Que nadie me miente el retiro

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Carta de los lectores

Ana Cecilia Tejera Medina, quien acaba de recibir la Distinción 23 de Agosto otorgada por la FMC, narra sus peripecias para conseguir y mantener el trabajo que es su orgullo: limpiar fosas en su natal Taguasco.

¿Tú te atreves a ayudarme en esto?, me preguntó mi esposo, que manejaba el carro-fosa cuando aquello. Se había queda’o sin ayudante y acababa de pasar un ciclón que dejó to’ inunda’o. Yo trabajaba allí mismo en Comunales como técnica de floricultura, que es lo que estudié. Le dije que sí y estuvimos en eso 10 días, bajo de agua, viento y truenos.

Aquello me gustó y cuando se acabaron las inclemencias del tiempo decidí cambiarme pa’ esa plaza, por escalafón me tocaba a mí, pero no me querían dar el trabajo porque era una mujer. To’ el mundo en mi casa estaba a favor, hasta mis tres hijos; yo lo guapeé y déjeme decirle que no fue fácil, hasta demoró un poco, pero lo logré.

Muchos me criticaban que hubiera deja’o un puesto cómodo pa’ irme a hacer algo feo. Yo les decía: esto es lo que me gusta, tenga los defectos que tenga, voy a hacerlo.

Soy ayudante del carro-fosa, manejar no está entre mis funciones, pero tengo licencia de conducción y a veces lo hago. He hecho muchas amistades, to’ el mundo cuando llego me brinda lo que tiene y vivo encantada. Por mí no hay problemas, en cambio me gusta ayudar a los demás a resolver los suyos.

Nosotros somos la mejor tripulación de la provincia en lo que es limpieza de fosas, así nos lo comunicó mi director el otro día en la asamblea del núcleo del Partido. ¿Por qué? porque no tenemos nunca atrasos, al contrario. Limpiamos 20 fosas diarias, hay algunas domésticas que requieren cinco viajes y centros estatales, como la escuela Félix Varela, que necesitan dos días del mes, 40 viajes.

¿Cuánto gano? A veces con lo que hago por encima llego a 600, 700 pesos; el salario es de 375. Me siento protegida: nos vacunan, nos suministran guantes, botas, overoles, ropas, zapatos, capas pa’ la lluvia. Yo siempre ando bien cubierta y con gorra, me cuido. No, no uso nasobuco, ya estoy adaptada.

Llevo también el control del carro; cuando vamos por los campos tengo que andar con todos los papeles y velar por las firmas. De mi trabajo me gusta todo, desde poner la bomba cuando vamos a cargar y sacarla a la hora de botar, hasta poner la manguera, abrir y cerrar la llave, “mecanear”, manejar…

Leo mucho. Leo todo sobre la historia de mi país, las guerras, me gusta estudiar pa’ saber, pa’ estar prepará’ pa’ cuando cualquier persona habla, dice o pregunta yo poderle contestar.

En mi casa me dedico, como cualquier mujer, a lavar, limpiar, fregar, atender a mis hijos, que son una maravilla, y a mis nietos, ya tengo cinco. Soy muy divertí’a, disfruto la música, bailar. Mi esposo y yo llevamos 33 años de casados, siempre juntos, aunque ya él se retiró y ahora tengo otro compañero de trabajo.

Déjeme decirle que a mí me bajaron del carro unos años atrás, cuando empezó lo del Perfeccionamiento Empresarial, y montaron a un hombre. Yo fui a Sancti Spíritus a reclamar; verdad que me hicieron caso: al otro día me mandaron a buscar y me montaron en el carro otra vez. Usted me ve así, pero yo soy una atreví’a. Cuando hay que ser mujer soy la más femenina de todas, pero si hay que ser hombre, lo soy como el que más.

Tengo cargos en la Federación y en los CDR. ¿Qué si funcionan? Claro que sí, y muy buenas actividades que hacemos. Hay extranjeros que me ven en la Autopista prestando servicio y me dicen que si me voy pa’ lla me pagan bien, pero a mí fuera de Cuba no se me ha perdí’o na’. ¡Ah!, como no sea que me llamen pa’ cumplir una misión en esto que hago. Por cierto, el día del cumpleaños del Comandante en Jefe hizo 20 años que estoy oficialmente en el carro.

Yo estoy feliz y sigo guapeando pa’lante, no quiero que nadie me miente el retiro.