el pago de la electricidad. Menos mal que los medicamentos son baratos y queda algo por la canasta básica que ayuda. Pero las cosas hay que salir a buscarlas, escasean, es una odisea. Algunos están más apretados, nosotros alquilamos el frente para vender ropa y dulces. Esa es como mi zona franca. Tengo la esperanza de que esto mejore, pero quizás ni lo veo porque eso no es de ahora para mañana”, resume Zenén Velázquez, un jubilado que vive en la espirituana Avenida de los Mártires.
Él y su esposa, mentalmente lúcidos y aún con energía para andar, sacan cuentas todos los días porque 647 pesos parece mucho dinero, pero no lo es para también mantener a una cuñada encamada. El tema económico regresa como un bumerán que pespunta los destinos de la vejez.
Recientemente, una investigación de la Universidad de La Habana abundaba con preocupación en las limitaciones de las estrategias nacionales para enfrentar la ancianidad, así como los conflictos generados para acceder a sus beneficios: la sociedad cubana y el sistema de asistencia y seguridad social no se encuentran preparados, ni desde el punto de vista de la conciencia de los decisores, ni desde el punto de vista logístico para afrontar el impacto del envejecimiento, concluía la socióloga Aimée Gross.
La máxima dirección del país no permanece ajena a esta realidad. Desde hace décadas existen programas priorizados de atención al adulto mayor. Los Lineamientos Económicos y Sociales del Partido y la Revolución plantean la urgencia de brindar particular atención a la implementación de estrategias para enfrentar el envejecimiento.
Según reseñaron medios nacionales de prensa, el pasado octubre el Consejo de Ministros aprobó un grupo de medidas para despejar este complejo panorama, a partir de un prisma multisectorial que incluye desde la aplicación de políticas fiscales y de precios que favorezcan la atención a este segmento, hasta garantizar su protección legal y definir recursos con estos fines.
Mientras estas novedades descienden por el probable largo trecho entre el papel y la cruda realidad, Escambray se detiene en otra arista medular para la vejez, los servicios de Geriatría en el territorio, a partir de las respuestas de su jefa, la doctora Tamara Álvarez.
“En la provincia hoy estamos trabajando 11 geriatras y 10 residentes en formación. Carecemos de instituciones, las que tenemos no son suficientes y no reúnen las condiciones; por ejemplo, el Hospital Geriátrico está ubicado en un pasillo del Hospital Provincial. Muchos necesitan los hogares, los asilos, las Casas de Abuelos y tampoco alcanzan. Llevamos un año y medio sin sala en el hospital, la de nosotros, la 4D, se ha destinado para los casos de enfermedades en alza. Solo mantenemos siete camas en un cubículo de otra sala y así es difícil porque a un cuerpo de guardia llegan muchos ancianos, a veces no hay capacidad para el ingreso, no contamos con camas para hacerles un estudio”.
¿Usted considera que no se prioriza el servicio o que no se comprende su necesidad real por los niveles de ancianidad?
Lo segundo.
¿Y con 11 geriatras se puede dar cobertura a los más de 93 000 ancianos que hoy viven en la provincia?
“Antes existía un equipo multidisciplinario que atendía a los ancianos con riesgos, pero se eliminó porque el médico de la familia es quien debe seguir a esos pacientes. En los municipios más envejecidos van a aumentar las camas para la atención en los hospitales, ya se abrieron en Trinidad y Fomento. Hace unos años quitaron las consultas de los policlínicos, las van a poner de nuevo y vamos a cubrir los territorios donde no existan geriatras.
La vejez no toca a las puertas. Ya las abrió de par en par, con un evidente adelanto a las respuestas institucionales para asumirla. Buena parte de los ancianos hoy no vive entre cojines de espuma ni sirve carne tibia en su plato. Por incómodo que parezca, desconocer esa realidad, como no pocas veces sucede, lejos de ayudar, perjudica. Sensibilizarse y amortiguarla —aun con la desventaja de una convulsión económica sofocante— constituye un deber familiar y estatal para abonar una eterna deuda de gratitud, para despejar el horizonte de ese cristal que nos acompaña hacia un puerto donde todos irremisiblemente desembarcaremos.
Hay dios mio Verdad que somos Incorformes yo vivo aqui en los estados Unidos,y aqui si hay que preocuparse de que si a fin de mes no tienes la cantidad de plata que hay que tener para pagar Una Rentacomo las que se pagan aqui que son xsuverantes y pagar Luz,Agua Seguro de carro, seguro para el doctor y miles de cosas entonces de Verdad dirian conosomos Reyes aqui en Cuba, porque hay que Vivir aqui para saber como es la vida fuera, Alla en Cuba que todo el mundo tienen su propia casa y no pagan nada a ningun banco y si vives Rentado no tienen que pagarles Una xsuverancia de Renta como la que yo pago,ni uba xsuverancia de Luz ni de Agua ni de seguro ni de telefono, por eso aqui viven Tanta’s personas en las calles muriendose de hambre, no se quejen por favor que es muy Rico vivir sin preocuapacion de nada,
Con 185 pesos de retiro hay que preocuparse, ya que con 80 y 185 de retiro no alcanza ni para 4 dias.
El anciano ha trabajado 40 años y su retiro debe alcanzar para vivir dingno.